martes, 28 de septiembre de 2010

El patrón menos pensado (Jornada)



Parece que el de la selección argentina es el cuento de la buena pipa. Desde que Alfio Basile dejara su cargo de entrenador a fines de 2008 (y tal vez antes, porque su hijo Alfito llegó a referirse en facebook a una movida de piso para sacarlo de su función), no hay día, acaso hora, sin que se produzca algún hecho insólito que tenga relación con este culebrón para quedarse con el poder de uno de los lugares más ambicionados del país.
Hace poco más de un mes, Diego Maradona rechazaba la “oferta” del presidente de la AFA, Julio Grondona, para continuar como entrenador tras el gran fracaso de la selección argentina en el pasado Mundial de Sudáfrica, al considerar, de acuerdo a su ética, que con que le tocaran un solo colaborador, ya debía alejarse por solidaridad con él (algo que Grondona imaginó con éxito, porque este tipo de ardides ya los utilizó para no renovarle a César Luis Menotti en 1982, por ejemplo).
Así fue que el entrenador interino, Sergio Batista, de poco fluída relación con Maradona durante la etapa anterior (el “diez” llegó a entrenarse ante equipos de Tristán Suárez antes que hacerlo con los juveniles del “Checho”, al que no le habló por meses), fue ganándose un lugar a fuerza de buenos resultados y de la armonía que fue construyendo en el plantel, y especialmente en la muy buena relación que mantiene con Lionel Messi, el mejor jugador del mundo, y con el que se consagró campeón olímpico en Pekín durante 2008.
Pero en este aquelarre falta un actor importante, si bien no se sabe mucho cuál es su rol o qué representa en esta obra interminable. Y es el siempre dubitativo Carlos Salvador Bilardo. El doctor, al que se le busca actividad para justificar su desaparición pública durante el Mundial, fue calificado como traidor por el mismo Maradona al que le dio todo el poder en sus años de entrenador de la selección nacional, y el único que fue ratificado en su cargo por el mismo Grondona al que no hace mucho tiempo defenestró cuando aspiraba a sucederlo en la presidemcia de la AFA. Y no es casual entonces que pasaran apenas horas para que confirmara a Batista en su cargo hasta 2014, cuando días antes sostenía casi lo contrario, aunque siempre dejaba entrever que lo suyo era apenas elevar una lista de candidatos para que una comisión de dirigentes de la AFA decidieran (en realidad, con un claro “sí, Julio”). Era una manera de cerrar la puerta a todo lo que tenga que ver con Maradona y tampoco fue casual esta decisión ni el momento para tomarla.
Todo comenzó cuando Maradona volvió a salir de uno de sus tantos encierros, primero para reunirse con el ex presidente Néstor Kirchner (de quien dijo que quedó “preocupado” por su situación fuera de la selección), y luego optó por la operación de prensa de la entrevista en la que sacudir el ambiente, sin dejar títere con cabeza, para que desde la AFA sepan que está “desesperado” por volver al equipo nacional y ahora sí, sin importar si sus colaboradores siguen o no. O sea que un mes después, aquellos “códigos” habían desaparecido en pos de regresar a su máxima ambición a día de hoy.
¿Por qué desde el Gobierno nacional quisieran que Maradona, denostado por el mundo futbolístico y demostrada su incapacidad como director técnico, vuelva a la selección argentina? Tal vez porque queda aún una vasta clase social, el sector más humilde, que sigue perdonando todo a Maradona a partir de las grandes alegrías en México 1986 y en Italia 1990. Justo el sector al que el Gobierno apuesta para el voto de su reelección, y el que menos se detiene en análisis puramente futboleros y no parece ser capaz de soltarle la mano a uno de los máximos ídolos de la historia argentina.
Y por eso mismo, tampoco debe extrañarse que en plena transmisión del “Fútbol Para Todos”, por Canal 7, y en medio de los partidos del Torneo Apertura, el autodenominado “relator del pueblo”, Marcelo Araujo, editorializara sobre la selección argentina para decir que en la AFA clausuraron la puerta para que Maradona pueda regresar, deslindarlo del supuesto “latrocinio” de indumentaria del equipo durante el Mundial, y para dar a entender que los jugadores (los mismos que no abrieron la boca para respaldar a Maradona salvo un Carlos Tévez que luego se desdijo tras hablar con Grondona en Dublin, y un Martín Palermo que le debe una convocatoria al Mundial a sus casi 37 años) son los que mandan por encima del propio Grondona.
Es decir, no casualmente, desde el canal oficial se siguió dos días después, y por otro mecanismo, con la misma operación que dos días antes había comenzado en un canal privado, de TV por cable, en el que Maradona trataba de “patrón” a Grondona y el que decidiría todo lo que pasa en la AFA. Apenas cuarenta y ocho horas después, la editorial de Canal 7 finalizaba diciendo que hay un nuevo patrón “de apellido Messi”.
La jugada, como intento de sutileza, no deja de ser burda. Intenta advertirle a Grondona que se avecina una etapa en la que perderá todo su poder en el manejo de la selección en manos de una supuesta rara maniobra proveniente del entorno del mejor jugador del mundo de la actualidad, al que de paso, se lo enfrenta a Maradona y al “progresismo” y alñ mismo tiempo, se castiga por esto a Batista, de quien Maradona cree que le debe una lealtad que no encuentra lógica. ¿O es que la advertencia a Grondona es muy superior y deja entender, veladamente, que de no abrirle la puerta a Maradona la represalia podría ser el no otorgamiento del canal digital a la AFA con la nueva Ley de Medios? Todo está por verse.
Aún confundiendo el concepto de “patrón” con que a Messi se le de un lugar de privilegio en la nueva etapa de la selección argentina, ¿no es lógico que un equipo gire en torno del mejor jugador del planeta? Si los propios jugadores del Barcelona, la base de la selección española campeona de Europa y del mundo, insisten en que Messi es el mejor jugador del mundo, ¿no sería hora de que el supercrack esté contento, acuda a las convocatorias de Batista con placer y se encuentre muy cómodo con el nuevo entrenador?
Parece que quienes montaron este operativo de prensa tienen corta memoria, como para no recordar tiempos no tan pasados de los años noventa, cuando se anunciaban los indultos a los militares que formaron parte de la nefastra dictadura de los setenta o cuando desde los Torneos sin Competencia se aceptaba que Maradona bajara el pulgar a estrellas con las que no comulgaba o manejaba a voluntad cada grupo, envestido de un poder absoluto.
En cambio, Lionel Messi es sinónimo de ética. Jamás se queja en un campo de juego, llega antes que nadie a los entrenamientos, y su rendimiento en el Barcelona es notable y un deleite para la vista. Sólo le falta jugar tranquilo en la selección y de eso se trata. Lo de llamarlo “patrón” es un disparate más de esta Argentina de la Biblia y el calefón.

1 comentario:

Román dijo...

Todo el respeto y la admiración que se podían tener para el Maradona jugador se pierden cuando se ve y escucha al Maradona persona. Si lo dejan trabajar tranquilo, Batista puede llegar a armar un buen plantel en pos de lograr un equipo sólido que consiga los logros que el fútbol argentino necesita como el aire.