lunes, 20 de diciembre de 2010
Mucho más que una publicidad
“A lo largo de la historia Alá ha impuesto sobre los judíos todo tipo de castigos por ser gente maligna y corrupta. Su último castigo fue Hitler, que fue una bendición divina”. “Es necesario atentar contra mujeres israelíes embarazadas porque son el enemigo”. “Los que practican el liwaat (sodomía) o el sihaaq (lesbianismo) sÓlo pueden tener el mismo castigo que el fornicador: la muerte”. “El máximo anhelo de un palestino debe ser convertirse en una bomba humana”.
“El castigo físico a la mujer puede ser necesario. A muchas les gustan las palizas”. Y por el camino de estas lindezas, algunas convertidas en fetuas desde la presidencia del Consejo para la Fetua y la Investigación, el jeque egipcio Yusuf al Qaradawi ha lanzado todo tipo de proclamas: desde prohibir los dibujos de Pokemon porque son “judíos y masónicos y enseñan la evolución de Darwin”, hasta convertir los textos antisemitas más terribles –como los Protocolos de los sabios de Sión– en libros de lectura obligatoria. También ha tenido tiempo de defender a Hasan al Banna, el ideólogo de los Hermanos Musulmanes, de donde cuelgan todos los grupos vinculados a Al Qaeda, además de instigar al boicot a los productos norteamericanos. Tiene vetada la entrada en Estados Unidos y en el Reino Unido y goza de un destacado lugar en la lista de los jeques de la muerte que elaboraron más de dos mil intelectuales musulmanes. Este señor tan simpático es la fuente de inspiración de la Qatar Foundation, que incluso lo homenajea con un premio anual que lleva su nombre.
Cuando los jugadores del Barça lleven la camiseta de esa fundación enviarán al mundo unos cuantos mensajes, pero ninguno será de paz y armonía. ¿Sabía todo esto el señor Rosell cuando tuvo la osadía de decir que la Qatar Foundation era lo mismo que Unicef? ¿Lo sabían el resto de directivos del Barça? Si no lo sabían, han sido irresponsables. Si lo sabían, entonces se han vendido al diablo. Si sumamos a ello el propio país, Qatar, donde las mujeres no pueden votar, los homosexuales son condenados a muerte, los trabajadores extranjeros apenas tienen derechos y cuyo presidente dio un golpe de Estado, tenemos el cuadro definitivo de lo que acaba de hacer la directiva con el Futbol Club Barcelona. Han pasado de vincular el nombre del club a la defensa de la infancia, a ser la voz pública de una dictadura y de una fundación que idolatra a un fundamentalista islámico. A partir de aquí, cualquier cosa es posible, porque entre esto y llevar la camiseta de un narcotraficante no hay demasiada diferencia”.
Este contundente texto fue escrito por la periodista Pilar Rahola en su columna del pasado 14 de diciembre en el diario catalán “La Vanguardia”, e ilustra el momento que vive el Barcelona a partir de la decision tomada por su presidente Sandro Rosell, sin recurrir a la Asamblea de Compromisarios, de aceptar la oferta de 165 millones de euros por cinco temporadas de la Qatar Foudation para colocar publicidad en una camiseta que no la había tenido en un siglo, y que solo había aceptado, a duras penas, una de la UNICEF por 1,5 millones de euros.El vicepresidente económico del Barcelona, Javier Faus, informó a la prensa que el acuerdo, que comienza el próximo 1 de enero de 2011, incluirá un cobro de 15 millones de euros hasta el 30 de junio por la disputa de un partido amistoso y de momento, por la instalació de la publicidad en el “backdrop” (panel de fondo) en las conferencias de prensa, y ya desde el 1 de Julio de 2011 hasta el 30 de junio de 2016, el Barcelona recibirá 150 millones de euros, que podrían ampliarse a cinco más de acuerdo a objetivos, y que incluirá la publicidad en la camiseta y la disputa de un amistoso anual por jugarse en Qatar o en Europa.
El polémico acuerdo comenzó con la firma de una carta de intenciones entre la Qatar Foundation y el presidente del Barcelona, Rosell, hace un mes y medio aunque las gestiones habían comenzado en agosto, a poco de asumir el cargo.Llamó la atención que cuando Faus fue consultado sobre si para la decision final se consultaría a la Asamblea de Compromisarios, la respuesta haya sido que como el asunto de acepar publicidad en la camiseta había sido votado en 2003 “no hace falta ratificarlo”, cuando lo que sí haría falta sufragar es si los socios de un club que por tanto tiempo ha respetado no utilizar publicidad en su camiseta, acepta ahora una relacionada con la vulneración de los Derechos Humanos, y que además, tiene la osadía de anunciarse públicamente el mismísimo 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos.
