domingo, 12 de diciembre de 2010

El esperado regreso de Independiente (Yahoo)



Luego de 15 años de ausencia en los torneos internacionales y de vivir una profunda crisis, Independiente se consagró esta semana campeón de la Copa Sudamericana y de esta manera regresa al panorama internacional, del que fue protagonista fundamental entre los años sesenta y mediados de los noventa.

Independiente ha ganado en toda su historia 16 títulos internacionales, de los cuales siete corresponden a la Copa Libertadores, el torneo más importante del continente sudamericano, dos a la Supercopa, torneo que en la última década fue reemplazado por la Sudamericana, dos a la Intercontinental, ganada en 1973 a la Juventus en Roma y en 1984 al Liverpool en Tokio, una Recopa sudamericana en 1995 y tres Interamericanas, disputadas contra equipos de la Concacaf (Confederación de Centro y Norteamérica y el Caribe de Fútbol).

Por muchos años, se conoció a Independiente, “los Diablos Rojos” sudamericanos, como el “Rey de Copas” porque crecía en las competencias coperas, especialmente en la Copa Libertadores, que ganó primero por dos años consecutivos en 1964 y 1965, pero especialmente con las cuatro seguidas obtenidas entre 1972 y 1975, hasta que River Plate forzó su eliminación en un tercer partido de desempate en 1976 en semifinales.

Pero desde el retiro de su gran ídolo por dos décadas sin cambiar nunca de camiseta, Ricardo Bochini, uno de los grandes talentos de su riquísima historia, Independiente fue cayendo lentamente en una gran crisis, que lo fue llevando a perder identidad en su juego, luego incluso a quedarse sin su gran estadio, llamado “La doble visera de cemento”, uno de los primeros en estrenarse en la Argentina, y que fue demolido para construirse en el mismo lugar el “Libertadores de América”, adaptado a los nuevos tiempos, y recién reestrenado.

Jugando en estadios ajenos como local por muchos meses, con equipos que cada seis meses cambiaban de nombres y de entrenadores, y por supuesto, de sistemas de juego, y con sus hinchas acostumbrados a ganar títulos, enojados y hasta enfurecidos con sus dirigentes y los propios jugadores, Independiente vivió por primera vez en su historia un calvario que hasta pudo enviarlo a segunda división y de hecho, el promedio (sistema que se utiliza en la Argentina tomando en cuenta las últimas tres temporadas completas) sigue siendo bajo, aunque ha mejorado algo.

Independiente tampoco llegó con mucha fortaleza a la Copa Sudamericana en 2010. Dirigido por Américo Gallego, el mismo con el que había ganado el último campeonato local, el Torneo Apertura 2002, muchos creyeron que el entrenador, así como su goleador Andrés Silvera, que regresaba al club luego de años en San Lorenzo y en el fútbol mexicano, simbolizaban un retorno a los tiempos de gloria y por momentos así fue en el pasado Torneo Clausura, ganado finalmente por Argentinos Juniors cuando los rojos cayeron en su juego en el momento clave.

Ni la dirigencia ni los hinchas soportaron otra caída de un equipo que en los últimos años no había sido protagonista y estaba demasiado acostumbrado a perder, y con Gallego se fue también el manager César Luis Menotti, de confusa actuación en este tiempo.

Gallego fue reemplazado por una dupla interina de ex jugadores de gran prestigio en la institución e integrantes del legendario equipo de los años setenta, como Francisco Sá y Elbio Ricardo Pavoni, pero al poco tiempo fue contratado un entrenador joven como Abtonio Mohamed, ex jugador en los noventa, y precedido de buenas campañas en Huracán y Colón de Santa Fe.

El presidente de Independiente, Julio Comparada, sostiene que Mohamed firmó un papel, celosamente guardado ahora, en el que decía “ganarle a Racing el clásico de Avellaneda y obtener la Copa Sudamericana”, como objetivos para lo que quedaba de 2010. Y lo logró, con un trabajo complicado, y sufriendo mucho en el torneo sudamericano, al punto de ganar como local en la final, apenas por penales, al Goiás de Brasil, que descendió a Segunda en su país, luego de perder 2-0 en Brasil y ganar 3-1 en Argentina (en esta definición no contó el gol como visitante).

De esta forma, Independiente no sólo se clasificó automáticamente para la fase previa de la Copa Libertadores de 2011, el torneo que más le gusta jugar, sino que como campeón de la Copa Sudamericana tiene derecho a jugar la Copa Soruga Bank ante un equipo japonés, y la Recopa Sudamericana 2011 ante el Inter de Brasil, campeón de la Copa Libertadores 2010.

De esta manera, Independiente tiene la chance, en 2011, de ganar tres títulos más y llegar a los diecinueve y quedar en el primer lugar en el mundo como equipo con más copas ganadas, lugar que ocupan hoy Boca Juniors y el Milan con dieciocho cada uno.

No parece todavía que Independiente haya encontrado un equipo como aquellos victoriosos de los años sesenta, cuando debió enfrentarse contra el duro Inter italiano en tremendas dos finales intercontinentales en 1964 y 1965, o como el de las cuatro Copas Libertadores de los años setenta, o el de la mística copera de los ochenta, cuando José Percudani con su gol dejó atrás al mismísimo Liverpool de Ian Rush. Ni siquiera un equipo como el que con dos entrenadores distintos, Miguel Brindisi y Miguel Angel López, ganara las dos Supercopas seguidas, 1994 y 1995.

Son tiempos distintos e Independiente sigue buscando una identidad y al mismo tiempo, una regularidad. Pero no está mal irlas encontrando mientras al menos sale de una fased para el olvido para regresar al terreno de los ganadores con un título que lo vuelve a colocar en la competencia entre los equipos coperos más grandes del planeta.

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