El fútbol argentino, hoy, gira en torno del dinero.
No por ello esto sea nuevo ni mucho menos. Hace décadas que esto es así, pero
pocas veces, los clubes estuvieron tan necesitados de fondos, contantes y
sonantes, ante el ahogo que viven por su relación espuria con el Estado,
profundizada desde que Mauricio Macri asumió como presidente argentino en
diciembre de 2015.
Estos dos años de post-grondonismo fueron tan
intensos, tan duros, con tantas batallas internas que sufrieron
reacomodamientos varios, que la situación derivó en una AFA ahogada desde el
Estado, con la excusa de que es todo lo que se le puede dar, basada en que fue
la propia institución la que sostiene que tiene una oferta mejor por la vía
privada, y ésta no es otra que la que desde marzo pasado hizo Ted Turner y que
sigue dando vueltas, ahora con más visos de realidad.
Así como el Estado había ofrecido 2500 millones de
pesos por año para continuar con el Fútbol Para Todos cuando por fin las
distintas facciones del fútbol se abrazaron e hicieron las paces tras la
reunión con Turner-AFA TV (cuando Marcelo Tinelli se quedaba con la Superliga y
Hugo Moyano con la AFA residual) para que el Grupo mediático amigo no se
quedara fuera del negocio, y ahora el mismo Estado ofrece 1800 y no se mueve de
ahí, Turner llegó a ofrecer 3000 millones para bajar ahora a 2500, aunque esto
sí parece negociable.
Lo que no se dice es que Macri, en aquel tiempo de
arreglos, prefirió acudir a la FIFA y a la Conmebol para que intervinieran
(solapadamente) la AFA antes de que Tinelli y Moyano (especialmente éste
último) se acercaran al poder del fútbol, y lo único que ocurrió de allí en más
es que el mismo arreglo que iban a tener antes, con Superliga incluída, marcha
hacia el de ahora, con la Comisión Normacrizadora (en la que el Gobierno tiene
voz y voto) y con el mismo grupo Turner de interlocutor.
Macri, quien fue presidente de Boca y antes, en los
noventa, trató de meterse en el negocio desde la compra de sociedades
vinculadas con el fútbol, conoce demasiado bien el paño y nunca participó desde
una posición tan favorable de poder como ahora, y lo está haciendo pesar.
Esto significa, ahogar a los clubes, que no reciben
los fondos, introducir la posibilidad de que se acepten las sociedades
anónimas, y mantener el subsidio a los grupos mediáticos amigos, como ocurre
hasta hoy con el Fútbol Para Todos y aún queda por ver el formato para cuando,
como todo parece indicar, Turner sea el amo y señor del fútbol argentino.
Será interesante comprobar cómo, luego de tanto
discurso moralizador del enviado de la FIFA, Primo Corvaro, la AFA entrega el
fútbol al Grupo Turner, si hay o no licitación de los derechos de TV o si todo
será como siempre, al mejor postor, y sin competencia.
En ese caso, también será interesante observar la
nueva función que cumpliría el Grupo Clarín, alejado del FPT entre 2009 y 2015,
pero ahora subsidiado con el fútbol grande pagando chauchas, cuando Turner se
haga cargo de todo.
La sensación es que para el Grupo Clarín, este
tiempo se parece a 1991, cuando Torneos y Competencias se quedó con los
derechos del fútbol, y con el tiempo, Canal 13, tras esperar su oportunidad
cuando la pelota pasaba por ATC y Telefé, llegó por fin a su seno.
Allí, primero fue plataforma por abierto, y ya luego
se convirtió en un monstruoso soporte nacional desde la TV por cable, ya sea
por el sistema abierto como luego por el PPV, quedándose con canales de todo el
país a partir de la tenencia de los derechos del fútbol hasta establecer un
monopolio.
Hoy, el Grupo Clarín asoma otra vez, al menos hasta
ahora, como soporte y ya no como dueño de derechos, pero con el Gobierno como
aliado y la experiencia anterior, ya todos saben allí que es cuestión de tiempo
y de paciencia, y que mientras tanto, es un gran negocio el del soporte, porque
implica no entrar en ninguna clase de gasto de producción.
En cuanto al dinero (al fin y al cabo, lo que más
interesa a todos en el fútbol), si bien éste no llega aún y puede paralizar el
inicio de la temporada dentro de pocos días y tal vez hasta principios de
setiembre, a pocos les importa la aberración de meses sin que la pelota ruede,
y más aún, por clima, los mejores meses del año.
Mientras la pelota se patea para adelante y se
declara “pour la galerie” que si no aparece no habrá actividad, todos saben que
lo que más conviene es, una vez más, esperar a que se instale Mr Turner,
negociar con él, llegar a un acuerdo, y todos declararán que la “familia del
fútbol” ya está en condiciones de iniciar los campeonatos.
Y todo habrá pasado otra vez.
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