Quedan cuatro días para un partido crucial para el seleccionado argentino: nada menos que enfrentar a Brasil a sólo cuatro enfrentamientos del final de la clasificación para el Mundial en el grupo sudamericano y la incertidumbre no cesa. Es cierto que el entrenador albiceleste, Diego Maradona, se encontró con algunas malas noticias, como las lesiones de Martín Demichelis y de Jonás Gutiérrez, puntales en su esquema táctico. Pero es llamativo, cuanto menos, no sólo el tipo de convocatorias realizadas en cuanto a algunos nombres, como también los movimientos que van apareciendo en cuanto a cómo se perfila la alineación final.
Más allá de algunos nombres propios de larga trayectoria, como los casos de Martín Palermo y Rolando Schiavi, quienes acumulan importantes éxitos en partidos de equipos ante similares brasileños, no queda claro que ambos hayan sido citados a tan pocas horas de tan importante compromiso. La sensación que se tiene desde la distancia que nos permite escribir esta columna, es que el novel entrenador, que no gusta de trabajar por las mañanas porque le encanta dormir, se deja llevar demasiado por ciertos micrófonos de periodistas formadores de opinión, que no casualmente vienen sugiriendo estos apellidos desde hace meses. Aún así, y a sabiendas de que el técnico no tiene muchas voces a las que escuchar con seriedad en su entorno, es llamativo que con la cantidad de delanteros de buen presente que ya formaban parte del plantel argentino, aparezca ahora Palermo si no es porque el veterano delantero de Boca representa el perfil opuesto de su compañero de equipo Juan Román Riquelme, enfrentado públicamente con el "diez", al punto de que éste no ha podido regresar siquiera a su palco en la Bombonera. El hecho de convocar a Palermo, entonces, de salir bien la experiencia (si los hados y los vientos juegan a favor) podría acercar otra vez al ex ídolo a la hinchada que lo sostuvo durante toda su carrera y le dio cobijo. La convocatoria de Schiavi, en cambio, suena extraña por la escasa cantidad de días que restan para un compromiso tan importante y cuando, se supone, el llamado al defensor central de Vélez Sársfield, Sebastián Domínguez, sonaba a lógico por haber jugado éste en el fútbol brasileño y actuar ahora al lado de Nicolás Otamendi en el equipo que ganó el último Torneo Clausura. Desde ya que también Schiavi jugó en el Gremio de Brasil y acaba de ganar la Copa Libertadores reforzando a Estudiantes de La Plata, y desde este lugar, que también integre el seleccionado es inobjetable, pero nos preguntamos dónde quedan entonces Nicolás Burdisso (ahora en la Roma) o el propio Gabriel Heinze (quien acaba de pasar del Real Madrid al Olympique de Marsella). No parece muy claro lo que ocurre con los defensores, porque aquellos que eran suplentes en oportunidades anteriores pero formaban parte delos planteles, no cuentan ahora como prioridad para Maradona aún cuando los titulares se lesionaron.
Si así ocurre con los defensores, ¿qué pueden pensar Lisandro López, autor de cuatro tantos para el Olympique de Lyon en una semana, o Diego Milito, factótum del triunfo del Inter nada menos que por 4-0 al Milan en la liga italiana, por la presencia intempestiva de Palermo?
Pero todo esto que señalamos del seleccionado argentino aún queda más en evidencia si tomamos lo que ocurre con el tradicional rival y su propia alineación por parte del entrenador Dunga, con el que ya ganó la Copa América 2007 y la Copa Confederaciones 2009, sumado a que lidera el grupo sudamericano y jugará en Rosario con la tranquilidad de no depender del resultado. Brasil no parece tener demasiada dificultad con sus principales jugadores. A lo sumo Adriano puede generar alguna duda por el buen momento de Luis Fabiano, a quien normalmente acompaña Robinho, mientras que en el resto de las líneas se observan pocas variaciones.
El otro tema pasa por los esquemas. Sin dudas, el equipo argentino necesita ganar, pero el esquema básico pasa por un 4-4-2 que no parece lo mejor para un partido como éste. Seguimos sin entender el "doble cinco" que durante un tiempo protagonizaron Mascjerano y Gago y que ahora éste último sería reemplazado por Verón, porque queda un jugador menos para el ataque, salvo que Zanetti pase al medio como volante derecho y que Maxi Rodríguez quede liberado como un puntero más, mientras que la lógica indica que Dátolo ocuparía por la izquierda el lugar del lesionado Gutiérrez. Es cierto que siempre es bueno manejar tantas variantes como las que tiene Maradona, con Messi como indudable titular, pero no vaya a ser que se termine transformando en un problema el hecho de que el técnico tenga a su disposición a tantos delanteros de punta y tan diferentes. A esta altura, tampoco se entiende por qué no está convocado Bergessio, quien con sus buenos rendimientos había encontrado un hueco y resulta que ahora Palermo es llamado antes que el ex delantero sanlorencista, una prueba más de que las convocatorias de Maradona no siempre obedecen a una razón lógica. Pero no se puede pretender que quien le dice a Ortega que con tres buenos partidos será convocado e insiste en no darle una oportunidad a Gonzalo Higuaín, tenga el suficiente equilibrio como para establecer una coherencia en el manejo de un seleccionado tan importante.
Tampoco parece que muchos, con responsabilidad dirigencial, se den cuenta de lo que se está jugando en los próximos dos partidos, ante Brasil y Paraguay. Pero ya es tarde para muchas especulaciones y el "verde césped" es el que dará el veredicto. Un césped, por cierto, rosarino por obra y gracia de una queja por el estado del Monumental que sonó más a excusa y a folklore que a las necesidades de una selección con tanta historia como la argentina.
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1 comentario:
Si nos guiamos por la prensa nacional parece que llegamos al partido como los mejores del mundo. Patética la cobertura del periodismo deportivo tratando de inventar esa idea de que Brasil esta aterrorizada por el partido. Ya nos ganaron las últimas dos Copas Américas, la final de la Confederaciones y nos goleó en el debut de Basile como DT pero igual somos mejores que ellos. No aprendemos más...
Saludos Sergio!
Miguel
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