martes, 18 de mayo de 2010

Borghi y Guardiola demuestran que se puede ganar sin dramatismos (Jornada)



Si bien no se pueden extrapolar dos hechos tan distantes en la geografía y en los presupuestos, como los títulos de campeón obtenidos por Argentinos Juniors y el Barcelona en las ligas argentina y española, respectivamente, el éxito conseguido en los dos casos, por parte de entrenadores que desdramatizan el fútbol, revitaliza a este deporte y termina con una polémica que desde algunos sectores se insistía en continuar: la visión de la competencia como un hecho de vida o muerte, cuando se trata solamente de un juego.

Ya nos hemos referido muchas veces a ese gran entrenador que es el catalán Josep Guardiola, hacedor del tal vez mejor equipo de la historia del fútbol, que acaba de ganar por segunda vez consecutiva la liga española, consiguiendo la friolera de noventa y nueve puntos, sobre ciento catorce en disputa. Es decir que de ciento catorce puntos, el Barcelona sólo perdió quince, y de ellos, apenas tres en una sola derrota ante el Atlético Madrid en el Vicente Calderón, y el resto, otros seis empates, sumados a treinta y un victorias. Cifras demoledoras que ya quisieran tener todos aquellos entrenadores que hacen shows para las cámaras de TV, o que no duermen o que dicen que si pierden se disfrazarán de árabes o no regresarán más a sus países.

No significa esto que Guardiola no tenga sangre en las venas o no se tome en serio los partidos. Tanto es así, que cuando el Barcelona ya le ganaba 3-0 al Valladolid y todo estaba definido, el entrenador seguía dando algunas indicaciones seguramente porque no quería una despedida de la liga con su equipo durmiendo.
Pero la actitud del joven técnico siempre fue de tranquilidad, de confianza, de sentido común y de reconocimiento a los adversarios, es decir, lo que requiere el concepto del deporte y la competición.
Lo mismo puede decirse de Claudio Borghi, quien por quinta vez en su corta carrera de director técnico sale campeón, cuatro veces con el Colo Colo chileno y ahora con este Argentinos Juniors que siempre se caracterizó por tratar bien a la pelota, y si bien el ex crack de los años ochenta (para este cronista, uno de los mejores cuatro jugadores que han salido en los últimos treinta años en la Argentina) no cuenta con el beneplácito total de la prensa “progresista”, como sí consiguió Angel Cappa, ha llegado a jugar con cuatro atacantes y hasta con cinco jugadores con vocación ofensiva a la vez, y su equipo ha brindado muy buenos espectáculos.

¿Ocurre algo, acaso, si Borghi dice, con la sinceridad que lo caracteriza, que cuando perdía 3-1 con Independiente pensó que hubiera sido mejor continuar su trunca carrera de ingeniería? Por el contrario: eso le da ribetes humanos a sus conceptos. Simplemente, en un glorioso partido que su equipo remontó para ganar 4-3 cuando a dos minutos del final perdía 3-2, el entrenador pensó, por momentos, en que todo se acababa y luego sintió lo contrario. ¿Y cuál sería el drama de que esto le haya ocurrido en su interior? Desde ya que ninguno, y Borghi es tan campeón como aquellos que se pasan la vida diciendo que todo pasa por un enorme sacrificio, que hay que sudar mucho y trabajar, y correr y defender y en lo posible, reventar cada pelota lejos, no importa con qué destino.

Nos preguntamos si acaso esos campeonatos ganados con sufrimiento y tomando tantas precauciones valen el doble que los que ganan los Borghi o los Guardiola. Porque si valen lo mismo, ¿qué sentido tiene todo ese show mediático sin una justificación clara, cuando hay otras vías mejores y más estéticas para conseguirlo?
Aún así, este escriba sospecha que la polémica continuará, aunque no haya ni por dónde sostenerla.

2 comentarios:

FI dijo...

Me alegra que dos equipos que juegan exquisitamente al futbol hayan sido campeones. Yo soy madridista, pero hubiera sido injusto que el Madrid hubiera campeonado con los huevos en la mano.

Anónimo dijo...

Hola Sergio, tantos siglos. Estoy en sintonía acerca de lo que comentás sobre Borghi y Guardiola en tu blog. Vos sabés que en la segunda mitad de los '90 y principios del siglo estuve muy relacionado con Claudio. En esos años construyó 6 dúplex en 9 de Julio y confió en nuestra inmobiliaria para que se los vendiéramos. Entonces descubrí a un tipo totalmente derecho, y fue que sumé a mi admiración como futbolista sus cualidades como persona. Por disparidad entre los precios de las propiedades que él quería vender y la realidad del mercado, estuve más de 2 años sin venderle una propiedad. Muchas inmobiliarias lo llamaban continuamente ofreciendo sus servicios, pero me dijo: "Confié en vos desde un primer momento y vas a ser el único que las venda", y así fue. Tené en cuenta que hasta ahí lo único que sumaba conmigo eran gastos y decepciones porque veía que su inversión se caía a pedazos. No obstante eso lo enloquecí , pobre, con tantas preguntas y recibí anécdotas riquísimas que si nos encontramos algún día te las contaré. Le mostraba videos que tenía grabados sobre él y no podía creer porque no guarda ni siquiera fotos de su trayectoria. En esa época jugaba en O'Higgins (así se escribe?) y por fin en Audax Italiano, pero me mostraba su rodilla que parecía un sonajero. Bueno, te dejo porque esto va para largo y no quiero cansar. Un abrazo.
Federico Casey