A partir de esta
semana, Real Madrid, Barcelona y Atlético Madrid comenzarán su largo y sinuoso
camino en el intento por reconquistar el más preciado título europeo, el de la
Champions League, después de un largo reinado que terminó en la pasada
temporada en manos de los clubes ingleses, más específicamente del gran
Liverpool de Jürgen Klopp, en una final completamente británica ante el
Tottenham en el estadio Wanda Metropolitano de Madrid.
Para poder
aspirar a recuperar el trono, los tres más fuertes equipos españoles deberán
atravesar muchos obstáculos pero, en especial, necesitarán mejorar tras haber
aprendido las lecciones que les dejaron en la temporada pasada. El Barcelona
estuvo siempre cerca de la final, tanto en 2018 como en 2019, pero tras una
amplia diferencia sacada en la ida en el Camp Nou, no logró mantenerla en la
revancha y le suelen pesar demasiado esos partidos.
Si en 2018 no le
alcanzó el 4-1 de la ida para caer en los cuartos de final por 3-0 en el
Olímpico de Roma ante un rival no tan fuerte, que luego sucumbió enseguida, el
factor psicológico influyó para volver a tropezar en Anfield tras un inmerecido
3-0 en la ida del Camp Nou ante el Liverpool en semifinales, cuando los
ingleses fueron superiores pero fallaron en la definición y casi se van con una
derrota más abultada, aunque bastó que marcaran pronto un tanto en su casa para
que los blaugranas se desmoronaran por completo y acabaran regalando la serie.
Como bien dijo
Lionel Messi días después, esa noche ante el Liverpool en Anfield el Barcelona
se dejó ganar, no opuso resistencia y sorprendió que le volviera a ocurrir lo
mismo que en Roma, aunque más aún, que la comisión directiva haya mantenido en
su cargo al entrenador Ernesto Valverde tras dos sonados fracasos, lo que
supone un apoyo total a su gestión desde el vestuario.
Este Barcelona,
que arrancó de modo irregular la temporada aunque sin haber contado nunca con
Messi, lesionado en el sóleo derecho, todavía está en formación. Con la
decepción de no haber podido contar con Neymar, y con Antoine Griezmann en
extraña relación con los capitanes luego de haberse decidido por continuar en
el Atlético en 2018 cuando todos se jugaron por su llegada en aquel momento, el
equipo todavía no se aceitó.
La salida de
Philippe Coutinho al Bayern Munich y la llegada de un talento como el holandés
Frenkie De Jong, cambiaron las condiciones de un mediocampo con demasiadas
fichas y un interrogante sobre cómo se van a distribuir De Jong y Sergio
Busquets, en lo que parece ser un solo un lugar para ambos, mientras que habrá
que ver cómo encaja Valverde las piezas del ataque, ahora con Griezmann y con
la rutilante aparición del jovencito Asu Fati, de Guinea Bissau, con apenas 16
años.
En el grupo del
Barcelona aparecen un renovado Inter, dirigido ahora por Antonio Conte, y el
siempre complicado Borussia Dortmund aunque todo indica que serán alemanes e
italianos los que deberían pelear por la segunda plaza para los octavos de
final.
Por el lado del
Real Madrid, el regreso de Zinedine Zidane, con el que esta plantilla ganó
tantos títulos, como entrenador a fines de la temporada pasada, no cambió tanto
el sistema de juego como sí la salida del portugués Cristiano Ronaldo a la
Juventus. Desde entonces, los blancos son una especie de león hervíboro. Llega,
insinúa, se acerca a las porterías rivales, pero concreta poco en comparación a
los años anteriores y ese pasó a ser otro punto de preocupación.
Más suelto ahora
Karim Benzema, sin necesidad de tener que jugar para Cristiano Ronaldo, el
francés aparece en todo su esplendor en el ataque, pero es una incógnita cómo
se acoplará el gran fichaje de la temporada, el belga Eden Hazard, porque en el
resto de los casos, se trata de jugadores que pueden ser buenos refuerzos desde
una segunda línea (Eder Militao, Luka Jovic, Ferland Mendy), pero no parecen
decisivos como para cambiar el once inicial original, tras un año para el
olvido, muy desmotivante en todos los frentes. Acaso el regreso de James
Rodríguez pueda aportarle más a la zona de creación y quedaría por ver si por
fin Vinicius Junior puede explotar, porque más garantía sigue dando el galés
Gareth Bale, quien estuvo a punto de irse por la incomprensión que siempre
sufrió en Madrid pese a su contrastada calidad.
