sábado, 8 de mayo de 2010

Hace mucho que la selección argentina no es seria



El affaire de "Inversiones Dalport", con la aparición del extraño personaje Víctor Vicente Bravo como supuesto organizador de partidos internacionales para llevar al seleccionado argentino a jugar un último amistoso de preparación mundialista en Emiratos Arabes Unidos, aún sin confirmar ni suspender del todo, sólo agrega un nuevo elemento a un tema del que venimos insistiendo desde hace rato.

No es que lo que pasó con esto es poco serio, sino que hace ya demasiado tiempo que todo lo que rodea al seleccionado argentino, y agregamos que también a la AFA, no es serio.

A esta altura de los acontecimientos, a tan pocos días de un nuevo Mundial, es claro que hay pocas excepciones dentro de todo el panorama del fútbol argentino, y costaría mucho encontrarlas en el ámbito del seleccionado nacional, desde quien tiene el poder absoluto para subir o bajar el pulgar como hace treinta años, el presidente Julio Grondona, el practicamente inexistente manager, Carlos Bilardo (recordar cuando en el último partido de la clasificacíón, en Montevideo, encapuchado daba indicaciones a los jugadores para que el entrenador les dijera lo contrario y les recomendara no escuchar al narigón), que de todos modos permanece en el cargo a la espera de vaya a saberse qué, o el entrenador Diego Maradona, sin estudios para el cargo, ni antecedentes gravitantes y a quien Grondona no parece respetar en su actual trabajo, y sólo fue convocado como as de la manga para tapar el bache de la baja a última hora de Carlos Bianchi, el candidato de todos.

Lo que se vive es una guerra de todos contra todos (y en muchas rondas) en una especie de selva y del sálvese quien pueda. Grondona y Bilardo estaban enojados hasta 2008, y de buenas a primeras, el técnico aparece en un cargo importante, aunque ahora burocrático. Grondona y Maradona habían estado años sin hablarse (remember la frase del diez sobre los bulones y la ferretería de Sarandí) y un buen día, casi de la nada misma, y a menos de dos años de haber estado internado en un psiquiátrico, el mejor jugador de todos los tiempos aparece designado para llevar al equipo nacional en las instancias decisivas de una eliminatoria, y vuelta a pelearse los tres por Oscar Ruggeri, campeón mundial en 1986 pero resistido por Grondona y la dirigencia, atraído y buscado por un Maradona con quien tuvo por una década una mala relación, y enojado con Bilardo por no haber conseguido el respaldo de su ex entrenador en los días de gloria en 1986 y 1990.

Estos permanentes intercambios cercanos al dislate, como si creyeran que todo se dirime en los medios de comunicación suman a un personaje difícilmente catalogable como Humberto Grondona, uno de los dos hijos del presidente de la AFA, sin ningún antecedente de valía pese a su dilatada como extraña carrera por Latinoamérica (en Brasil definieron su paso por el Corinthians como "lobbista de árbitros"), lenguaraz y con un poder fuera de lo común, a cargo del departamento de Juveniles del seleccionado, quien quedó afuera del plantel superior porque en esta reyerta fue utilizado por Maradona (su ex amigo) como moneda de cambio por Ruggeri, cuando el hijo del presidente de la AFA sigue creyendo que el diez le debe el enorme favor de haber sido colocado in extremis, cuando ya Bianchi pagaba dos pesos en el momento de la renuncia de Alfio Basile en 2008.

Si esto ocurre en la cúpula del manejo del seleccionado argentino, de ahí para abajo todo es posible. Desde que en cuatro días en cualquier ciudad europea, ningún jugador ose bajar al lobby del hotel debido a que no tiene ningún compromiso firmado, ninguna cláusula que lo obligue, ni un mínimo decoro para entender el rol de los medios por lo que el fútbol representa en este mundo, sin siquiera tener una mínima exigencia de los dirigentes, más interesados en recorrer preciosas ciudades y comprar sus regalos que en lo que debería ser su trabajo. Claro, si muchos de estos dirigentes luego viajan al Mundial con todo pago, difícilmente puedan esbozar una mínima crítica audaz.

La prensa que se escandalizó por estos días con el affaire (interminable) del partido posiblemente suspendido del 29 de mayo en Emiratos Arabes, nada dice sobre los precios que la AFA paga ante cada viaje con la empresa Rotamund, o que Maradona o los jugadores atiendan sólo a sus amiguitos en los pisos superiores de los hoteles, donde la TV instala sus estudios lejos del resto del periodismo, o que haya "colegas" que en las conferencias de prensa hagan preguntas pactadas con el poder o con los propios protagonistas. Eso no se suele decir.

