Por estas horas, no sólo el médico del Barcelona,
Ricard Pruna y el preparador físico argentino del plantel, Elvio Paolorroso,
llegan a Buenos Aires para acompañar a Lionel Messi en lo que llamaron como
segunda etapa de su recuperación, sino que se espera también el arribo del
director deportivo del club, el ex arquero Andoni Zubizarreta.
¿El motivo? Tranquilizar al supercrack tras extrañas
declaraciones del vicepresidente económico Javier Faus, que consultado sobre un
posible aumento en la paga del contrato de Messi, respondió que “no hay nada
que cambiar porque ese señor ya tiene un acuerdo vigente”.
Apenas horas más tarde, el presidente Sandro Rosell,
pareció salir a poner paños fríos a lo manifestado por Faus y dijo que durante
su mandato “es dificilísimo que Messi sea transferido”. “Dificilísimo” no es lo
mismo que “imposible”.
¿Qué es lo que ocurre con Messi y el Barcelona? Por
primera vez hay indicios de una relación resquebrajada, con algunas cuestiones
que molestaron mucho al entorno del jugador y una sensación de que el club se
plantea un cambio de ciclo, en buena parte porque el presidente Rosell quiere
terminar con cualquier vestigio de los tiempos de su antecesor Joan Laporta,
con el que está duramente enfrentado, y el crack argentino logró todo en la
etapa anterior y ahora Neymar podría ser el símbolo de los nuevos tiempos.
Es más: Neymar cobra algo más que Messi, en buena
parte porque acordó su contrato posteriormente al acuerdo de renovación del argentino,
que dejó un detalle bastante sugerente, cuando se negó a aumentar la cláusula
de rescisión que le ofrecía el Barcelona y prefirió dejar su valor en los 250
millones de euros. ¿Acaso para que por fin haya alguna entidad europea que lo
tenga a tiro si quiere ficharlo en el futuro cercano?
Un dato no menor es que Rosell trabajó como
ejecutivo de Nike en Brasil, antes de llegar a la dirigencia del Barcelona, y
hasta tiene algunas dificultades porque se lo involucra en negocios de partidos
amistosos de la selección brasileña junto al ex presidente de la Confederación
Brasileña de Fútbol (CBF), Ricardo Texeira.
Hay otro hecho sugestivo: el Barcelona se está
planteando construir un nuevo estadio, a tono con los tiempos globales que
corren, o bien reconstruir el Camp Nou, para lo cual necesita una fortuna.
Muchos recordaron entonces que en 1961, cuando se construyó el Camp Nou, el
club transfirió a una de sus estrellas, el español Luis Suárez, al Inter para
poder hacer frente a este gasto enorme. ¿Casualidad o repetición?
Al mismo tiempo, aparecen las voces dirigenciales
que dicen que al final de esta temporada, el club deberá tomar “decisiones
profundas y dolorosas”. ¿De a poco se va terminando el tiempo del gran equipo
azulgrana para pasar a una transición manejable? Todo es posible, como que este
Barcelona de Gerardo Martino gane la Liga o acaso la pierda contra este gran
Atlético Madrid de Diego Simeone, y que gane la Champions League o que bien
pueda quedar eliminado en octavos de final, al no haber tenido suerte en el
sorteo de ayer y tener al Manchester City como rival entre febrero y marzo.
Lo cierto es que hay una buena parte de la
dirigencia que se encuentra intranquila por las continuas lesiones de Messi,
los dos meses de inactividad, sumadas a los constantes viajes en el verano para
partidos a beneficio en vez de aprovechar un período sin cotejos oficiales para
descansar el físico a la espera de una temporada que desemboca en el Mundial.
Algunos creen que con estos cinco meses de
inactividad (tres en el verano, dos ahora), Messi llegará fresco al Mundial y
podría darse en Brasil el “efecto Ronaldo” en Japón 2002, cuando el brasileño
llegó a pleno mientras el resto de la élite pagaba por el trajín de la
temporada.
“Olvídense de Messi”, escribió el colega argentino
Rodolfo Chisleanschi en un sonado y polémico artículo en el influyente diario
“El país” de Madrid. Apuntaba a los fanáticos culés, que siguen soñando con
Liga y Champions pero según el compatriota, al astro sólo le importa el
Mundial, al menos hasta mediados de año.
¿Después? Difícil suponerlo, aunque ya circulan
demasiados indicios.
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