miércoles, 29 de diciembre de 2010
Parece que ya no hay cracks en Madrid (Jornada)
La obsesión del Real Madrid ya no pasa solamente por cómo hacer para alcanzar o siquiera imitar a este Barcelona del siglo XXI. Ahora se extendió a las divisiones inferiores. Por esta misma razón, los diarios deportivos catalanes reflejan esta semana la nueva orden impartida por el presidente blanco, Florentino Pérez, un empresario de la construcción, de alto nivel, que no puede concebir que habiendo gastado una fortuna en fichajes, para cortar camino con los azulgrana, la diferencia siga ampliándose tal como ocurriera con la paliza del 5-0 en el Camp Nou hace apenas un mes.
Pérez, en efecto, encomendó a dos de los responsables de la cantera blanca, Ramón Martínez y Manolo Romero, que rastreen profundamente todos los sectores de la región catalana para fichar jugadores juveniles con futuro para llevárselos a Madrid. De hecho, esta preocupación viene en ascenso, tanto que en el Real Madrid ya hay, en el total de sus divisiones juveniles, dieciséis jugadores de origen catalán y solamente en el último año ya fueron reclutados cinco de ellos.
“Los chicos catalanes no son menos fuertes que los andaluces o canarios, y compiten igual o mejor que vascos o gallegos”, suele sostener Romero, mientras que Martínez no necesita opinar. Directamente fue fichado por el Real Madrid conocido su anterior paso por el fútbol base del Barcelona.
La obstinada búsqueda de un nuevo Lionel Messi para el Real Madrid aún no encontró quejas por parte de la prensa local, ni de dirigentes blancos, ni de familiares de los chicos, en el sentido de la forma en que se ignora a tantos talentos dando vueltas en Madrid y alrededores.
Tanto es así, que el Getafe se mantiene por años en primera división, y hasta estuvo a punto de llegar a la final de la Europa League (cuando aquellos fatales errores sobre el final de Roberto Abbondanzieri, que tan bien aprovechó Luca Toni para el Bayern Munich), contando siempre con muchos jugadores prestados o desechados por el Real Madrid, procedentes de su cantera.
No sólo el Getafe es dirigido actualmente por un símbolo blanco como Miguel González “Michel” y anteriormente por Michael Laudrup (cuyo hijo, Andreas, era un prometedor número diez de la cantera), sino que en este tiempo ha revalorizado a jugadores madridistas de origen como Negredo (hoy en el Sevilla), Soldado (Valencia), Granero (vuelto al club), Torres, o De la Red, que llegó a integrar la propia selección española y por un problema cardíaco tuvo que dejar el fútbol. Otro ejemplo podría ser Mata, figura del Valencia y campeón mundial con España en Sudáfrica, y que no era tenido en cuenta en el Real Madrid, o el muy buen arquero Diego López, del Villarreal, quien estuvo entre los tres convocados por Vicente Del Bosque hasta que éste a último momento se decantó por Víctor Valdez, del Barcelona.
Sin embargo, el Real Madrid sólo parece tener ojos para Cataluña, donde instaló un poderoso equipo de ojeadores, y no sólo de talentos nuevos, sino también ante cualquier indecisión de jugadores del Barcelona B (una de las sensaciones de segunda, dirigido por Luis Enrique, que juega de la misma manera que el primer equipo), como el delantero Nolito, quien en pocos partidos jugados con los grandes, ya es pretendido por equipos de toda Europa, y antes de renovar su contrato, ya afirmó lo peor que puede escuchar un “culé”. Que no tendría problemas en tomarse un avión a Madrid, si hiciera falta. Ya en los cincuenta lo hizo Alfredo Di Stéfano, nada menos. Cuando pocos lo pensaban y ya había disputado un partido vestido de azulgrana, y al lado de Ladislao Kubala, un día se tomó un tren a Madrid para no regresar de otra manera que no fuera con la camiseta blanca del archirrival.
Parece que con aquel ejemplo del hoy presidente honorario del club, Florentino Pérez quiere recuperar aquella historia en el siglo XXI, aunque lo que realmente parece es que le interesa más parecerse al Barcelona que idear un proyecto propio. Y entonces sólo tiene ojos para Cataluña, invirtiendo la ecuación de Madrid como destino final, y como capital. Hoy, en fútbol, el Barcelona es el ejemplo a seguir, mientras el Real Madrid apenas busca parecerse copiando todo lo que esté en su camino, aunque esto signifique cerrar las puertas a los propios juveniles de la región e importar a los catalanes. Todo sea por ganar, aunque sea alguna vez.
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