Desde Madrid
A las 19,30 ya
anocheció en Madrid, en pleno invierno, y Juan, un argentino que lleva cerca de
cinco años en la capital española, se da el lujo de desmontar el “chiringuito”
(pequeño carrito) en una de las esquinas del estadio Santiago Bernabeu, en el
señorial Paseo de la Castellana, para irse a su casa.
“Es que hace
frío, y ya tengo casi todo vendido, así que mañana (sábado) volveré con más
bufandas porque por suerte las vendí todas”, le cuenta a Infobae, con una mueca
de satisfacción.
Juan desvela que
aún no hizo el conteo de cuánto dinero recaudó, pero estima que “alrededor de
2000 euros” a razón de 10 euros la bufanda conmemorativa del Superclásico final
de la Copa Libertadores, que a la usanza de los partidos de copas europeas,
está dividida en dos partes, la mitad izquierda con los colores de River Plate,
y la derecha, con los de Boca, que contienen un error importante, porque está
escrito sin la ese final, “Boca Junior”, aunque eso no le trajo problemas,
relata, a la hora de las ventas.
“Esto es por
goteo porque todavía no apareció tanta gente. Van viniendo de a poco, pero por
suerte estos productos salen muy bien, e incluso varias banderas –comenta-.
Calculo que sábado y especialmente domingo, esto se va a recalentar con la
llegada de los argentinos que vengan a último momento desde toda Europa y desde
el país”, presiente Juan.
Del otro del
estadio, sobre la avenida del Padre Damián, y retomando por la otra avenida,
Concha Espina, puede notarse mucha gente que da vueltas y varios autobuses
estacionados en la zona, pero es un espejismo. Se trata de los fanáticos del
Real Madrid de todo el país, y de turistas de todo el mundo, que salen del
Santiago Bernabeu luego de visitar el tour con guías, que recorre las
instalaciones, aprovechando lo que se llama en España el “Puente de la
Constitución”, debido al feriado del miércoles 6 (Día de la Constitución, de
1978) y al del sábado (Día de la Inmaculada Concepción), por lo que mucha gente
ha salido de viaje o desde las distintas provincias, llegó a Madrid de paseo.
Entre el público
que visita el estadio. Este periodista, que fue a buscar su acreditación a la
puerta 55 que da a la avenida Padre Damián, fue abordado por socios del Real
Madrid, ofreciendo entradas, con precios entre los 250 y los 300 euros para
todos los sectores.
Ante la pregunta
sobre por qué la diferencia es tan exigua entre ubicaciones tan distintas, la
respuesta, con cierto halo de misterio, es que se trata de “un partido raro” y
al notar nuestro acento, los ocasionales vendedores cambian radicalmente de
exigentes a demandantes y nos consultan sobre si muchos argentinos llegarán
para el día de la final.
“Es que se ven
muy pocos, aunque sabemos que los chiringuitos de bufandas las han vendido
todas”, indican.
En los
alrededores de los dos hoteles de concentración, a una distancia de dos
estaciones de metro (Begoña, línea 10, el de River, Herrera Oria, línea 9, el
de Boca), se ven muy pocos hinchas. De día, merodean algunos más pero de noche,
acaso por el frío, son muy escasos.
Por el momento,
de las cinco mil entradas que dispone cada club en la Argentina, apenas si la
venta se acercó a la mitad, seguramente por lo caro de los precios entre viaje,
estadía y localidad.
“Nosotros
confiamos en que vendrán muchos más argentinos que viven en Europa que los que
viven en la Argentina”, nos comentan los revendedores de entradas, con evidente
ligazón con el Real Madrid y muy cerca de las taquillas, en la vereda.
En ese momento,
alrededor de las 20, Juan, el argentino del chiringuito de las bufandas, ya
estaba en el metro camino de su casa porque la nueva gran apuesta es el sábado,
con el intento de irse por la noche otra vez sin nada en sus manos, un negocio
impensado.
“Lo que me
alegra es que creo haber sido rápido para reaccionar. Ni bien supe que se
jugaba en Madrid, me fui preparando”, comenta, y guiña un ojo, con una sonrisa
picarona.
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