Nunca más acertada esta necesidad de regreso a la presidencia del Real Madrid de Florentino Pérez. El magnate de Aceros y Dragados (ACS), una de las más importantes constructoras de Europa, volvió al club blanco de la forma en que lo había soñado hace cinco años, cuando abandonó intempestivamente el cargo ante el triste desenlace de su enorme proyecto de “Zidanes y Pavones”. Este comenzó en el 2000, cuando se impuso sorpresivamente en las elecciones contra el oficialismo de Lorenzo Sanz, a semanas de que el equipo ganara la octava Champions League en París ante el Valencia.
En aquel momento, Pérez se impuso prometiendo el fichaje del portugués Luis Figo, que significaba al mismo tiempo sacárselo al Barcelona, el eterno rival. Sucede que en el fútbol español, existe la llamada “cláusula de rescisión” por la que todo jugador tiene una cotización oficial y si se arregla con él, un nuevo club puede ficharlo depositando la cláusula en la sede de la Federación. Este hecho, sumado al desorden institucional del club pese al buen resultado deportivo, generó un cambio de rumbo y con él, un nuevo paradigma. En poco tiempo el Real Madrid apareció saneado, sin deudas a partir del llamado “pelotazo” de la ciudad deportiva, cuyos terrenos fueron recalificados y vendidos para la construcción de inmensas torres, y fueron contratados los mejores jugadores del mundo, uno por temporada, que fueron llamados “galácticos” (Zinedine Zidane, Ronaldo, Beckham, Michael Owen, entre ellos). Los “Pavones” se reverenciaban en Francisco Pavón, el zaguero central que se había afianzado como titular y que provenía de las divisiones inferiores. El modelo era claro: en el Real Madrid sólo podían jugar aquellos que se destacarían mucho en la cantera, o jugadores con lustre como para vestir esta gloriosa camiseta.
Fueron años de lujos adentro y afuera de la cancha. Muchos empresarios y dirigentes políticos se vanagloriaron de visitar domingo por medio el estadio Santiago Bernabeu sólo para hacer negocios en el palco, de espaldas al césped. Mientras tanto, el equipo ganaba ligas y obtenía la novena Champions en 2002 con una impresionante volea de Zidane ante el Bayern Leverkussen.
Pero lenta y progresivamente, Pérez comenzó a creer que el Real Madrid podía manejarse como una empresa e instruyó a su director deportivo, Jorge Valdano, a que echara a su exitoso entrenador, Vicente Del Boque (el mismo que conduce ahora a una selección española que continúa con su invicto de 33 partidos, a dos del récord histórico mundial), para buscar “algo distinto” y más acorde al glamour, para lo que se contrató al portugués Carlos Queirós, y a que se le diera vía libre al excelente volante de contención francés Claude Makelele, quien terminó por ser la base de un victorioso Chelsea con José Mourinho en el banco de suplentes. El motivo de la salida de Makelele no era otro que su falta de carisma para vender camisetas.
El Real Madrid entró entonces en una dinámica negativa, no volvió a ganar un solo título desde 2003, y Pérez optó por la retirada, generando una conmoción y una desorientación total en los “merengues”, que fueron cambiando de presidentes en crisis hasta que en 2009, Ramón Calderón debió renunciar cuando una investigación periodística del diario deportivo “Marca” determinó que en una asamblea de socios habían participado muchos que no lo eran, (incluso con carnet del Atlético Madrid) para apoyar al presidente) y que entre otros se encontraba “Nanín”, personaje sindicado como rey de la noche madrileña, y quien había tenido a su cargo la organización de los votos espurios.
Fue el gran momento para Pérez: el Barcelona tricampeón de la temporada, brillando con su fútbol de grandes estrellas, muchas llegadas desde la mismísima cantera, y el Real Madrid sumido en una tremenda crisis, desde lo institucional hasta lo deportivo, aún con un segundo puesto en Liga luego de una notable persecución a los campeones hasta caer estrepitosamente por 2-6 en el Bernabeu.
Fue allí que Pérez no tuvo contra. Tanto, que ni siquiera tuvieron que celebrarse elecciones para su asunción como nuevo presidente y su regreso con gloria. Es más: Pérez ni siquiera iba a presentarse como candidato, pero fue tal el clamor, lo tuvo tan fácil, que se dio cuenta de que era “ahora o nunca” para imponer nuevamente su modelo de los “Zidanes” aunque ya ni él ni su otra vez director deportivo, Valdano, hablan más de “Pavones”.
El Real Madrid lleva gastados ya cerca de doscientos millones de euros en los fichajes de Cristiano Ronaldo, Kaká y el entrenador chileno Manuel Pellegrini, y amenaza con seguir hasta hacer lo propio con un delantero centro (David Villa es el que más opciones tiene, pero podría ser el francés Karim Benzema), otro delantero de punta y al menos un lateral derecho (Maicon, del Inter, es el que tiene más opciones).
Muchos se preguntan de dónde obtiene tanto dinero el Real Madrid cuando en España hay cuatro millones de personas sin trabajo y falta absoluta de crédito bancario. Tal vez pagos adelantados de derechos de TV, tal vez la especial llegada al Banco Santander y a Cajamadrid por parte de Pérez, o la facilidad para amortizar estos fichajes desde el merchandaising.
Lo cierto es que el Real Madrid cree que desde el dinero y los fichajes rimbombantes, podrá acortar el camino de brillantez y éxitos deportivos del Barcelona, que lo ha calificado de “prepotente y con cierto tufillo imperialista” desde su presidente Joan Laporta. ¿Podrá?.
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