Carlos Bianchi había arreglado con Boca Juniors que cobraría como manager 1.750.000 dólares anuales y en una actitud absolutamente infrecuente en el fútbol argentino, decidió proponer al club que esta paga se le redujera a la mitad.
Para quienes han podido seguir la trayectoria de Bianchi en el fútbol, esto de ninguna manera es una casualidad. Muy por el contrario: Bianchi ha tenido siempre la mayor honestidad que se conozca en el medio y en gran parte, sus éxitos tienen directa relación con esto.
No sólo fue honesto siempre, sino que ha intentado parecerlo hasta el extremo. En este período en Boca, sabiendo que su amigo Carlos Ischia navegaba en la invertidumbre como entrenador, hizo colocar a propósito en el contrato como manager una cláusula para no poder asumir inmediatamente después de Ischia, como para que en este sistema salvaje que nos rodea al menos quede claro que de ninguna forma arribaba al club para reemplazar o siquiera en pensar en reemplazar a su amigo (aunque los medios quisieran enfrentarlos una y otra vez, como cuando trataron de leer entrelíneas cuando en su anterior conferencia de prensa buscaron resquebrajamientos en sus frases sobre la duración del contrato de su amigo como DT). Es más: muchos dieron por supuesto que Bianchi aceptaría suplantar, al final, a Carlos Ischia (quien hasta le abrió la puerta el viernes pasado, afirmando que a él no le molestaría), y otros, más perspicaces, pero siempre mal pensados, llevaron todo a un interinato de Abel Alves, a fin de que Bianchi no tuviera que reemplazar a Ischia en forma directa. Pero Bianchi tampoco aceptó.
Pero no todo termina allí: también están los que ligaron a Bianchi con la actividadde su hijo Mauro, representante de jugadores. Bianchi, para que no se piense lo que no corresponde, hizo colocar en el contrato que ante cada pase de jugadores, siempre debe haber algún dirigente de Boca presente, y en lo posible rotatorio, que no sea siempre el mismo. Como para que haya un testigo de los hechos.
El gran tema de la Argentina sigue siendo, en este caso en el fútbol y aplicado a Bianchi, si tienen lugar los honestos. Si es posible que alguna vez alguien que trata de proceder siempre con corrección, tiene posibilidades de quedar limpio alguna vez. Si esta es una sociedad preparada para aceptar a los correctos.
Nos viene a la mente aquella actitud de Chacho Alvarez de su renuncia al gobierno de la Alianza, cuando para muchos debió quedarse y no abandonar el barco, y para otros, de quedarse, hubiera estado enlodado con los demás y hubiera sido cómplice. ¿Qué hacer, entonces?
Bianchi hace lo que le dicta su conciencia y al menos, para nosotros merece el máximo respeto humano y profesional y no sólo eso, sino que se nos terminan de aclarar muchas cosas.
Por ejemplo, el por qué Bianchi, con todo lo que ganó, y con sus actitudes que son aún mejores que todos los títulos conseguidos, no haya sido jamás el DT de la selección argentina (algo que en el mundo futbolístico se observa con asombro), o que se haya ido dos veces de Boca, en tiempos de Mauricio Macri, dando sendos portazos sumados a una recordada conferencia de prensa en la que se levantó y se fue, dejando sólo al ex presidente y actual jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, cuando éste lo presionaba por la renovación de su contrato en 2001.
También, su manera de conducirse ante conflictos como el que ocurrió en Boca entre Estévez y Barijho, o el no haber llevado al japonés Takahara a la Copa Intercontinental ante el Bayern Munich en 2001.
Lo que quedó claro esta vez en Boca, por si hacía falta, es que bajándose el ingreso a la mitad, Bianchi tiene todo el respaldo para que muchas de las estrellas entiendan ahora que también ellos deben aceptar que los tiempos económicos han cambiado, y que el ejemplo (ojalá se tomara desde otros ámbitos) vino desde arriba, como correspondería, aunque ya no se lo practique.
Por eso Bianchi es uno de los entrenadores más exitosos de la historia del fútbol argentino, pero mucho más que eso, un ejemplo de ética y honestidad.
El colega y amigo Octavio Palazzo había escrito hace días en este mismo blog que Bianchi se iría de Boca y no estuvo para nada lejos. Bianchi pensó en irse y hasta lo dijo (posterior al artículo de Octavio) pero resolvió quedarse al ser aceptado su rotundo discurso.
Hoy Bianchi considera que debe ser manager. Ha ganado mucho como DT y en ese cargo está su amigo. E hizo todo para que quede claro que esto es lo que piensa hoy y que no traicionará a Ischia. Y lo bien que hace.
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