Por fin hubo fumata blanca y la Comisión
Normacrizadora, que se resume en su presidente Armando Pérez y a lo sumo el
teléfono rojo hacia la Casa Rosada, se decidió por Edgardo Bauza, luego de dar
pasos en falso a cada momento, al punto de que el interventor que no quiere que
se lo llame así llegó a no recordar el apellido del director técnico designado.
El nombramiento de Bauza no parece haber seguido un
camino coherente, siguiendo con la coherencia de lo incoherente que desde hace
ya muchos años, pero especialmente en los dos últimos, que es el lapso desde
que Julio Grondona falleciera.
Pérez, que dejó a los otros tres miembros de la
Comisión en un lugar de nulidad casi absoluta, navegó por aguas turbias en los
siete días hábiles que lleva en el cargo, y es por eso que terminó por reunirse
con una variedad de entrenadores inexplicable desde sus filosofías de juego y
métodos de trabajo.
Poco y nada tienen que ver Ramón Díaz, por dar un
ejemplo, con el propio Bauza, o con Miguel Russo, y menos que menos, estos tres
tienen relación con los que realmente Pérez quería pero que resultaban
complicadísimos por distintas razones: Diego Simeone, Marcelo Bielsa y Jorge
Sampaoli.
En lugar de irlos quitando de la lista, Pérez siguió
agregando nombres, desgastando profundamente la búsqueda de director técnico,
sin jamás decir nada sobre la situación de, último director técnico
albiceleste, Gerardo Martino, quien abandonó el cargo porque los dirigentes le
negaban los jugadores para el equipo olímpico y al día siguiente de su partida,
esos mismos jugadores comenzaron a aparecer.
Si el ilocalizable Bielsa, el preferido de Pérez, se
negaba al cargo por razones éticas (no quiso que lo emparentaran con su
decisión de no aceptar la oferta de la Lazio, y nunca se llevó bien con el
macrismo aunque hayan sondeado desde muy arriba del poder a su hermano, el ex
canciller Rafael), y Simeone consideró que no era su momento por estar muy
compenetrado con el proyecto del Atlético Madrid, en cambio Sampaoli sí intentó
jugarse una patriada que encontró eco en Buenos Aires y aunque la situación
financiera de la AFA es penosa, nunca el obstáculo fue deportivo sino político.
Porque el dinero para pagar la cláusula de rescisión
con el Sevilla siempre estuvo (bastaba, como Pérez había proyectado, con pasar
por Herzogenaurach, sede central de Adidas cerca de Nüremberg, y arreglar el
adelanto de los 34 millones de euros prometidos), máxime cuando ahora se
blanquea cada vez más sobre que a Pérez y la Comisión no les interesa la
situación de los clubes y sus problemas, porque la idea es que entren en una
profunda crisis para luego introducir la salvadora idea de las sociedades
anónimas, un proyecto que Macri persigue desde los años noventa.
El problema fue entonces político: con los
dirigentes de los clubes amenazando con no iniciar los torneos oficiales con ya
tres meses de receso, y sin recibir la paga de los derechos de TV de lo que
queda del Fútbol Para Todos, no parecía potable gastarse, aunque los hubiera,
cerca de siete millones de euros en una rescisión cuando había entrenadores en libertad
de acción.
Tanto es así que el dinero está, que de todos modos,
y aunque en un monto menor, Bauza también tiene que pagar una rescisión de
contrato con el San Pablo, y la Comisión Normacrizadora no dijo que no.
Desde lo futbolístico, la decisión a favor de Bauza
llega luego del descarte de los mejores candidatos (Simeone, Bielsa y
Sampaoli), y cuando ya tampoco coló la idea de alguna mente estrambótica sobre
que se podía tener un entrenador interino (se pensó en Diego Cocca) hasta por
fin resolver para 2017 la situación del director técnico del Sevilla, y tras
haberse mantenido reuniones con casi cada entrenador que aparecía movido por su
interés en dirigir al equipo nacional o que era movido por alguna operación
mediática.
Si Miguel Russo era entronizado por el contacto de
la Comisión con la Conmebol (Carolina Crintiziano, integrante de la misma, es
la esposa del ex jugador de Rosario Central Gonzalo Belloso, y asesora del
organismo sudamericano) y tenía llegada al propio Macri por haber sido campeón
de América con Boca Juniors en 2007,
cuando el ahora presidente argentino estaba por saltar del club a la
jefatura de Gobierno de la Ciudad, Ramón Díaz también tenía buena llegada a
Asunción (sede de la Conmebol), tras haber dirigido recientemente a la
selección paraguaya, y al propio Macri, de quien es amigo y partidario.
Sin embargo, futbolísticamente nada tienen que ver
Russo y Díaz, mientras que Carlos Bianchi se bajó de la carrera al notar que
las fichas ya estaban jugadas, y hasta Ricardo Caruso Lombardi, especialista en
salvar a los equipos del descenso, y quien sostiene que con él Messi sería
suplente o que se perdió la final de la reciente Copa América “porque Messi
jugó”, se jugó unos pininos a convencer al errático Pérez.
Por si faltara poco, tras la información de que
Bauza sería el elegido, varios dirigentes grondonistas, sin voz ni voto luego
del desquicio que generaron en la AFA y que obligaron a la intervención
estatal-Fifaria, ahora amenazan con que una vez que haya elecciones
presidenciales en la entidad, una vez que termine esta etapa el 30 de junio próximo, Bauza deberá renunciar
porque lo consideran “un DT de facto”, no elegido por la supuesta democracia
que ellos concibieron en las últimas cuatro décadas en levantar la mano por
orden de quien manda.
¿Son estas las condiciones de contexto como para que
Messi y compañía regresen a la selección? No parece posible.
¿Qué fútbol le espera a la selección argentina con
Bauza? Al menos si hay algo claro, es el de un regreso al pragmatismo. El propio entrenador se considera un “ecléctico”,
como nos dijo en una larguísima entrevista exclusiva que le hicimos en 2008, el
día previo a la final del Mundial de Clubes en Yokohama (http://sergiol-nimasnimenos.blogspot.com.ar/2008/12/edgardo-bauza-al-manchester-no-le.html)
A diferencia de Gerardo Martino, el entrenador
anterior, más partidario de las largas posesiones de balón y trabajar el
retroceso para no pagar en el adelanto, Bauza es mucho más conservador, dándole
mucho lugar a los dos laterales (Julio Buffarini, ahora en el San Pablo, a su
pedido, parece una fija en las convocatorias), y habrá que ver si con tanto
volante de marca, deja lugar para sumar gente al ataque y no deja muy solo, una
vez más, a Messi como le sucedió anteriormente, de tener que retroceder a
buscar la pelota muy lejos del arco rival, donde no rinde como podría, por no
tener compañía en la elaboración.
De Martino a Bauza, como antes de Sabella a Martino,
y antes de Sergio Batista a Sabella. El fútbol argentino no tiene coherencia
porque sus dirigentes no la tienen. No se le puede pedir peras al olmo.
Es más, Pérez se despidió de la conferencia de
prensa esperando poder llegar “a Francia”, aunque seguramente habrá querido
decir “Rusia”.
¿O será que el reloj de la AFA atrasa y todo vuelve
siempre a comenzar?
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