Gerardo “Tata “ Martino está a punto de regresar de
sus cortísimas vacaciones de fin de año en su ciudad, Rosario, para iniciar la
segunda parte de la temporada como entrenador del plantel profesional del
Barcelona, habiéndose mantenido lejos hasta del bar habitual en el que se suele
encontrar con sus amigos, pensativo y cerca de su familia.
Lionel Messi, el mejor jugador del mundo, también
encara las últimas horas de su etapa de recuperación de la lesión de la que
informó el Barcelona a los medios, antes de encarar el segundo semestre de la
temporada, crucial para su puesta a punto futbolística con miras al gran
objetivo de su trayectoria: el Mundial de Brasil con la selección argentina,
más allá de que lo esperan decisivos partidos de Liga en enero y de Champions
League en febrero, nada menos que ante el Atlético Madrid en el Vicente
Calderón y ante el Manchester City, por
octavos de final de la competencia europea.
Tanto Martino como Messi saben que se encuentran en
el umbral de un momento crucial. Un mal paso en cualquiera de las dos
competencias (o en las dos) podría generar un cimbronazo y tampoco desconocen
que esta no será una temporada cualquiera y que a fines de la misma, en el Barcelona
pueden ocurrir movimientos como hace años que no se perciben.
Hay señales que indican que pese a las tibias
desmentidas oficiales en el Barcelona, Martino sabe muy bien que el gran
proyecto del presidente Sandro Rosell esconde algunas cuestiones como la
ilusión por contar con el gran entrenador de la selección brasileña y ex
campeón mundial en Japón 2002 Luiz Felipe Scolari, hoy, más que ocupado
estudiando junto a su manager Carlos Alberto Parreira hasta el mínimo detalle
del Mundial que se avecina, en el que Brasil será local y sus chances de ganar
la sexta Copa del Mundo son importantes, por lo que no puede siquiera pensar en
su futuro más allá de julio.
En Rosario, como en los circuitos del fútbol
argentino y cercanos al entorno de Martino, aumenta la percepción de que el
entrenador del Barcelona podría dejarlo cuando finalice la temporada aunque
todo se mantiene top secret, pero hasta se especula con que después del verano
europeo lo esperaría un desafío tan o más fuerte que el actual, aunque el proceso
podría acelerarse de acuerdo con los resultados del equipo.
Tampoco es claro el panorama de Messi en el
Barcelona, ni siquiera con la tan mentada renovación de su contrato hasta 2020,
como se promociona cerca del club, más como respuesta de Rosell a la extraña
declaración del vicepresidente económico del club, Javier Faus, sobre que “ese
señor no puede hablar de aumento cuando ya tiene un contrato arreglado hasta
2018”, que a otra razón de orden.
Es más, si como se dice, la cláusula de rescisión
del pase de Messi aumentara de 250 millones de euros a 290 por dos años más de
contrato, la diferencia no sería significativa en cuanto a que alguna poderosa
entidad europea manejada por multimillonarios, que bien podrían hacer el
esfuerzo, si lo consideraran, como para llegar a la cifra pretendida o
negociarla, si el jugador lo aceptara.
De hecho, el diario “Le Parisien” insistió en estas
horas en que el PSG del jeque qatarí Mohamed Al Thani sí se plantea fichar a la
superestrella argentina aún cuando algún medio afirmó que el club francés
desmentía la información, y la suba de la cláusula en apenas 40 millones no es
otra cosa que un indicio de que se busca desdibujar una situación incómoda para
las partes.
Pero además de Messi y Martino, en el eje de
posibles cambios para un futuro cercano está también un tercer argentino del
plantel, Javier Mascherano, quien según los medios italianos habría ya dado un
sí a Rafa Benítez para sumarse al proyecto del Nápoli desde la temporada
próxima y retornar al trabajo a las órdenes de quien ganó todo con el Liverpool
hace poco más de un lustro.
¿Qué hará el Barcelona con su plantel cuando termine
la temporada? Algunos ya se animaron a hablar de cambios “dolorosos y
necesarios” que podrían involucrar a algunos veteranos, mientras que, salvo que
las cosas cambien mucho, se conoce que el arquero Víctor Valdés emigrará a otra
liga europea.
¿Por dónde pasa, entonces, el proyecto de Rosell?
¿por un eje brasileño, con Scolari y Neymar como ejes o es sólo una percepción
dentro de un enorme abanico de posibilidades? ¿Tiene este nuevo proyecto alguna
relación con el reciente pasado del presidente del Barça en la actividad
privada como hombre de Nike Brasil?
¿Pasa por mantener el statu quo y este mismo
plantel, con Messi como eje, y con Andrés Iniesta a su lado, pase lo que pase
con los resultados?
En todo caso, es el tiempo el que se encargará de
responderlo.