El más duro
rival que tendrá el Real Madrid será el poderoso aunque siempre dubitativo PSG,
que con tantas figuras y una descomunal inversión, siempre se ha quedado en el
camino por remontadas increíbles cuando parecía que tenía cerradas las series,
pero no hay amenazas para los dos desde los otros equipos, como Galatasaray
(ahora con el colombiano Radamel Falcao en el ataque) y mucho menos el Brujas
belga.
Esta Champions,
en cambio, puede ser fundamental para el Atlético Madrid. Las expectativas
están en lo más alto para el equipo que dirige desde 2011 Diego Simeone porque
aunque al final de la temporada pasada parecía que se acababa un ciclo con la
salida de prácticamente toda la defensa (el estandarte Diego Godín, Lucas
Hernández, Juanfran y Filipe Luis), sumados a Rodri (al Manchester City) y a
Griezmann, el club logró dar vuelta la
idea con grandes contrataciones, aunque especialmente la del portugués Joao Félix
y se transformó no sólo en gran candidato a ganar la Liga Española sino también
a avanzar en la Champions superando el trago amargo de la temporada pasada,
cuando la Juventus de Cristiano Ronaldo le remontó en Turín en octavos de
final.
El Atlético –que
varias veces estuvo cerca de ganar la Champions pero nunca lo consiguió-
volverá a verse las caras con su anterior verdugo, la Juventus, pero todo en un
clima más distendido como parece ser el de este grupo, que comparten ambos con
el Bayer Leverkusen y el Lokomotiv Moscú. Ni italianos ni españoles deberían
tener mayores problemas para pasar a octavos de final, aunque tal vez lo
importante pase a ser el orden en la tabla, para decidir la condición de local
en la fase siguiente.
Finalmente, el
Valencia tiene la peor parte de los cuatro equipos españoles, no sólo porque le
ha tocado el grupo más parejo, junto al Chelsea, el Ajax y el Lillie, sino más
bien por sus propios problemas sin revolver, a partir de la injustificada
decisión de prescindir de su entrenador Marcelino García Toral justo antes de
comenzar la temporada, después de haber
conseguido ganar la Copa del Rey nada menos que en una final ante el Barcelona
en Sevilla, de haber regresado a la Champions y de haber llegado hasta las
semifinales de la Europa League, cuando se encontró con un poderoso Arsenal.
García Toral fue
reemplazado por Albert Celades, quien pese a contar con una rica plantilla, dio
con un equipo desmoronado en lo anímico, y no parece ser este el mejor grupo
para atravesar en estas condiciones. El Ajax, aún habiendo perdido a sus dos
mejores jugadores (Matthijs De Ligt y Frenkie De Jong) es un equipo que sabe lo
que hace con el balón y ahora cuenta con una plantilla más numerosa para
eventuales rotaciones, mientras que el Chelsea se ha renovado totalmente y pese
a la salida de su estrella, Hazard, su nuevo entrenador e ídolo del club, Frank
Lampard, ha preferido, con acierto, darle espacio a sus jóvenes, como Tammy
Abraham, Mason Mount y Callum Hudson Odoi, en tanto que el Lille es siempre un
equipo molesto. Por todo esto, las perspectivas para el Valencia son mucho más
complicadas que para sus equipos compatriotas.
¿Podrán los
clubes españoles retomar la senda del éxito tras el dominio inglés de 2018/19?
Sin dudas, el Siglo XXI fue espectacular hasta ahora para los ibéricos, al
punto que de 18 torneos de Champions, se han quedado con la mitad de ellas
(cinco el Real Madrid y cuatro el Barcelona), pero las cosas han cambiado y en
la pasada temporada, las dos finales europeas fueron entre británicos
(Liverpool-Tottenham en la Champions, Chelsea-Arsenal en la Europa League).
El tiempo dirá.
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