Lejos, muy lejos del frío bávaro, el Bayern Munich se confirmaba como equipo
del año imponiéndose sin demasiada dificultad en el Mundial de Clubes. A unos
cuantos miles de kilómetros, la Liga española cernía su interés en las
remontadas de sus tres aspirantes: FC Barcelona, Real Madrid, y Atlético de
Madrid.
Sin embargo, la expectación en el Viejo Continente se cernía sobre dos
partidos que a la postre coincidieron en planteamiento y en nudo pero no en
desenlace. Inter-Milán y Arsenal-Chelsea partían como derbies de sabrosa tradición,
se iban desenvolviendo desde los pizarrones de la táctica, y finalmente se
bifurcaban en diverso desenlace.
El denominado “derby de la Madonnina”, que enfrenta a Inter y AC Milan, es hoy por hoy el
único que enfrenta a dos campeones de Europa en una misma ciudad. Diez títulos
europeos exhibían los contendientes, que afrontaban sin embargo el partido en
las zonas más tibias de la clasificación. No hace tanto tiempo que el Inter se
alzaba con la Champions League, y sólo un poco más atrás era el AC Milan la
referencia del fútbol mundial: hoy sin embargo ambos padecen una sensible
zozobra económica e institucional –el Inter pasó a manos del consabido magnate exótico,
el AC Milan pertenece al denostado Berlusconi- que los aleja de los puestos de
cabeza.
Ya no nos sabemos sus alineaciones de memoria, ya no encontramos
“Matthauses” ni “Gullits” en sus alineaciones. Quedan algunos jugadores notables
–el mejor de todos habría de ser definitivo en la resolución del encuentro- y
algunos viejos conocidos como Zanetti o Abbiatti que aportan al menos un
ingrediente sentimental.
Sea como sea, las dos escuadras de Milán coleccionan toneles de estímulo
y prestigio, elementos suficientes para ofrecer un buen espectáculo. Como era
de esperar los duelos tácticos se impusieron, y los lances al límite del
reglamento –terroríficos Muntari y De Jong- subieron la gélida temperatura
local. Sea como sea pudo verse un partido a rachas, con dominio casi siempre
visitante y buena planta defensiva local. Y a falta de escasos cuatro minutos,
un centro al área de un destacado Fredy Guarín penetró en el área y llegó a las
cercanías de Rodrigo Palacio; el ex de Boca improvisaba un movimiento tan
inverosímil como su coleta, y con un taconazo batía al meta Handanovic.
Euforia en el Inter, lágrimas en el AC Milan, y un feliz problema para
un Sabella que suma uno más a la colosal nómina de delanteros que aterrizará en
Brasil el próximo mes de junio.
Más espeso fue el Arsenal vs Chelsea, tan esperado –se
jugó en lunes- durante el fin de semana pero verdaderamente decepcionante. Algo
así como cuando la chica a la que aguardamos en un café y que ya llega con
retraso aparece sin maquillaje y malhumorada.
Lo cierto es que el derby londinense fue poco más que un duelo táctico,
y en esa lid pocos son más astutos que un Mourinho al que tras diez
enfrentamientos Wenger ha sido incapaz de ganar. Sin demasiada brillantez el
Chelsea merodea los puestos de cabeza, así que el equipo “blue” visitó al
Emirates con atuendo de estibador portuario. El talento –Mata, Hazard-
aguardaba en el banquillo, y el equipo dibujaba un triángulo que garantizaba el
esfuerzo con Maikel, Lampard, y Ramires. En punta jugaba Torres, uno de los
afectados por una estadística fatal: en todo 2013 y en Premier League, ningún
delantero “blue” ha hecho un solo gol en territorio visitante.
El Arsenal no renunciaba sin embargo a las notas de calidad que le han
llevado al primer puesto: jugaban Ozil, Ramsey, Rosicky. Faltaba Wilshere por
sanción, pero Arteta le sustituía con bastante acierto.
Sin embargo los “gunners” estrellaban su talento en el centro del campo
rival. El Arsenal guarda muchas virtudes pero –tal vez pos su larga racha sin
títulos- parece un equipo poco seguro de sí mismo. Los empapados espectadores
del Emirates vieron cómo su equipo se iba doblegando a la propuesta del rival,
e incluso como una volea de Lampard pudo suponer un mal mayor.
Y pudieron ver además cómo, a consecuencia de los últimos resultados,
el Arsenal ha cedido la primera posición de la tabla al Liverpool. Ambos en un
puño en el que además caben Manchester City, Chelsea, incluso Everton. Sólo
parece faltar el Manchester United sin Sir en una pelea apasionante que
continuará durante las fechas navideñas: gracias, Premier League, por traernos
el oro y el incienso y la mirra de estas fiestas también futboleras.
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