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Usted
tuvo la posibilidad de enfrentarlo y de compartir equipo con Diego Maradona.
¿Qué recuerda de aquel debut con 15 años ante Talleres de Córdoba, donde usted
jugaba, aquel 20 de octubre de 1976?
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Por
suerte, son más las veces que compartí equipo con él que lo que lo enfrenté.
No
soy muy memorioso de fechas pero a aquel Argentinos Juniors en el que debutó
Diego le tocó enfrentar a un muy armado
Talleres de Córdoba, y que jugaba muy bien al fútbol. Ese partido lo ganamos
nosotros como visitantes 1-0 con un gol de Ángel “Hacha” Ludueña. Nosotros éramos el Barcelona de ese tiempo, y
teníamos muchos jugadores en la selección argentina que dos años más tarde
sería campeona del mundo.
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Ya
se venía hablando de Maradona en los círculos del fútbol. ¿Ustedes lo conocían,
sabían algo de él?
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Al
menos yo, no sabía nada porque nunca fui de prestarle atención a los
comentarios fuera de la cancha ni nada de eso. Sí sé que era muy chico, ¿no?
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Sí,
tenía 15 años, 11 meses y 20 días. Cumplió 16 diez días después de su debut y
era el récord como debutante joven hasta que se lo quitó Sergio Agüero en 2003.
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Bueno…yo
jugué en Primera a los 15 años, en Gimnasia de Jujuy, pero ya sabemos cómo es
esto, que se cuenta nada más que lo de Buenos Aires. Son las reglas de juego.
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Más
bien creo que se cuentan los partidos oficiales de Primera División…
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Puede
ser, sí…recuerdo que César Luis Menotti me decía “lo que usted no diga en
Buenos Aires no sale nunca en la tapa de un diario”, pero hay que ser realista:
yo jugué a un gran nivel, pero claro, en Córdoba.
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La
primera pelota que tocó Diego en su debut fue un túnel a Juan Domingo Patricio
Cabrera.
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Sí,
recuerdo que el “Chacho” (ya fallecido) se reía porque no alcanzó a cerrar las
piernas. El era un cinco de esos que ya no se ven, de corte y juego. Hoy ya los
cinco tienen menos técnica. La única excepción de estos años fue Fernando
Redondo, del tipo de Sergio Busquets, con intuición para quitar, sin pegar
patadas.
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¿Y
comentaron algo de su juego después de ese partido?
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No
recuerdo comentarios, pero llamó la atención. Con esa edad tiraba caños,
paredes…
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Pero
haber jugado junto a Maradona debe haber sido una gran experiencia.
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Sí,
por supuesto, un gran placer. Por eso, siendo yo un número diez disfrutaba
mucho a su lado, y tal vez por eso no entienda lo que dijo Paulo Dybala, acerca
de que es difícil jugar al lado de Lionel Messi. Así como Diego te la devolvía
redondita, Messi también. Por eso me sorprendió lo que dijo Dybala, pero bueno,
es otra mentalidad, distinta a cuando me tocó jugar a mí.
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¿Sigue
los partidos de Messi?
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Me
fascina Messi. Me hice simpatizante del Barcelona por él, por ver lo que juega.
Justo cuando nuestro fútbol va para atrás de una manera que no puedo entender.
La gente aplaude cuando los jugadores se tiran a los pies, cuando los equipos
se meten atrás o cuando expulsan a un jugador del equipo propio. Por eso digo que
me encanta Messi. Yo jugué con Maradona y él fue el número uno por cuatro o
cinco años, pero Messi es número uno desde hace doce años o más. Y eso que
Diego le pegaba a la pelota de una forma increíble y le pegaban duro…hasta con
patadas voladoras. Pero hoy es otro fútbol. En Europa son más leales y acaso
sea por eso que a los jugadores de la Selección les cuesta tanto, porque vienen
de ese fútbol y cuando llegan a Sudamérica deben enfrentarse a las trampas de
acá.
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Usted
pudo compartir con Maradona aquellas giras por Europa cuando deslumbró a todos.
¿Cómo era ver eso de cerca, a veces desde dentro de los campos de juego?
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Diego
era una pinturita, una gacela y verlo jugar a él era maravilloso. Hoy se dice
que son jugadores de play station, pero ojo que antes también lo eran.
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Usted
fue testigo de aquella jugada ante Ray Clemence, en Wembley ante Inglaterra en
aquel amistoso en el que fue apilando gente pero el remate final le salió al
lado del poste y todo el estadio se paró para aplaudir, aunque Maradona dijo
que luego su hermano le reprendió por esa definición y que lo aprendió y lo usó
en el famoso gol ante los ingleses en México 1986…
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Ese
fue un gol maravilloso pero no sé si es posible pensar durante la jugada a esa
velocidad. Tal vez él exageró las cosas. En el fútbol es muy importante ver
antes la jugada y saber pensar las jugadas. También por eso me encanta Messi, y
lo diferencio mucho de Cristiano Ronaldo porque aunque lo quiero en mi equipo,
no puede eludir a tres o cuatro jugadores como Lionel. Cristiano Ronaldo es más
bien rebotero, la empuja al gol, pero lo demás son puro zapatazos y allí sí, la
clava. Creo que hay una diferencia grande de calidad entre los dos.
