“¡Aterrizados!”, tituló con ansiedad el Diario Diez
de Honduras, que cubrió un viaje al estilo de aquel niño protagonista del
cuento “De los Apeninos a los Andes” que con maestría escribiera Edmundo de
Amicis en el inolvidable “Corazón” que leíamos de pequeños, que atravesaba
medio mundo para visitar a su madre, enferma.
Así, de esta forma, llegaba la selección hondureña a
Sydney apenas 48 horas antes del partido que jugarán en la madrugada (6 de la
mañana argentina, 20 horas de Sydney) ante el equipo local, Australia, en la
revancha por el repechaje de clasificación mundialista tras haber empatado 0-0
en la ida el pasado viernes 10 a las 19 horas de Argentina, 9 horas de Sydney
del sábado 11). Es decir, tres días y medio entre un partido y otro, teniendo
que viajar ambos equipos desde Centroamérica hasta Oceanía.
Algo muy parecido ocurre en el otro repechaje que
queda de la clasificación mundialista entre las selecciones de Perú y Nueva
Zelanda, aunque al revés: empataron 0-0 en Wellington en la ida el pasado
sábado 11 a las 16,15 hora local (00,15 de Argentina) y ahora deben jugar en la
noche del miércoles a las 23,15 de la Argentina, 15,15 del jueves 16 en Nueva
Zelanda.
La diferencia entre un partido y otro es que tanto
Perú como Nueva Zelanda han conseguido viajar en vuelos chárter pero los
sudamericanos tienen la desventaja de viajar dos veces, la ida al partido y la
vuelta para el segundo, mientras que los oceánicos sólo viajan una porque la
segunda ya es con el resultado final puesto.
Sin embargo, en Perú no hay quejas por esto porque
el sistema futbolístico considera que al menos se equipara con la ventaja de
definir como local en Lima y más luego del empate conseguido en Wellington.
Así es que mientras en Australia la prensa estaba
preocupada por el tobillo de su estrella Tim Cahill, la Federación Nacional de
Fútbol de Honduras (Fenafuth) buscaba “desesperadamente” (según su presidente
Jorge Salomon) cómo conseguir los fondos para sustentar el larguísimo viaje
desde San Pedro Sula, sede del partido de ida, a Sydney cuando su rival ya
había contratado un chárter que costó más de un millón de dólares que partió
apenas dos horas después del partido de ida en Honduras y con una capacidad
para 300 personas pero en el que sólo viajaban 60 y entre ellos, los
periodistas que cubrieron el partido,
El enorme contraste entre este viaje y el de la
selección de Honduras para la revancha pone en absoluta tela de juicio si hay
efectivamente equiparación entre los rivales cuando la diferencia económica
entre las federaciones es tan grande, desde países que atraviesan situaciones
económico-sociales tan diversas, al punto que el PBI per cápita de Honduras en
2016 fue de 2.361 dólares y el de Australia en el mismo año fue de 49.927,82
dólares.
Para aclararlo aún más: la selección de Honduras, al
terminar el partido de ida pasó la noche en San Pedro Sula, allí tomó un vuelo
de 6 horas a Los Angeles al día siguiente, y al llegar, se alojó en el hotel
Hilton Los Angeles Airport, de mediana calidad por apenas unas horas. Allí el
equipo tomó una sesión de recuperación en un campo cercano. En el momento de
esa escala, la selección australiana ya llegaba a Sydney.
Recién allí, la delegación hondureña tomó el vuelo
siguiente de 15 horas a Sydney, con algunos jugadores en clase ejecutiva y
otros, en clase económica porque los
precios eran prohibitivos. Acabó llegando a las 8 de la mañana del lunes, los
jugadores descansaron esa mañana, tuvieron una sesión de recuperación por la
tarde, y apenas tuvieron el martes, día anterior al partido, para un
entrenamiento normal y familiarizarse con el ANZ Stadium, según nos relata el
prestigioso periodista y abogado Ezequiel Trumper, de Radio Austral Sydney.
Trumper apunta a la médula del asunto cuando define
lo que ocurre con las enormes diferencias entre las dos selecciones como de una
“inequidad inexcusable que la FIFA jamás debió permitir. Una entidad multimillonaria
como la FIFA no puede aceptar que una delegación viaje en un charter para 300
pasajeros casi vacío y la otra, al mismo tiempo, deba viajar en un vuelo de
línea con un desgaste infinitamente mayor por no tener la misma capacidad
económica. Con el dinero que mueve un Mundial, la FIFA debió pagar por el
charter para que viajaran juntas las dos delegaciones, para que ambas cuenten
con las mismas posibilidades. Es una barbaridad, afecte o no el resultado”.
Trumper tiene absoluta razón cuando, además, apunta
a la escasa diferencia de días entre un partido y otro, cuando uno se jugó en
Honduras y el otro, en Australia. “No puede ser que la distancia de días en
este caso sea la misma o unas horas más, apenas, que la de los repechajes entre
equipos europeos, porque las distancias son muchísimo mayores”.
Mientras los medios australianos elogiaban al
volante Mile Jedinak por haber actuado “como sheriff del salvaje oeste” (increíble
referencia al territorio hondureño) y ensalza al extravagante entrenador Ange
Postecoglu, Salomon, el presidente de la Fenafuth recordaba que los gastos de
transporte para llegar a Australia “es superior a todos los viajes a los países
de la Concacaf para jugar las anteriores fases de la clasificación” y calculó
el costo en más de un millón de dólares (520.000 de viaje y el resto, en
alojamiento y gastos generales).
“Honduras está dispuesta a morir en la cancha pero
está preocupada por el costo del viaje”, llegó a decir “Abc” de Australia. Mientras
la prensa oceánica se quejaba por un supuesto penal no cobrado por el árbitro italiano Daniele Orsato a favor de su selección del
arquero Denis Escober a Bailey Wriht (primero lo cobró, pero luego lo anuló a
instancias de su asistente).
El entrenador colombiano de Honduras, Jorge Luis
Pinto, tuvo palabras incendiarias en la conferencia de prensa a su llegada,
luego de quejarse por la presencia de un dron en el entrenamiento. “Ellos en
Honduras revisaban hasta los baños a ver si encontraban algo raro y acá aparece
esto. Ellos habrán venido en avión privado, pero nosotros tenemos sangre y
vamos a poner todo para llegar al Mundial”.
Sólo el fútbol, acaso, puede permitir que el pobre
le gane al rico, como acaso pueda ocurrir en unas horas si pese a todo,
Honduras se clasifica para el Mundial, con la FIFA mirando para otro lado.
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