Pero no es todo: el Barcelona compartirá la publicidad de la Qatar Foundation con la de la Unicef, desde mediados de 2011, cuando la propia entidad critica lo que ocurre en Qatar, al punto tal de que un eurodiputado de la Izquierda Unida-Els Verds, de Cataluña, Raúl Romeva, llevó la consulta sobre la camisetadel Barcelona al Parlamento Europeo para saber si la Comisión Europea avala semejante acuerdo. El propio Johan Cruyff, símbolo del barcelonismo, y ex presidente de honor en los recientes tiempos de Joan Laporta, salió a rematar este acuerdo, al señalar que se trata “de falta de imaginación de los dirigentes.Es una decision demasiado fácil que también pudieron tomar Laporta, (Jose Luis) Núñez o (Joan) Gaspart, pero desistieron”.
Cruyff aporta otro dato interesante, cuando recuerda que “donde se ven cifras increíbles, yo ceo que lo ingresado representa apenas el 6-7 por ciento del presupuesto del club” para sentenciar que “estoy totalmente en contra de colocar publicidad en la camiseta por dinero, y lo diría con cualquier commission directiva”, según su tradicional columna en “El Periódico”, otro diario catalán.
Por su parte, el periodista Julián Goikoetxea, en “Noticias de Guipuzkoa”, recuerda que Rosell había revocado en este semester, los acuerdos firmados por el Barcelona con Uzbekistán “por no respetar el regimen deeste país los Derechos Humanos y esa imagen es incompatible con nuestra entidad y el logotipo de la UNICEF”.
A su vez, hay quienes dudan de que Rosell no vaya a sacar réditos personales de este acuerdo con la Qatar Foundation, aunque sostenga que vendió ya su empresa Bonus Sports Marketing a DSAG (multinacional saudí) “para evitar suspicacias”, cuando la misma hizo negocios con la entidad qatarí, al punto de que Rosell es uno de los embajadores de la candidatura de Qatar, que finalmente se quedó con el Mundial 2022.
Otro de los representantes de la candidatura de Qatar, el entrenador del Barcelona, Josep Guardiola, poco amante de meterse en polémicas, sin embargo en este caso sostuvo que "Cuando en un club de más de cien años de historia se rompe una tradición es normal que haya debate", para agregar que "Hay injusticias como las hay en todo el mundo, también aquí. Es un régimen muy abierto, un país muy seguro, donde la gente tiene libertad, donde el gobierno ayuda a las iniciativas y donde la escolarización es buena. Hay unas reglas marcadas por el Gobierno, pero más por la religión musulmana. Es una cuestión de creencia, no de prohibición. Si no fuera un país en el que se respetaran los Derechos Humanos no se le habría dado el Mundial". No parece casual que Guardiola haya terminado su carrera jugando dos temporadas en este país.
La deuda total del Barcelona es de 500 millones de euros, y lo que recibiría del fondo de inversión Qatar Sports Investments (QSI), dependiente del emir de Qatar, Hamad bin Khalifa Al Thani, los 165 millones de euros, aunque divididos en 30 millones por año, superarían entonces los 23 millones anuales que recibe el Real Madrid por Bwin, y los 23,6 que reciben el Manchester United por AON o el Liverpool por Standart Chartered por publicidad en sus camisetas.
Tampoco se entiende ahora cómo hará el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, que tuvo quedar marcha atrás con su burla contra los gays cuando dijo que la pasarían mal en el 2022 en el Mundial de Qatar, por sus restricciones por falta de libertad sexual, para justificar ahora que el Barcelona luzca su publicidad en la camiseta.
Y tampoco, cómo lo hará Rosell, o qué dirá la propia UNICEF, cuando el Bacelona opte por lucir la publicidad de Qatar en vez de la organización mundial cuando dispute los tan promocionados partidos de Champions League desde julio de 2011, porque la UEFA no acepta dos publicidades en la misma camiseta, y ya los dirigentes azulgranas anticiparon que usarán la del país organizador del Mundial 2022.
Los coletazos no paran y ya en Israel, país de fanáticos del Barcelona, al punto que mil hinchas solamente viajaron el pasado noviembre para ver in situ el 5-0 en el Camp Nou ante el Real Madrid, muchos comienzan a cambiar sus sentimientos.
En el reconocido programa televisivo “London y Kirshembaum”, de tono político (una especie de Larry King Live israelí), los conductores le dedicaron un cuarto de hora a este tema y sobre el final, uno de ellos cortó la camiseta del Barcelona con una tijera a la altura de la publicidad de Qatar, aunque el otro, veterano periodista, sostuvo con pena “aún no puedo quemar esta camiseta. Todavía le tengo mucha simpatía”.
¿Seguirá siendo así o, como dice Cruyff, el Barcelona dejó de ser “más que un club”, para ser “un club más”?.
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