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Pero
tras una de esas giras, sorprendió que con lo que deslumbró Maradona, Menotti
había afirmado el llegar a Ezeiza que usted estaba “en un nivel superlativo”.
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Es
que yo estaba a gran nivel. Contra Austria, en uno de los goles que marcó
Diego, hice una pared con él desde la mitad de la cancha. Pasaba algo que la
gente no se da cuenta: a mí no me marcaban y a Diego le tiraban un tipo encima
que lo seguía hasta el vestuario, así que yo tenía libertad para moverme y era
el que se ponía el equipo al hombro.
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Usted
también fue testigo del momento en el que le comunicaron a Maradona que se
quedaba afuera del Mundial 1978 y según contó Roberto Saporiti, ayudante de
Menotti en la Selección, Diego marcó 4 goles a los titulares en uno de los
últimos ensayos antes de empezar el torneo.
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Sí,
Diego era fantástico pero en ese tiempo había millones de números diez,
jugadores increíbles. Por eso para mí es tan valorable haber salido campeón
mundial, por la competencia que yo tenía. Ya en la lista éramos cinco posibles
diez, porque aparte de mí estaban Mario Kempes, Norberto Alonso, Julio Villa y
Omar Larrosa, o sea que con Diego habríamos sido seis en veintidós, y se quedó
afuera Ricardo Bochini, entre otros…yo siempre digo que si fuera por lo que se
paga hoy, yo llegaría a mi casa cada día en helicóptero (risas). Pero es
difícil explicarle esto a las nuevas generaciones. Cuando jugaba yo estaban los
mejores jugadores, pero también eran los mejores músicos, los mejores
médicos…otros códigos. Jugábamos en la calle pero para ir, pedíamos permiso
primero. Lo que cuesta entender hoy, tal vez, es que Diego era uno más en el
grupo. No es lo que la gente cree. En ese momento, yo tenía más partidos
internacionales que él y a Menotti le gustaba más lo que jugaba yo.
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¿Era
así?
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Sí,
César me decía “nadie sabe si usted es zurdo o derecho y todos saben que Diego
juega con la zurda”. A mí me quiso el Real Madrid pero yo no quise irme de
Córdoba. De haber jugado en Buenos Aires, mi situación habría sido otra. A lo
que quiero ir es a que antes había muchos que jugaban muy bien al fútbol. Lo
que nos dolió de que Diego se quedara afuera era por su tristeza, porque éramos
compañeros y habíamos compartido muchos momentos con él, pero lo mismo sentimos
por los otros dos muchachos que no pudieron estar en la lista definitiva,
Humberto Bravo y Víctor Bottaniz. Pero puedo decir que a nadie le llamó la
atención, en ese momento, que Diego se quedara afuera del Mundial 78.
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¿Qué
significa ser campeón del mundo, en un país en el que sólo se consiguieron dos
títulos?
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A
esa edad, uno no toma la dimensión de lo que ganó. No valora las cosas igual.
Por ejemplo, yo no fui a la cena de los festejos del título porque preferí ir a
visitar a mi mamá y a mis amigos a Jujuy.
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Siguiendo
con el Mundial 78, ¿cómo es su visión hoy de haber jugado un Mundial en medio
de la gran tragedia que vivía la Argentina?
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Se
dice fácil que debimos actuar de otra manera, pero nosotros jugábamos al
fútbol. Los boliches seguían funcionando, los médicos seguían atendiendo. La
gente no sabe lo que nos costó ganar ese Mundial. Horrores. Cuatro meses
concentrados. Después nos enteramos de esos horrores.
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Volviendo
a aquel partido del debut de Maradona ante Talleres en 1976, usted formó parte
de un equipo que marcó época.
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Nos
venía a ver todo el mundo.
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Se
dice que si Talleres le hubiese ganado aquella final del Nacional 1977 a
Independiente en Córdoba cuando estaba con tres jugadores de más (11 contra 8),
la historia del fútbol argentino habría cambiado.
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No
tenga dudas. Si ganaba Talleres, Amadeo Nucetelli habría sido presidente de la
AFA porque era un adelantado. No se olvide que en un momento, nuestra delantera
era con el Roberto Mosquera, de la selección peruana, Bravo como
centrodelantero, y el brasileño Julio César por la izquierda, pero por algo
pasan las cosas. Aún así, logramos poner a Talleres en los torneos oficiales de
la AFA por aquel famoso decreto 1309, pero lamentablemente, el fútbol cordobés
se cayó, no está en un buen nivel.
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¿Y
sobre la selección argentina de estos años, qué explicación hay de haber estado
tan cerca pero no coronarlo con un título?
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No
tiene explicación. También se necesita un poco de suerte. Hay jugadores
increíblemente cuestionados. Es una pena no haber podido salir campeones porque
eso habría influido positivamente en el fútbol local, porque ser campeones del
mundo influye en todo, incluso en el juego.
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Me
imagino que estará feliz de que Menotti sea ahora el director deportivo de
Selecciones Nacionales.
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Tenía
que haberlo sido desde hace mucho porque es un sabio. También creo que tendrían
que haber consultado con Carlos Bilardo y con Carlos Bianchi. Ahora lo veo
cansado a César.
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¿A
qué se dedica ahora, Valencia?
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Trabajo
como subdirector de Deportes de la Municipalidad de Córdoba. El director es
otro ex jugador, Emilio Nicolás Commisso.
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