La historia en el fútbol tiende a repetirse. No por nada los títulos del mundo se lo han repartido sólo siete países (y dos de ellos, Francia e Inglaterra, una sola vez cada uno) y Brasil, que se acaba de consagrar campeón de la Copa Confederaciones en Sudáfrica, repite por terceravez, y la segunda consecutiva.
Cuando nos referíamos a la selección española, mencionábamos que los grandes sacan chapa de tales en aquellos partidos difíciles en los que la camiseta pesa a favor, a partir de una historia que impulsa a estos equipos a conseguir los objetivos buscados. Y Brasil demostró, en esta difícil final ante los Estados Unidos, un seleccionado que creció mucho por la enorme inversión en el "soccer" pero también en la fuerte mentalidad ganadora de los yanquis en todos los órdenes, que es un grande en el fútbol y que tiene una tradición, una historia, y especialmente, los mejores jugadoresdel mundo en muchas posiciones.
Lamentamos que nuevamente se haya barrido con la ilusión de aquellos que durante el primer tiempo se entusiasmaron con el kilometraje recorrido por los abnegados jugadores estadounidenses, pero reiteramos una vez más, por enésima vez, que al fútbol se juega con una pelota, y que correr es sólo un aspecto más, un agregado que muchas veces no aporta demasiado a este juego. Y cuando comenzó el segundo tiempo, y Brasil se vio en la necesidad de revertir el resultado adverso de 0-2, se olvidó de los tacticismos de Dunga, su entrenador, y se dedicó a jugar como sabe, a partir de la excelencia de Kaká, Robinho, sus laterales Maicon y Daniel Alves, el emuje de Lucio y el olfato goleador de Luis Fabiano. Y la historia fue la de casi siempre: el "scratch" se terminó quedando con la Copa Confederaciones y festejó al final. Una vez más, la pelotita se impuso al kilometraje de los superatletas. Porque esto es fútbol. No hay nada que hacer y cada día que pasa aparece un nuevo ejemplo de lo mismo.
Hablando de fotos, una triste: el fallecimiento de un gran reportero, Gerardo Horowicz, "El Zoilo". Hemos sigo compañeros por muy poco tiempo en la revista "El Gráfico" hace más de dos décadas, pero hemos compartido viajes, concentraciones, entrenamientos, partidos, cafés. Y recordamos especialmente aquella foto que tanto le costó sacar una semana antes de comenzar el Mundial de México 1986 en la concentración argentina en el predio de Las Aguilas del América en México DF. Estábamos a su lado cuando El Zoilo despotricaba para que Diego Maradona y Daniel Passarella se tocaran, sonrieran, enemistados como ya estaban, para la tapa de "El Gráfico", ambos con el típico sombrero mexicano. No fue posible ni siquiera que se rozaran los dos cracks, pero la portada apareció con muy buena calidad. El Zoilo transpiraba la camiseta, se encargaba de indicar a los protagonistas cómo debían posar, para dónde debían moverse y a partir de ahora quedará un espacio vacío, y una cámara con dueño irreemplazable.
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1 comentario:
MUY BUENAS, SERGIO!!! LA DE BRASIL, IMPECABLE MANIFIESTO DE POSICIONAMIENTO FUTBOLERO!!!
cuando Brasil tiene ganas, todos los demás jugamos por el segundo puesto!!!!! coincido con vos en todo!!
Octavio Palazzo
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