domingo, 2 de mayo de 2010

El Inter de Mourinho reabre un debate ético (Yahoo)



Indudablemente, la clasificación del Inter para jugar la final de la Champions League ante el Bayern Munich en Madrid, es uno de los hechos más conmovedores del fútbol mundial de los últimos tiempos, no sólo por haber eliminado al considerado mejor equipo del planeta, el Barcelona, sino porque no obtiene este preciado trofeo desde 1965.

Sin embargo, la particular forma de haber perdido sólo por un gol en el Camp Nou, luego de haber ganado 3-1 en el partido de ida, en Milán, atinando sólo a defenderse, sin siquiera osar rematar al arco rival, por el sólo hecho de conseguir el objetivo buscado, reabre un debate ético sobre si es legítimo ganar de esta manera.

Es claro que el Inter se ajusta al reglamento del fútbol y por lo tanto, si su entrenador, el portugués José Mourinho, decide colocar a todo su equipo en posición defensiva, lo puede hacer. Si obtiene el objetivo deseado será legal, y de hecho, nadie discute si el Inter debe o no presentarse el próximo 22 de mayo en el estadio Santiago Bernabeu a jugar la final ante el Bayer.

El tema pasa por la concepción de lo que originalmente es el fútbol como deporte. ¿Es un juego?, ¿Una ciencia? ¿Un arte? Es posible que cada uno tenga una opinión al respecto, lo que transforma a esta actividad, no casualmente, en una de las más ricas de las que existen para el uso colectivo. Y muchos dirán que puede tener aspectos de cada cosa, pero que “deporte” es algo distinto a todo lo demás y que lo que importa allí es simplemente imponerse.

Todo es respetable, pero el deporte tiene que tener un costado moral. Y la única manera de mantenerlo, es respetando la esencia del juego. La esencia nos indica siempre que al fútbol se juega originalmente para tratar de marcar goles en el arco adversario, y desde el momento en que se cobra una entrada, o que se venden derechos para televisión, y se percibe dinero por el espectáculo, hay un compromiso a priori por brindar lo mejor que se pueda, y no sólo un argumento como para ganar de cualquier modo.

Cuando uno de los dos equipos renuncia al juego, y se dedica sólo a defenderse, si bien en algún punto se sincera con el espectador al reconocer la inferioridad respecto de su rival, también nos está dando un claro mensaje reñido con la ética del juego original, aunque no esté enfrentado al reglamento, y es que nos dice que abandonemos toda esperanza de ver un espectáculo, al menos de su parte. Si en todo caso, el rival consigue superar el vallado defensivo (y únicamente defensivo) que colocará, entonces únicamente así, se podrá disfrutar de algo que valga la pena de ver.

Aún así, el Inter tiene una enorme solidez defensiva, demostrada ante el Barcelona en el Camp Nou, con grandes cracks en todos los puestos que son tremendamente difíciles de superar, volantes con mucho oficio, un gran arquero, que atraviesa un excepcional momento, como el brasileño Julio César, pero también una notable dupla de ataque, compuesta por el camerunés Samuel Eto’o y especialmente el argentino Diego Milito.

¿El Inter se clasificó sólo por sí mismo? No lo creemos, como tampoco por la indudable orientación del gran táctico que es Mourinho, que no es casual que consiga este objetivo luego de 45 años de sequía para los italianos. También en esto tiene que ver el bajo momento de algunos jugadores del Barcelona (Touré, Ibrahimovic, Keita), una ausencia fundamental en el corte final de las jugadas, como Andrés Iniesta, y muy especialmente, un sorprendente Lionel Messi, lejos del altísimo nivel de hace poco menos de un mes, en lo que parece padecer algo personal, no futbolístico.

Con todos esos problemas, y con un rendimiento fuerte pero no al nivel de la temporada pasada (que ahora le hace peligrar también una liga que ya parecía ganada luego de vencer con claridad en el Bernabeu al Real Madrid), este Barcelona no podía llegar a la altura necesaria para atravesar un rudísimo equipo como el Inter, así como un obstáculo semejante, y acaso más duro, sí lo pudo resolver en aquella otra semifinal ante el Chelsea en Londres, aunque el glorioso remate de Iniesta fuera en la última jugada.

Este Barcelona no tuvo aquel destello necesario para quebrar dos líneas férreas y un gran arquero como ocurrió frente al Inter, incluso con un jugador menos por muchos minutos, porque los catalanes necesitan demasiado de Messi, Xavi e Iniesta para ese toque final, y tampoco han conseguido, con Ibrahimovic, un goleador implacable como el que tenían con el Eto’o que jugó para el equipo de enfrente.

Todo indica que la clave de la serie estuvo mucho más en Milán que en Barcelona. El Inter sacó su ventaja allí, jugando en gran nivel, y luego la defendió, con métodos cuestionables o no, como pudo en el Camp Nou, aprovechando sus fortalezas y profundizando las debilidades rivales. Quedará para pensar si tiene sentido un Inter como el del Camp Nou, siendo posible otro, como el de San Siro.

Seguramente, volviendo al debate ético, hoy minimizado por muchos a partir de que parece que todo vale con tal de conseguir el pasajero éxito deportivo, a los simpatizantes del Inter poco les interese debatir. Y los del Barcelona estarán tristes y esperando revertir este panorama ganando la liga al Real Madrid.

Pero creemos que a la hora del sueño, el Barcelona de estos años duerme más tranquilo, con su almohada, que el Inter.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante y respetable su punto de vista, pero debe recordar que ha sido un partido de 180 minutos, donde un equipo toma una ventaja de 3 a 1, resulta muy lógico defenderla. Además tome en cuenta que al inicio del partido en el Camp Nou, parecía que el Inter le apostaba al contragolpe, hasta la injusta expulsión de Motta. Después de eso ha sido que el equipo se volvió totalmente defensivo. Como usted menciona, se reconoce la superioridad ofensiva del rival, la defensa pues, resulta ser una estrategia.

NoTe dijo...

Una estrategia a mi gusto fabulosa de Mourinho, entendiendo plenamente cómo se tiene que parar al mejor conjunto de los últimos 10 años. Muy buen post. Saludos!

Eze dijo...

Hola! Quería decir que, en mi opinión, no me parece que Inter haya hecho nada ilegítimo y que, por ende, es un justo ganador. Lo que pasa es a veces el lirismo y el famoso "jugar lindo" hacen que se dejen de lado otros conceptos no menos interesantes como el orden táctico y estratégico, la concentración y la serenidad necesaria como para administrar un resultado favorable que se trae desde el partido anterior.
Hubiera querido que Barcelona pase a la final, pero no puedo restarle méritos a Inter ni a Mourinho. Barcelona debió haber encontrado la forma de romper el cerrojo italiano.
Gracias y saludos!

Anónimo dijo...

Lo de Murinho es la noche del futbol. Detrás del escudo del futbol, del llamarse profesionales del futbol, desvirtúan la concepción del mismo.

Lamentablemente no es el único caso de desvirtualización del futbol y búsqueda de reconocimiento a través de la pompa de los fuegos de artificio. El partido en el Camp Nou fue una muestra de la incapacidad de creación y la desesperación por “llegar” a cualquier precio.
¡Espero luego logren ver el reverso de la medalla que consiguen!

La propia obra es el certificado, la prueba inquebrantable de lo que uno es, porque son con las decisiones morales y no en el resultado en donde se pone de manifiesto la grandeza o la mediocridad.

El Acrobata