*Este es el artículo enviado al Diario Perfil, que aparece hoy en las dos páginas centrales, pero con el título original sugerido, que creemos que se ajusta más a nuestra idea. Tanto el título del diario como el copete, son editados en el periódico y somos ajenos a esas decisiones.
Tras el penal convertido en el último minuto ante el
débil Leganés que le dio el triunfo 2-1 al Barcelona en el Camp Nou, los medios
españoles se dedicaron a polemizar sobre cuál era el motivo por el que Lionel
Messi no gritó sus dos goles, con énfasis en el segundo.
El principal argumento que se esgrimió
(especialmente desde Madrid) es su enojo con los hinchas “culés” por haber
silbado durante buena parte del partido a uno de los nuevos jugadores del
equipo, el portugués André Gomes, proveniente del Valencia.
Pero no es así. Desde el entorno del genio argentino
surge que la preocupación pasa por el mal juego del equipo, y porque debido a
su carácter, esperaba otra reacción por parte de algunos compañeros en una
ocasión que daba para sacar mucha ventaja en el marcador y de esta forma,
cerrar la muy mala semana que había comenzado con una durísima derrota 4-0 ante
el PSG en París, que lo dejaron al borde del knoc out en la Champions League.
Aunque el Barcelona ha tomado fuerza en las últimas
horas gracias a la inesperada derrota del Real Madrid ante el Valencia por la
Liga Española, que ahora deja al equipo de Luis Enrique a un punto de los
blancos aunque con un partido más, interiormente todos saben que la vuelta del
8 de marzo suena muy complicada, y necesitan de una noche mágica, única, para
poder remontar.
Tras ese 4-0, muchos han comenzado a definir la
situación del Barcelona como de “fin de ciclo” si bien cabría mucho mejor el
término “fin de etapa”, en referencia a la del entrenador asturiano Luis
Enrique Martínez, al que podría salvar un título de Liga que no parece nada
fácil, a remolque de un Real Madrid que fue primero durante casi todo el
torneo, y ya lejos, en el 27 de mayo, aparece la última tabla de salvación, la
final de la Copa del Rey ante el Alavés de Mauricio Pellegrino.
Desde esta derrota catastrófica ante el PSG, han
comenzado a aparecer nombres de candidatos, porque el destino de Luis Enrique
parece ya inexorable no sólo por resultados sino por el juego del equipo, sin
un sistema táctico que lo respalde el día que el Tridente Sudamericano de la
MSN (Messi, Suárez y Neymar) no funcione por distintas razones.
En el Barcelona niegan rotundamente que el argentino
Jorge Sampaoli, de tanto éxito en el Sevilla que el club andaluz ya le ofreció
renovar por otra temporada, sea uno de los candidatos de la lista para
reemplazar a Luis Enrique, pero sí interesa y también varios jugadores
azulgranas lo ven con buenos ojos, entre ellos, los argentinos.
Si sumamos que justo en la semana que le ofrecieron
la renovación en el Sevilla, Sampaoli declaró que “mañana nunca se sabe dónde
uno estará” y que su sueño es dirigir a Messi.
Más todavía cuando hay demasiado buen concepto sobre
otro argentino, Mauricio Pochettino, del que en el Barcelona gusta todo: su
forma de conducirse, cómo juega su equipo, el Tottenham, y especialmente, que
tiene buena llegada a sus compatriotas, pero hay un posible obstáculo a
resolver y es el pasado con un vínculo muy estrecho con el Espanyol, el
histórico rival catalán en el que no sólo jugó dos veces sino que también lo
dirigió y hasta pudo llegar a ser presidente (pensó en postularse en algún
momento).
Messi conoce de sobra esta transición que vive el club,
porque lleva años de vivencias en estas situaciones y porque como suele suceder
en los grandes clubes europeos que tienen en consideración a sus principales
estrellas, es consultado (al igual que Andrés Iniesta) acerca de cada paso que
se da en busca de alguien que oriente el plantel en el futuro.
Sin embargo, la consulta no pasa de ahí. Una fuente
muy cercana al entorno del jugador contó a Perfil que después de que se dijo
que Messi y su familia habían tenido alguna relación con la contratación de
Gerardo Martino para la temporada 2013/14, cuando la iniciativa total fue de
parte del entonces presidente del club, Sandro Rosell , ya buscan afanosamente
dejar en claro que se mantienen al margen de cualquier negociación.
Lo cierto es que la lista de DT que maneja el
Barcelona es muy corta y en la que además de Pochettino, figuran dos ex
jugadores del club como Ernesto Valverde, actual entrenador del Athletic de Bilbao, y
Eusebio Sacristán, en la Real Sociedad.
Por estas horas, además, Messi, camino a los 30
años, ya tiene una oferta de renovación de contrato que en los últimos días le
acercó el club a su padre, Jorge, aunque hay muchos detalles a pulir antes de
la firma, si bien está la voluntad de continuar ligado al club catalán.
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