sábado, 19 de septiembre de 2009

Maradona y la paradoja argentina

¿En qué estará pensando Diego Maradona en el spa italiano y sin sus aritos, secuestrados por el fisco? ¿En qué estará pensando Alejandro Mancuso, luego de que junto a Miguel Lemme fuera ninguneado por el presidente de la AFA, Julio Grondona, a las tres de la madrugada posterior al partido que por la noche, el seleccionado argentino había perdido 1-0 ante Paraguay, complicándose como pocas veces una clasificación para el Mundial que organizó a su medida, como ocurre junto a Brasil desde que para Francia 1998 la eliminatoria se juega con el sistema de "todos contra todos"? ¿Tienen, al menos, un Plan B? difícil, porque no parece que tuvieran siquiera un Plan A, entonces es mucho más difícil tener uno B.
Sinceramente, con la mano en el cuore, ame o no a Maradona, que algún lector de este blog me confiese si realmente creía que Maradona podía sacar adelante al seleccionado argentino desde lo táctico, lo estratégico, lo metodológico, lo conceptual.
Podrá haber sido el mejor jugador de todos los tiempos (este periodista hasta tiene un libro sobre el protagonista, escrito en 1996, por lo que no necesita decir ahora nada sobre el particular), pero jamás esto significa que alguien pueda manejar un grupo de jugadores selectos, cotizados, requeridos en todo el mundo, por el hecho de ser alguien reconocido mundialmente, y no siempre por el juego sino por actitudes, bravatas y frases mediáticas.
Pero Maradona no cae así porque sí. Llega a un puesto como éste, a meses de haber estado internado en un psiquiátrico, porque hay alguien que le dio la oportunidad, y porque hay muchos que lo aman de tal manera que están dispuestos a perdonarle todo, y hasta a comprar competencia en quien no la tiene.
Y esto tiene más que ver con la idiosincracia argentina que con el propio Maradona (argento si los hay) o la AFA. Porque Maradona se transformó en un sentimiento, como desde hace décadas es el peronismo. Una forma de hacer política que cuesta una enormidad explicar a un extranjero que nos pregunte. ¿Qué es el peronismo? ¿Es de izquierdas o de derechas? ya casi no importa, es un anacronismo. El peronismo tiene la extraña capacidad de adaptarse a cada momento histórico desde su nacimiento (1945) porque justamente, no tiene ideología alguna. Es un sentimiento y se lo vota porque antes lo votaban padres, tíos, abuelos, bisabuelos. Es decir, pasa por lo afectivo. Y con Maradona ocurre lo mismo. Pasa por el corazón, como cuando la hinchada de Boca grita "hay que alentar a Maradó, porque a Diego yo lo quiero porque yo soy un bostero" y sanseacabó.
Si a esto le sumamos que la Argentina jamás toleró ni dio el lugar que le corresponde a quienes logran destacarse por los eternos celos y miradas de desconfianza de los que no logran ese cometido (no por nada San Martín, Gardel, Borges, el Che Guevara, murieron en el exilio y no fueron muy queridos ni Fangio ni Piazzolla, entre otros), menos que menos un entrenador serio como Carlos Bianchi, cuatro veces campeón de América y tres, intercontinental, podía acceder a entrenar al equipo argentino. Algo que también es difícil de explicarle a un extranjero futbolero, que no sólo nos pregunta por el "Virrey" sino cómo "el diez" llegó a ocupar este cargo sin experiencia previa, apenas meses después de su convalescencia, y conocida su tendencia al fácil desequilibrio. Ya no hablemos de sistemas, de cómo en un alto nivel como el de un Argentina-Brasil, un jugador de más de 1,90 metro como Luisao pueda cabecear absolutamente solo, sin marca, o que a pocos minutos del final del partido ante Paraguay, Fernando Gago le preguntara cerca de la línea decal al técnico "cómo nos paramos atrás" debido a que había que salir a buscar el empate y con un jugador menos por expulsión de Verón, y por toda respuesta escuchó un "vos andá y jugá, carajo". Tampoco hablemos de las convocatorias de jugadores que debutan a los 36 años, o que se caen luego de una década de estar presentes, o de los no convocados por razones personales (Higuaín, Zárate, Cambiasso, Pinola, Zabaleta), los que están peleados (Riquelme) o los cambios de caballo en medio del río (hace dos meses, la base del equipo para el Mundial estaba y ahora nadie tiene asegurado su puesto).
A un año de la "gestión Maradona", ya no es que la selección argentina corre el serio riesgo de quedar quinta y jugar un repechaje, sino de quedar sexta y ni siquiera poder jugarlo, cosa que podría ocurrir si por ejemplo, Ecuador y Uruguay empataran en Quito, porque si bien ganándole a Perú, Argentina los pasaría, luego tiene que ir a Montevideo y perdiendo aunque sea por un gol, Uruguay quedará arriba por diferencia de goles, y Ecuador dependería de sí mismo.
Apenas a un año de que Maradona se hiciera cargo del equipo, ya ni siquiera hay una selección estable. Se desarticuló todo, y muchos jugadores ya desconfían del técnico, de sus ayudantes, de Grondona y del sistema y tienen miedo de quemarse, y tienen absoluta razón.
Si su ex compañero y amigo Jorge Valdano sostiene desde Madrid que Maradona no está capacitado para dirigir al seleccionado, será tildado de traidor o poco menos, mientras se jura venganza a una prensa que apenas si osa criticar lo mínimo, dispuesta a festejarle cualquier chiste o exageración que aparezca.
Es una paradoja eterna argentina: mucho territorio, todos los climas, pocos habitantes, productor de alimentos que al finalizar la Segunda Guerra Mundial podía abastecer a todos... y fracasó. No es distinto el presente futbolístico: los mejores jugadores, incluso hoy el mejor jugador del mundo en sus filas (Messi), pero no rinden, y el propio Messi es insultado y hasta se desconfía de él, en vez de pensar "qué es lo que pasa en la selección argentina y no pasa en el Barcelona, para que Messi no rinda". Más fácil es caerle al exitoso en el exterior, como siempre, porque para ello no hace falta pensar, esforzarse, bucear en las causas reales, mientras seguimos amando a Maradona y el periodismo falso-progre sigue hablando en impersonal ("se juega mal", "no se está encontrando el equipo") para no atacar a la leyenda viviente, que no hila una frase coherente ni de casualidad.
Y una vez más, esta vez en el fútbol, Argentina se encargará de seguir cumpliendo con su eterna paradoja: porque lo tiene todo, no hará nada e irá camino al fracaso, aún cuando para alguna mente extraviada, parece que estamos condenados al éxito.
Ríanse ahora y festejen cuando otra vez "El diez" diga que de mañana no le gusta entrenarse. Maradooooooo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Recuerdo que alguna vez tomando un café con un amigo latinoamericano, me dijo “somos pobres porque somos ricos”. Me pregunto si no fue ese el mal del equipo de futbol de Argentina. Con los jugadores que tiene nadie pensaba que se necesitaba un técnico disciplinado, coherente, serio. Si somos ricos en jugadores buenos, ¿por que deberíamos ser pobres en resultados, o en buen futbol? Esa idea de “cualquiera puede dirigir un equipo con tantas estrellas”, o “con los jugadores que tiene el equipo gana cualquiera”, o la del tan querido pensamiento mágico argento “igual vamos a clasificar, no se como, pero vamos a clasificar” y me refiero a esto ultimo porque todo el mundo sabia que Maradona no estaba capacitado para el puesto (bueno no todos, porque supongo que Grondona no lee este blog!)
El Acrobata