En tan sólo dos partidos, y en apenas cuatro días, Diego Maradona se puede llegar a jugar una imagen construída durante más de tres décadas, desde que brillara como futbolista y se convirtiera en uno de los mejores jugadores de todos los tiempos.
Maradona es el entrenador de la selección argentina, que para increduilidad de los aficionados al fútbol de todo el mundo, cuenta con chances de no clasificarse al próximo Mundial de Sudáfrica si se suceden algunos resultados, o inclusive si el propio equipo argentino no logra sacar muchos puntos ante Perú como local y ante Uruguay, como visitante, en el cierre de las eliminatorias.
La selección argentina se encuentra en este momento en el quinto puesto de la clasificación en el grupo sudamericano de diez equipos, de los que los primeros cuatro lograrán el pasaje directo al Mundial, y el quinto, precisamente, será el que deba jugar dos partidos de repesca ante el que resulte cuarto de los seis participantes en el torneo final de la zona de Norte y Centroamérica (Concacaf), que se calcula que estaría entre Honduras y Costa Rica.
Para los argentinos, en muchos casos fanáticos del fútbol, el hecho de que sobre dieciocho fechas de la Eliminatoria, a sólo dos para el final el equipo deba sufrir tanto para clasificarse al Mundial, toma ribetes de incredulidad, y no confían mucho en Maradona en su rol de entrenador, sino en que al final, la calidad técnica y la personalidad de los jugadores, sumados a otros factores, como la importancia que la federación argentina (AFA) tiene en el contexto de la Confederación Sudamericana (Conmebol), contribuyan a obtener resultados positivos.
Muchos aficionados argentinos desconfiaban de Maradona como entrenador desde su misma designación, cuando la mayoría de las encuestas colocaban en ese lugar aCarlos Bianchi, cuatro veces campeón de la Copa Libertadores de América (tres con Boca Juniors y una con Vélez Sársfield) y tres veces campeón intercontinental en Japón (dos con Boca y una con Vélez), pero la mala relación de Bianchi con el presidente de la AFA, Grondona, generaron un cambio de dirección.
Grondona consideró, cuando Alfio Basile renunciara en 2008 al cargo de entrenador por la mediocre campaña del seleccionado en los primeros partidos de las Eliminatorias, que era el momento de convocar a Maradona, que se venía quejando de no tener una chance pese a tanta experiencia en la selección argentina como jugador, y pese a que apenas un año y medio antes, se encontraba internado en un psiquiátrico.
Maradona debutó con buenos resultados en sendos amistosos en Europa ante Escocia y Francia, y todo pareció que podía generar una buen sinergia con los aficionados, periodistas y jugadores, pero eso lentamente se fue derrumbando cuando volvieron los compromisos oficiales, y el equipo argentino no encontró una línea de juego, se basó puramente en la motivación que transmitía el ex astro del fútbol en cuanto a compromiso por la camiseta albiceleste, pero los resultados no fueron positivos.
A su vez, aparecieron algunos elementos que fueron generando distancia en la gente y en los propios jugadores, que no veían avances tácticos en el equipo, así como impensadas derrotas, especialmente ante Bolivia en la altura de la ciudad de La Paz (6-1), y luego ante Ecuador en Quito (2-0), que algunos triunfos como local (4-0 a Venezuela y 1-0 a Colombia) no alcanzaron a emparejar.
Esos resultados generaron que en la anterior serie de dos partidos, ante Brasil y Paraguay, la selección argentina tuviese que jugarse mucho de su chance para ir al Mundial, y el hecho de no haber podido conseguir ningún punto, alteró los ánimos y las conductas y se derrumbó el proyecto original.
En estos días, en los que la selección argentina juega sus últimos cruciales seis puntos, aparece la sombra de su única eliminación en torneos clasificatorios, ante Perú en 1969, que le impidió llegar al Mundial de México 1970, y Maradona juega sus últimascartas como entrenador. Una eliminación, y hasta posiblemente el hecho de tener que jugar una repesca, sería el final de su ciclo, y el cambio final de su imagen ante la afición.
Hoy mismo, y sin dar nombres propios, Maradona da a entender a los medios que su ex entrenador en el Mundial de México 1986 y actual secretario general de Selecciones Nacionales, Carlos Bilardo, quiere quedarse con su puesto, mientras que cambia permanentemente de jugadores convocados y deja de lado a otros que eran llamados de manera permanente, sin entenderse ninguna de las medidas.
Ante Perú, en el primero de los dos partidos, jugarán como titulares Rolando Schiavi, Emiliano Insúa, Gonzalo Higuaín, Enzo Pérez y Pablo Aimar, en lo que en todos los casos serán debuts oficiales con la camiseta argentina, cuando las Eliminatorias se terminan, en lo que puede ser el mayor indicio del desorden que reina en el equipo de Maradona.
También la fortuna jugará su papel. Ecuador recibe a Uruguay en Quito, y si empataran, aunque Argentina gane y quede sobre ambos a un solo partido del final, debe viajar a Montevideo para enfrentar a Uruguay, que tiene mejor diferencia de gol. El equipo uruguayo, entonces, podría encontrarse con la histórica oportunidad de que venciendo por cualquier resultado, dejaría atrás a su vecino argentino, y esto podría aprovecharlo Ecuador, que si venciera a Chile también obtendría su pase al Mundial, y los de Maradona quedarían fuera de todo.
Los argentinos, por estas horas, hacen cuentas con la calculadora, pero pocos pasan los nervios de Maradona. Si alguien se juega mucho de su imagen en el fútbol, es precisamente él mismo.
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