Sólo la tan anunciada conferencia de prensa de un dirigente de la talla de Florentino Pérez, como candidato a presidente en las próximas elecciones del Real Madrid, podía generar tanta expectación y una revolución en el mundo futbolístico que consiguieran tapar, o al menos competir en protagonismo, a los grandes éxitos del mejor equipo del mundo de la actualidad, el Fútbol Club Barcelona.
Es que para el Real Madrid, la cuestión era Florentino Pérez, o la nada misma. El presidente de una de las más grandes constructoras del mundo, Aceros y Dragados (ACS), cuenta con el gran antecedente de haber sido quien, por fin, había logrado emprolijar las cuentas de la siempre inabordable economía blanca, pero no sólo eso: inyectó de glamour a un equipo que llevaba años navegando sin un proyecto sólido.
Cuando Pérez llegó en el 2000, pocos creían en él. Real Madrid venía de ganar nada menos que la Champions League semanas antes en París y vapuleando al Valencia de Héctor Cúper, con un 3-0 inapelable, y eso mismo dio motivos para que el entonces presidente, Lorenzo Sanz, adelantara los comicios pensando en que el resultado de la final europea lo beneficiaría. Sin embargo, para sorpresa de muchos, ocurrió todo lo contrario: el entonces ignoto Pérez, con el anuncio del fichaje de una de las estrellas del momento, el portugués Luis Figo en caso de ganar, se quedaba con el poder debido a la ilusión que generó esta promesa, porque el delantero a contratar provenía del archirival, el Barcelona, y porque los socios castigaron los irregulares movimientos del anterior mandatario. Se había llegado a difundir que Sanz hasta había sacado dinero de la caja del club para apostar a las cartas con su colega del Atlético Madrid, el ahora fallecido Jesús Gil y Gil, también siempre muy cuestionado.
Pero Pérez, al vencer, no se quedó en lo de Figo, que representó a su vez un duro golpe al Barcelona, al pagar enteramente su cláusula de rescisión. Desde ese momento, ya bajo el nuevo mandato, se estableció por primera vez en años, con la dirección deportiva del ex jugador y entrenador argentino Jorge Valdano, una clara política que se llamó de “Zidanes y Pavones” en referencia a que el plantel blanco tendría como prioridades a los jugadores surgidos de las divisiones inferiores o directamente la contratación de los llamados “galácticos”, como comenzó siendo Figo, y luego pasó con Ronaldo, Zidane, Beckham y hasta Cannavaro.
El Real Madrid brilló como nunca y ordenó sus cuentas de manera impensada, hasta llegar a no tener deudas, pero allí comenzaron los problemas de otra índole. Los contactos de Pérez con la clase política y empresaria, pero especialmente con el gobierno español de turno (el de José María Aznar), fue generando un glamour tan particular que muchos concurrían al. Palco del estadio Santiago Bernabeu para cerrar negocios y no para ver partidos.
El proyecto deportivo se fue desdibujando, y Pérez comenzó a pensar sólo en el glamour y lentamente, los fichajes fueron apuntando más a vender camisetas y a obtener beneficios de marketing, que a ganar campeonatos. Se fue por esto un jugador fundamental en el mediocampo, como el francés Claude Makelele (que pasó a llevar sus éxitos al Chelsea de José Mourinho) y en cambio llegaron otros como Beckham y vinieron los tiempos de sequía y por tanto, la renuncia del presidente,
Muchos pensaron que allí, por 2004, volverían los éxitos deportivos con un proyecto que acercara al Real Madrid a su tradición, pero el club jamás encontró solidez en estos años, a los que ahora pueden ser llamados como de transición, con presidentes que no pudieron ejercer con lineamientos claros, y hasta en el último caso, el de Ramón Calderón, su etapa comenzó mal desde el procedimiento mismo de la votación, y terminó peor, cuando como resultado de la escandalosa asamblea de asociados, aparecieron miembros de los ultras y hasta algunos que ni siquiera tenían carnet ni habilitación para votar, lo que motivó la renuncia inmediata del presidente.
Todo esto, aún con dos ligas ganadas en estos últimos años (una con Fabio Capello, in extremis, y la otra, algo más holgada, con Bern Schuster), fue generando que un clamor general pidiera el regreso de Pérez, tan criticado en su momento por haberse ido y haber torcido su proyecto original.
En días de gloria del Barcelona, en Madrid saben ue no hay muchas opciones. Era Pérez o la nada misma. La posibilidad de grandes fichajes, de inyectar un proyecto sólido para que otra vez los jugadores que siempre saca la cantera., no engrosen las filas de otros equipos (como Negredo, Mata, en su momento De la Red, Parejo, Soldado y tantos más), y ya se habla de Kaká, de Ribery, de Cristiano Ronaldo y muchos otros cracks, que todos saben que Florentino Pérez es capaz de concretar.
Es la única forma, tal vez, de tapar tantos éxitos del Barcelona, que terminó de convencer a su rival de este camino, cuando hace tan sólo dos semanas lo destrozó en el mismísimo Santiago Bernabeu con una exhibición de fútbol y un 2-6 para el recuerdo. Tan duro fue este resultado, que pese a haber empatado un solo partido en una rueda entera, y haber ganado todos los demás, nada sirvió para que el entrenador Juande Ramos fuera ratificado en su cargo. Se habla ahora de Manuel Pellegrini (Villarreal) o de Arsene Wenger (Arsenal), ambos ingenieros, y con el mismo perfil de defensa del juego bonito.
Por todo esto, Pérez representa hoy la gran ilusión del madridismo para las próximas elecciones del 14 de junio.
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1 comentario:
Aguante el Aleti
Desde Buenos Aires Argentina
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