martes, 7 de diciembre de 2010

La diferencia entre un proyecto y una aventura (Yahoo)



No hubo partido. Lo que generó tanta expectativa en el mundo entero, lo que motivó el deseo de ver este enfrentamiento en los cinco continentes, terminó con la ilusión de paridad de los amantes del fútbol casi desde el saque inicial. Es que el Barcelona fue tan pero tan superior, que pocas veces ocurre que no hay poplémica en cuando al resultado porque hasta el derrotado acepta las enormes diferencias. Y el derrotado no es cualquier equipo, sino que es nada menos que el Real Madrid, ganador de nueve Copas de Europa, y que en los últimos años ha gastado una fortuna en los mejores jugadores del planeta. Y por eso, más que nunca, quedaron en evidencia dos filosofías deportivas, dos formas de manejarse en la competencia. Una, bastante infrecuente en estos tiempos, la del Barcelona, basada en sus divisiones juveniles, al punto de llegar al primer clásico de la temporada con siete jugadores nacidos en la cantera (Valdez, Puyol, Piqué, Xavi, Iniesta, Messi y Pedro) y dos más que ingresaron como suplentes en el segundo tiempo (Bojan y Jeffren). La otra, plena de jugadores fichados en muchos casos en el extranjero, y por los que se pagaron fortunas, sumadas a las que se pagaron en años anteriores por muchos jugadores que no triunfan por la ansiedad reinante y que son rápidamente devaluados y obligados a emigrar.

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