lunes, 17 de mayo de 2010

Periodistas (Jornada)



Estimados amigos, con motivo de cumplirse el séptimo aniversario de la aparición del diario Jornada de Mendoza, del que soy habitual columnista, compartiendo el espacio con colegas de la talla de Víctor Hugo Morales y Rodolfo Braceli, entre otros, escribí este artículo que comparto con ustedes.



Pasaron veintiséis años de aquellos calurosos días de fines de 1984, cuando terminaban las clases en el Círculo de Periodistas Deportivos de Buenos Aires y el profesor, de larga trayectoria en distintos medios, nos recordó, haciendo énfasis con una tiza en el pizarrón, que nosotros somos “periodistas de-por-ti-vos”.
Aquellos jóvenes de entonces, muchos de los cuales peinamos ya algunas canas hoy, u otros van perdiendo su cabellera, nos rebelábamos ante aquella frase que considerábamos una puñalada en el corazón, un desvío absoluto de nuestros ideales, hoy por algunos de ellos hace tiempo olvidados.
En aquella incipiente democracia argentina, después de siete años de dictadura militar, salíamos de una dura y represiva educación del colegio secundario, y la revista “Humor” era infaltable debajo de nuestros brazos, reemplazando a la mítica revista “El Gráfico” que había decidido otros rumbos luego del Mundial de España y ya no volvería a ser la misma que la de nuestra infancia, con aquellas plumas gloriosas.
Es en este contexto en el que no entendíamos eso de que debíamos ser (y lo debíamos recordar para siempre) “periodistas de-por-ti-vos” porque nos creíamos, desde el primer instante en que la vocación se nos manifestó, “periodistas” a secas.
Tanto, que la primera portada de nuestra primeriza experiencia en revistas underground, como alumnos aún, había sido el general Leopoldo Fortunato Galtieri con un vaso de whisky en la mano, y manchado de sangre, y de ninguna manera Carlos Griguol o Carlos Bilardo, entrenadores de moda, o jugador alguno de Independiente, Ferro o Estudiantes.
Fue en ese contexto que un compañero nuestro, militante en aquel tiempo, hoy recluido en aquella burocracia gris que tanto combatía subido a la tarima de la entrada del Teatro General San Martín, lugar de nuestras permanentes asambleas, soltó aquella respuesta inesperada (por nosotros y aún más por él) al profesor de marras: “No es así, no es así. Nosotros somos pe-rio-dis-tas”.
Y ante la mirada atónita del docente, nuestro compañero se explayó: “Si es como dice usted, y se estrenara una película con la vida de Pelé, no deberíamos cubrirla, porque se trata de cine y nosotros somos periodistas deportivos. Y si se trata de una canción sobre fútbol, nosotros no podríamos cubrir su contenido, porque se trata de música y nosotros sólo somos periodistas deportivos. Y si una parte de un estadio se incendiara, se trataría de información general, así que nos podríamos ir a casa, porque sólo somos periodistas deportivos. Pero si incluso quebrara un club (premonitorio, porque ocurrió en esta Argentina), se trataría de un tema de economía, así que no nos incumbiría. Y si algún hincha resultara asesinado, se trataría de un tema policial, así que tampoco tendría que ver con nosotros. ¿Es así?”.
De más está decir que el silencio del profesor dio lugar a un cerrado aplauso de todo el aula y una lección que este cronista aprendió para el resto de sus días. Pero el origen fue la convicción de lo que estábamos sosteniendo, tanto, que el Día del Periodista (7 de junio), que se impartían clases, nosotros faltábamos, y el 7 de noviembre, que se conmemoraba el inexplicable Día del Periodista Deportivo (que es como festejar el día del médico otorrinolaringólogo), y en el que no había clase, nosotros íbamos igualmente hasta encontrar la puerta de entrada cerrada.
Aunque hoy muchos de aquellos incipientes colegas ya olvidaron esos lejanos días, y de las viejas máquinas de escribir con papel y dos copias de carbónico hemos pasado al pen drive y a la netbook, este cronista mantiene esos principios y sigue presentándose como “periodista”.
Para poder mantener estos principios, siempre es bienvenido un diario en donde se los pueda plasmar. Y tenemos la suerte y el orgullo, de que eso es lo que ocurre en Jornada, gratuito, en colores, e independiente. Y también es una inmensa satisfacción poder escribir desde Europa, el gran continente de los diarios gratuitos, y llegar a cada uno de los hogares mendocinos.

3 comentarios:

FI dijo...

Tuvieron a un gran profesor. Así debe de ser, son periodistas de-por-ti-vos, no chismólogos ni nada por el estilo.

SergioL dijo...

No coincidimos. No existe el periodista "de-por-ti-vo", salvo aquel que tiene sólo una pelota en la cabeza. Somos "pe-rio-dis-tas".

Román dijo...

No me sorprende la ignorancia supina de aquel profesor porque, seguramente, así habría aprendido él y así creía -en su mediocridad- que eran y debían ser las cosas. Por cierto, no era una persona destinada a enseñar... Afortunadamente, el tiempo pasó y hoy las escuelas de periodismo 'deportivo' tienen un mensaje opuesto al de aquel sabihondo docente.