Tampoco mucho sobre la relación comercial entre Maradona y Gabriel Heinze, ahora sabida, pero la fuente no fue otra que el diario "El País" de Madrid. Tampoco mucho sobre que habiendo delanteros con un tremendo poder de gol en Europa, temidos por cualquier adversario, todo indica que se tirará del veterano Martín Palermo (ya publicitado por multinacionales) para la lista definitiva del Mundial. ¿Acaso para ganarse una hinchada que miraba con desconfianza tras otro affaire como el de la renuncia de Juan Román Riquelme?

Son tantas las desprolijidades que no alcanzarían ni veinte páginas word para describir todo lo que no funciona en el seleccionado argentino. Porque lo que no funciona es la institución, la propia AFA, porque como sucede en el país, no hay una dirigencia capaz de llevar adelante otro proyecto, o al menos no se vislumbra.

Y entonces, el seleccionado argentino irá, como siempre, en medio de un absoluto desorden, luego Lionel Messi eludirá a cuanto contrario le salga en su camino, con su genialidad resolverá cualquier dificultad, brindará veinte pases-gol a sus compañeros, que aprovecharán uno, o dos, o tal vez tres o más veces (de acuerdo al rival de turno), se podrá ganar la Copa del Mundo, porque jugadores siempre hay y esta vez, muy buenos (pese al aparente esquema conservador que insistirá en utilizar el entrenador) y al regresar, con el trofeo, los medios "gomías" y los que disfrutan con un buen rechazo a la platea, nos dirán que se ganó gracias a Maradona, a que Bilardo estaba atrás, a la "indudable" gestión de Grondona al frente de la AFA.

Y nosotros seguiremos diciendo lo mismo que ahora, que antes, que siempre.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Sergio:
claro que no es seria nuestra selección, como tampoco es serio nuestro fútbol, ni nuestro país, es muy extraño ver algún ámbito donde las cosas se manejan SERIAMENTE.
Si ni siquiera son capaces de respetar el horario de los partidos, ni tampoco los quince minutos de entretiempo, donde a veces llegan hasta los 20 minutos de descanso, sería utópico pensar que en algo donde hay MUCHO dinero en juego pudiera ser serio y mucho menos honesto.
Abrazo.
César B. Capandegui

Anónimo dijo...

vamos a ver, abri ni mas ni menos y lo primeroqueme aparecio fue un bingo, entre y juegue y si jugue tire cara y cruz y me dio que tenia que leer de abajo hacia arriba, el resultado final de mi opinion es que esto es una timba.-
Ay sergi si me pudieras explicar en tu blog lo de las hinchadas unidas argentinas y lo de las hinchdas traidoras argentinas, en una palabra ¿esta gente irian hacer trabajo social a sudafrica, cuando no tienen la minima intención de hacerlo en argentina?joder
Osvaldo Ríos (Barcelona)

Anónimo dijo...

Querido Sergio, ¿qué tal? Acabo de leer tu último artículo sobre la ética socio-futbolística del AFA y me gustó mucho porque explicas liso y llano el mecanismo enfermizo que rige el circo y anticipas de manera puntual los clichés del verano post-mundial. Entiendo que hay situaciones tragicómicas dentro de esa ollá y que denunciándolas, es decir haciendo “normal” actividad periodística como tú haces, pueden costarte caro. Por lo tanto aprovecho para renovarte el gran respeto hacia tu persona y tu trabajo. Los ojos sirven para vigilar y no sólo para guiñar y si puedo ayudarte de alguna manera traduciendo en italiano tus artículos-encuestas eso sería para mí un gran placer. Creo que, con respecto a los temas de la transparencia, italianos y argentinos padecemos de las mismas enfermades que son difíciles de derrotar justo porque -como muestran las excelentes imágenes de la publicidad de TyC- es “cultural”.
Eso de los “viajes-premio” con delegaciones “allungate” me hace acordar de los escándalos de los viajes oficiales en China de la delegación de Craxi, con aviones llenos de amigos de amigos, “payasos, enanos y bailarinas”. Sin embargo el contraste que hay entre la sociedad-Argentina y la imaginación-Argentina me parece aún más evidente y nos proporciona cada día más “food for thought”. No porque en Argentina haya más corrupción que en Italia, sino porque esa condición indefinible hecha de tensiones y contradicciones que engendra la que llamamos “cultura” o “atmósfera” me parece increíblemente más viva y perceptible allá que en mi propio país. Pensando en la publicidad de TyC para el mundial sigo una vez más convencido de que si sólo la política argentina pudiese algún día alcanzar el nivel y la estabilidad del fermento artístico y cultural nacional, ese país sería reconocido -no sólo por los enamorados como yo- como el centro del mundo.
Andrea Pari (Roma)