domingo, 18 de agosto de 2013

¿Qué haría el Barça con Cataluña independiente? (Oriente Mediterráneo)



Desde que tomó impulso la posibilidad de que Cataluña se independice de España, proceso profundizado desde que Artur Mas ganara las elecciones de presidente de la Generalitat en sincronía casi total como la llegada de Sandro Rosell como titular del Fútbol Club Barcelona, una de las preguntas que el fútbol no se anima demasiado a plantear en voz alta es qué podría suceder con este poderoso club y su relación con la Liga Española.

Es sabido que el Barcelona desde siempre acompañó, al menos simbólicamente, a la República y contra el franquismo y que a tono con la distancia política que fue estableciendo Cataluña con respecto a España en todos los órdenes, el club siempre se mostró cercano a cualquier decisión de autonomía, camino a la independencia.

Desde las nuevas normativas que van cerrando el círculo hacia los jugadores de cualquier disciplina en el club, para que se expresen en catalán, o los propios comunicados de la entidad en este idioma, hasta las expresiones en cada partido en el Camp Nou, como las manifestaciones de las gradas en cada tiempo cuando llega el minuto 17 con 14 segundos, simbolizando el año 1714, o haciendo sonar “Els Segadors” sólo cuando el Real Madrid viene de visita, o el ondear de banderas catalanas y carteles de “Catalunya is not Spain”, el alineamiento con los nuevos tiempos es más que evidente.

Tanto es así que la selección española nunca juega de local en un templo como el Camp Nou y en cambio éste es escenario de partidos de la selección regional (con lleno total) y el club suele publicitar y hasta ayudar o subsidiar hechos artísticos relacionados con la independencia catalana.

En este contexto, y ante la situación de grave crisis que vive España, con su clase política enteramente cuestionada, los casos de corrupción que involucran cada vez más al presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, y la pérdida de imagen de la Monarquía a partir de distintos hechos negativos que involucran al rey Juan Carlos I, a la princesa Cristina y a su esposo Iñaki Urdangarín, es interesante pensar en un escenario posible para una Liga Española de fútbol sin Cataluña.

Con la independencia de Cataluña consumada o a punto de consumarse, los caminos del Barcelona en fútbol parecen ser tres muy claros: 1) continuar en la Liga Española como club invitado (esto preservaría el interés comercial, a partir de la tradicional rivalidad con el Real Madrid y por la enorme cantidad de simpatizantes que tiene el club catalán en todo el territorio español, al ser un club nacional, ya sea por su rol en la dictadura franquista como, en estos años, por la exportación de su gran fútbol o hasta por un acérrimo anti madridismo), 2) participar en una Liga Catalana en la que sólo tendría como contrincante serio al Espanyol, pero debería confrontar con clubes como Lleida, Nastic o Europa, 3) ser invitado a jugar en la Liga Francesa.

Si bien las tres posibilidades son viables, la opción de la Liga Francesa aparece como la más lógica. Porque de esta forma, el Barcelona jugaría un rol muy parecido al del Mónaco, equipo que no se encuentra dentro del territorio galo, pero que participa como asociado, y que justamente en este momento genera problemas debido a que ante la falta de impuestos en el territorio, dio lugar a que un magnate ruso se haga cargo del club como sociedad anónima y fiche lo que otros no pueden por reglamento (como ha sucedido con Falcao, Moutinho, Toulalan o James Rodriguez, entre otras estrellas).

El Barcelona, en cambio, no tendría este problema de los impuestos, le agregaría jerarquía a un torneo que desde hace tiempo que necesita levantar su nivel con respecto a los de países vecinos, y pasaría a colocar a la Liga Francesa en el centro del mundo, si bien estaría el tema del idioma, la adaptación a otro tipo de público, aunque sumaría a los catalanes franceses entre sus seguidores. Lo ayudaría su situación geográfica, al estar casi pegado al territorio galo.

En cuanto a la Liga Española, uno de los grandes temas que debería solucionar el Barcelona, para irse, es el publicitario. La suma que recibe de un patrocinante como el BBVA o por la televisación de los partidos, a diferencia de la mayoría de las ligas europeas, no es equitativa con respecto al resto de los equipos, con excepción de su gran rival, el Real Madrid, lo que termina influyendo en el devenir de los últimos torneos.

Entre Mediapro, TV3 y Canal Plus, Real Madrid y Barcelona se llevan gran parte de la torta, algo que en Francia debería volver a discutir, sumado al rol que jugarían los medios franceses identificados con sus propios clubes, con medios influyentes como el propio Canal Plus, un diario deportivo como L’Equipe o una revista como France Football.

Tal vez el año de quiebre bien podría ser (aunque suena muy cercano) el 2015, cuando vencen los derechos de TV en la Liga Española, y está por salir una nueva normativa de la Liga de Fútbol profesional (FP) por la que, para ganar competitividad y seriedad ante el mundo, todos los clubes tienen que negociar juntos.

La versión más fuerte es que para ese momento, ni Canal Plus ni Mediapro continuarán, dando lugar al ingreso al mercado de Al Jazzeera TV, lo mismo que ocurriera en Francia, y que diera lugar al famoso escándalo de la posible compra de votos para otorgar a Qatar el Mundial 2022, cuando France Football denunció que Michel Platini cambió su voto a pedido del presidente saliente Nicolás Sarkozy, en una cena en la que también se habló de favorecer, a cambio, el ingreso del canal árabe a la Liga Francesa.

De cualquier modo, no parece fácil el camino a elegir por el Barcelona, y tal vez se trate de dejar fluir y que los hechos decanten solos.

Lo claro es que no parece que las cosas sigan como están, de aquí a poco tiempo más.


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