martes, 14 de noviembre de 2017

Australia-Honduras, de disparidades y complicidades




“¡Aterrizados!”, tituló con ansiedad el Diario Diez de Honduras, que cubrió un viaje al estilo de aquel niño protagonista del cuento “De los Apeninos a los Andes” que con maestría escribiera Edmundo de Amicis en el inolvidable “Corazón” que leíamos de pequeños, que atravesaba medio mundo para visitar a su madre, enferma.

Así, de esta forma, llegaba la selección hondureña a Sydney apenas 48 horas antes del partido que jugarán en la madrugada (6 de la mañana argentina, 20 horas de Sydney) ante el equipo local, Australia, en la revancha por el repechaje de clasificación mundialista tras haber empatado 0-0 en la ida el pasado viernes 10 a las 19 horas de Argentina, 9 horas de Sydney del sábado 11). Es decir, tres días y medio entre un partido y otro, teniendo que viajar ambos equipos desde Centroamérica hasta Oceanía.

Algo muy parecido ocurre en el otro repechaje que queda de la clasificación mundialista entre las selecciones de Perú y Nueva Zelanda, aunque al revés: empataron 0-0 en Wellington en la ida el pasado sábado 11 a las 16,15 hora local (00,15 de Argentina) y ahora deben jugar en la noche del miércoles a las 23,15 de la Argentina, 15,15 del jueves 16 en Nueva Zelanda.

La diferencia entre un partido y otro es que tanto Perú como Nueva Zelanda han conseguido viajar en vuelos chárter pero los sudamericanos tienen la desventaja de viajar dos veces, la ida al partido y la vuelta para el segundo, mientras que los oceánicos sólo viajan una porque la segunda ya es con el resultado final puesto.

Sin embargo, en Perú no hay quejas por esto porque el sistema futbolístico considera que al menos se equipara con la ventaja de definir como local en Lima y más luego del empate conseguido en Wellington.

Así es que mientras en Australia la prensa estaba preocupada por el tobillo de su estrella Tim Cahill, la Federación Nacional de Fútbol de Honduras (Fenafuth) buscaba “desesperadamente” (según su presidente Jorge Salomon) cómo conseguir los fondos para sustentar el larguísimo viaje desde San Pedro Sula, sede del partido de ida, a Sydney cuando su rival ya había contratado un chárter que costó más de un millón de dólares que partió apenas dos horas después del partido de ida en Honduras y con una capacidad para 300 personas pero en el que sólo viajaban 60 y entre ellos, los periodistas que cubrieron el partido,

El enorme contraste entre este viaje y el de la selección de Honduras para la revancha pone en absoluta tela de juicio si hay efectivamente equiparación entre los rivales cuando la diferencia económica entre las federaciones es tan grande, desde países que atraviesan situaciones económico-sociales tan diversas, al punto que el PBI per cápita de Honduras en 2016 fue de 2.361 dólares y el de Australia en el mismo año fue de 49.927,82 dólares.

Para aclararlo aún más: la selección de Honduras, al terminar el partido de ida pasó la noche en San Pedro Sula, allí tomó un vuelo de 6 horas a Los Angeles al día siguiente, y al llegar, se alojó en el hotel Hilton Los Angeles Airport, de mediana calidad por apenas unas horas. Allí el equipo tomó una sesión de recuperación en un campo cercano. En el momento de esa escala, la selección australiana ya llegaba a Sydney.

Recién allí, la delegación hondureña tomó el vuelo siguiente de 15 horas a Sydney, con algunos jugadores en clase ejecutiva y otros,  en clase económica porque los precios eran prohibitivos. Acabó llegando a las 8 de la mañana del lunes, los jugadores descansaron esa mañana, tuvieron una sesión de recuperación por la tarde, y apenas tuvieron el martes, día anterior al partido, para un entrenamiento normal y familiarizarse con el ANZ Stadium, según nos relata el prestigioso periodista y abogado Ezequiel Trumper, de Radio Austral Sydney.

Trumper apunta a la médula del asunto cuando define lo que ocurre con las enormes diferencias entre las dos selecciones como de una “inequidad inexcusable que la FIFA jamás debió permitir. Una entidad multimillonaria como la FIFA no puede aceptar que una delegación viaje en un charter para 300 pasajeros casi vacío y la otra, al mismo tiempo, deba viajar en un vuelo de línea con un desgaste infinitamente mayor por no tener la misma capacidad económica. Con el dinero que mueve un Mundial, la FIFA debió pagar por el charter para que viajaran juntas las dos delegaciones, para que ambas cuenten con las mismas posibilidades. Es una barbaridad, afecte o no el resultado”.

Trumper tiene absoluta razón cuando, además, apunta a la escasa diferencia de días entre un partido y otro, cuando uno se jugó en Honduras y el otro, en Australia. “No puede ser que la distancia de días en este caso sea la misma o unas horas más, apenas, que la de los repechajes entre equipos europeos, porque las distancias son muchísimo mayores”.

Mientras los medios australianos elogiaban al volante Mile Jedinak por haber actuado “como sheriff del salvaje oeste” (increíble referencia al territorio hondureño) y ensalza al extravagante entrenador Ange Postecoglu, Salomon, el presidente de la Fenafuth recordaba que los gastos de transporte para llegar a Australia “es superior a todos los viajes a los países de la Concacaf para jugar las anteriores fases de la clasificación” y calculó el costo en más de un millón de dólares (520.000 de viaje y el resto, en alojamiento y gastos generales).

“Honduras está dispuesta a morir en la cancha pero está preocupada por el costo del viaje”, llegó a decir “Abc” de Australia. Mientras la prensa oceánica se quejaba por un supuesto penal no cobrado  por el árbitro italiano  Daniele Orsato a favor de su selección del arquero Denis Escober a Bailey Wriht (primero lo cobró, pero luego lo anuló a instancias de su asistente).

El entrenador colombiano de Honduras, Jorge Luis Pinto, tuvo palabras incendiarias en la conferencia de prensa a su llegada, luego de quejarse por la presencia de un dron en el entrenamiento. “Ellos en Honduras revisaban hasta los baños a ver si encontraban algo raro y acá aparece esto. Ellos habrán venido en avión privado, pero nosotros tenemos sangre y vamos a poner todo para llegar al Mundial”.

Sólo el fútbol, acaso, puede permitir que el pobre le gane al rico, como acaso pueda ocurrir en unas horas si pese a todo, Honduras se clasifica para el Mundial, con la FIFA mirando para otro lado.



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