- - ¿Qué recuerdos
tiene usted de aquel partido en el que Boca fue campeón en el Monumental hace
cincuenta años?
- - Parece mentira,
qué viejos estamos (risas)
- - Aunque usted se
mantiene muy bien.
- - Sí, por el
tiempo que pasó, debo reconocer que sí, por suerte. En aquel tiempo se jugaba
por dos puntos para el ganador y justo se dio así que nos tocara ante River,
que estaba segundo, en la última fecha del Nacional, y aunque hice dos goles,
ellos reaccionaron y nos empataron, pero pudimos resistir.
- - Fueron
veintitrés minutos dramáticos hasta que el partido terminó.
- - Es que ellos
también se jugaban mucho, pero nosotros teníamos un gran equipo, con mucha
técnica y jugadores de muy buen pie. Boca siempre se había caracterizado en su
historia por tener equipos de garra, de lucha, pero cuando vino Di Stéfano le
agregó el juego. Y nos venía a ver mucha gente que no era hincha de Boca, porque
le gustaba cómo jugaba el equipo.
- - Siendo Boca, no
parece muy normal eso…
- - Lo que ocurre es
que hacía pocos meses que la selección argentina había quedado eliminada del
Mundial de México 1970 ante Perú y la gente estaba ávida de ver buen fútbol y
nosotros lo teníamos. Creo que también es por eso que la platea de River nos
aplaudió en la vuelta olímpica, porque reconocieron nuestro juego, más allá de
todo.
- - ¿Cómo vivieron
ustedes los días previos?
- - En ese momento,
el jugador estaba todo el día con el fútbol y uno lo vivía a pleno. Y después
de los partidos, también por mucho tiempo. Una anécdota es que la noche
anterior yo soñé que convertía un gol y lo grité en voz alta, mientras dormía.
- - ¿Cómo fue el
festejo del campeonato?
- - Fue una locura,
de las mayores alegrías que viví como jugador. Cuando terminó el partido fuimos
desde el Monumental a dar otra vuelta olímpica a la Bombonera con nuestra gente
pero íbamos por las calles a paso de hombre. Era imposible llegar.
- - Usted se había
perdido un gol increíble en el Superclásico anterior en el Monumental ante
Amadeo Carrizo.
- - Fue el día de
los tristes episodios de la Puerta 12, en 1968, pero no fue como dicen. Ese
día, Carrizo atajó todo, pero en una oportunidad, quedé solo ante él, la pelota
picó y yo se la quise colocar por encima, de emboquillada, y él, que estaba
fuera del área, hizo mano. Pero muchos se tomaron de un medio deportivo que
escribió que Carrizo me quiso engañar diciéndome “dámela pibe, que estás en
offside” y yo se la entregué. Eso no fue así y si me dijo eso, yo no lo escuché
y a esa velocidad, no parece posible tanto diálogo.
- - Usted era una de
las estrellas de ese equipo de Boca y casi se va a jugar al Cosmos de Nueva
York, con Pelé.
- - Sí, pero antes,
ya pelé quiso llevarme al Santos. Para mí eso era un sueño. Ir a jugar con Pelé
y que me quisiera en su equipo, pero es una de mis grandes amarguras como
jugador porque en ese momento, Boca sólo me vendía el pase para que fuera libre
y pedía una fortuna. Al año siguiente, me vendieron por menos al Palmeiras.
- - En ese tiempo,
Boca salía campeón muy seguido y nunca fue vencido tantas veces seguidas por
River. ¿Qué cree que sucede ahora?
- - Creo que se
tienen que dar uno o dos resultados a favor. A Boca llegan muchos extranjeros o
gente que hace poco que está y creo que falta el conocimiento de lo que es el
Mundo Boca. Hay muy pocos referentes, acaso solamente lo es Carlos Tévez. Son
rachas, como River la tuvo con 18 años sin salir campeón.
- - ¿Cuál es la
diferencia a favor de River hoy?
- - Que tiene un
director técnico surgido de las divisiones inferiores, que sabe lo que es el
club y Boca trae siempre DT de afuera, que necesitan tiempo para adaptarse, y
con ideas diferentes de juego.
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