Dos grandes
partidos, entre tres animadores habituales de estos últimos años de la Copa
Libertadores y el cuarto, que realizó una enorme inversión con jugadores de
peso internacional, abrirán mañana la semifinal del mayor torneo continental de
Sudamérica, que clasifica al campeón al Mundial de Clubes de diciembre en
Qatar. Se trata de River-Boca, el gran clásico argentino que ya fue la final
del año pasado, con un escándalo que hizo que se disputara la revancha en
Madrid, y Gremio (otro semifinalista de 2018) ante Flamengo, ambos de Brasil.
A River y Boca
les llegó demasiado pronto la posibilidad de volver a enfrentarse cara a cara
en una instancia muy decisiva, la semifinal de la Copa Libertadores, aunque los
hinchas riverplatenses sostienen que aunque le tocara clasificarse a Boca,
nunca será como ganar una final como la que ganaron en Madrid (3-1) en 2018, y
para Boca representa una oportunidad de eliminar por tercera vez a su clásico
rival en las tres veces que habrán jugado en esta instancia (las anteriores en
2000 y 2004).
River, que tardó
27 años en ganar su primera Copa desde que comenzó a jugarse en 1960 y que sólo
había conseguido dos hasta 2015, desde ese año hasta ahora logró otras dos
(2015 y 2018), además de una Copa Sudamericana (equivalente a la Europa League)
en 2014, además de tres Recopas Sudamericanas (2015, 2016 y 2019), en un
brillante ciclo internacional desde que a mediados de 2014, Marcelo Gallardo,
un ex jugador del club, se hiciera cargo del plantel, si bien tiene como deuda
no haber ganado, por ahora, ningún torneo local (sí, en cambio, dos Copas
Argentinas).
Al revés de
River, Boca ha prevalecido en los torneos locales durante el Siglo XXI, y de
hecho, ha ganado tres de los últimos cuatro torneos argentinos anuales, y
lidera el actual, pero no pudo cristalizar esos logros en el plano
internacional aunque fue protagonista de muchas Copas Libertadores, siendo
finalista en 2012 y 2018, y semifinalista en 2016 y en la actual.
Los dos equipos,
River y Boca, son muy fuertes aunque no son parecidos en su juego. River tiene
una clara identidad desde 2014, aunque ha cambiado prácticamente a todos sus
jugadores desde aquel momento, pero Gallardo (elegido entre los mejores
entrenadores en la fiesta de la FIFA de The Best en Milán) siempre eligió la
buena técnica y una enorme presión desde el medio hacia adelante, y más allá de
estrellas más conocidas como el volante Enzo Pérez (mundialista en 2014 y
2018), o el defensor central Javier Pinola (ídolo en el Nüremberg alemán), o
los veteranos y muy fuertes delanteros Lucas Pratto e Ignacio Scocco, cuenta
con un mediocampista como Ignacio González, acaso el mejor jugador argentino de
la actualidad en torneos locales, y promisorios valores juveniles como el
volante Exequiel Palacios, o el lateral Gonzalo Montiel.
Boca, en cambio,
es un equipo mucho más conservador y fuerte en lo defensivo, al punto de que en
la actual temporada 2019/20 jugó trece partidos y recibió dos goles, uno de los
cuales se lo marcaron al portero suplente. El titular, Esteban Andrada (también
en la selección argentina), marcó varios récords locales por haber estado horas
sin recibir un gol, aunque parte del mérito también es de sus defensores.
El entrenador de
Boca es el experimentado Gustavo Alfaro, que prefirió primero armar bien la
estructura defensiva para luego pensar en variantes de ataque y por ejemplo ya
enfrentó a River en el estadio Monumental, el mismo de mañana martes a las
21,30 (2,30 de la mañana del miércoles de Polonia), por la Superliga local y
resistió un 0-0 ante 75 mil hinchas de River (a causa de la violencia no se
permiten hinchas del equipo visitante) aunque se cuestionó mucho la ética de no
haber pasado casi nunca la mitad de la cancha para bloquear el juego
adversario.
En este caso, en
Copa Libertadores, tal como en la UEFA Champions League, el gol de visitante
vale doble por lo que no parece tan claro que a Boca le convenga empatar 0-0 en
la ida, porque en la vuelta del martes 22 de octubre, como local, si recibe un
gol estaría obligado a marcar dos.
Este partido
está envuelto en toda clase de polémicas. Los dos clubes (especialmente Boca)
desconfían de la dirigencia de la Conmebol tras los sucesos ocurridos en la
final de 2018, que insólitamente fue derivada a Madrid, al estadio Santiago
Bernabeu.
Muchos creen que
el árbitro brasileño designado para este partido, Raphael Claus, no tiene la
suficiente templanza para un partido de este calibre, pero en Brasil, el
periodismo sostiene que es el mejor para esta ocasión.
El miércoles a
las 21,30 (Brasil y Argentina tienen la misma hora) se completará la ida de las
semifinales con el partido que jugarán en el estadio Mineirao de Porto Alegre
Gremio, el local, y Flamengo de Río de Janeiro.
Gremio, campeón
de América en 2017, fue eliminado por River en semifinales en otro partido
polémico tras que los brasileños ganaran la ida en Buenos Aires 0-1, ganaban
1-0 hasta casi el final en su casa, pero en tres minutos, River empató y luego
dio vuelta el resultado con un muy dudoso penal que el árbitro dio a instancias
del VAR y luego de que ni los jugadores del club argentino reclamaran una mano
de un defensor brasileño.
Gremio es un
equipo muy fuerte, de mucho carácter, que ya ganó tres veces en su historia la
Copa (1983, 1995 y 2017), incluso en el Mundial de Clubes perdió la final de
2017 ante Real Madrid apenas por 1-0 por un libre directo de Cristiano Ronaldo,
y que cuenta con un entrenador muy estrechamente ligado al club como el ex
internacional de la selección brasileña Renato Portaluppi, quien ganó como
jugador el torneo en 1983 y como DT, en 2017, y también ganó la Recopa
Sudamericana en 2018.
Los “Tricolores”
de Porto Alegre (una región conocida como “gaucha”, es decir, con costumbres
muy cercanas a las argentinas o uruguayas), cuentan además con el que fue
considerado mejor jugador de la reciente Copa América, el extremo Everton,
capaz de desequilibrar en cualquier partido con sus regates y sus goles.
Enfrente, Gremio
tendrá a un Flamengo sin tanta tradición copera (sólo la ha ganado una vez, en
1981, cuando contaba en sus filas con Zico o Junior), pero que parece decidido
a todo en esta oportunidad, y por eso su dirigencia hizo enormes contrataciones
para conformar una plantilla riquísima, con jugadores de experiencia
internacional como el portero Diego Alves (ex Valencia), los laterales Rafinha
(ex Bayern Munich) y Filipe Luis (ex Atlético Madrid), y cuenta con delanteros
como el colombiano Orlando Berrío, Bruno Henrique, y Gabriel Barbosa,
“Gabigol”, de mucho peso. Y volantes creativos como Diego Ribas (ex Wolfsburgo
y Atlético Madrid) y el uruguayo Giorgian De Arrascaeta.
Todo indica que
deberían ser los dos, partidos muy cerrados y con los marcadores abiertos para
las revanchas de los días 22 y 23 de octubre, pero por suerte, se trata de
fútbol y por eso, impredecible.
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