viernes, 17 de noviembre de 2017

Es tan importante lo que Burzaco dice como lo que calla



Han pasado ya tres días de declaración oficial de Alejandro Burzaco en la Corte de Brooklyn, en Nueva York y ya se le ve el pelo al gato. Los medios de comunicación argentinos del sistema han querido poner en primer plano un estado casi revolucionario haciendo creer que lo expuesto por este personaje que vivió de coimas para casi todos los protagonistas del fútbol por  muchos años revela datos impactantes cuando la mayoría de ellos ya eran archi conocidos.

Lo que entonces está ocurriendo es que cada parte politiza el tema. Desde la fecha, para nada casual, en las que se llevan a cabo estas sesiones en Nueva York, que coinciden con los días de transición entre el conocimiento de los 32 equipos clasificados y el Sorteo del Mundial del 1 de diciembre en Moscú, con el único fin de desgastar y desequilibrar a la FIFA que es la que, al fin y al cabo, no le otorgó a los Estados Unidos el Mundial 2022, que quedó en manos de Qatar pese a tantas promesas del organismo futbolístico internacional de cambios en su composición y en su accionar.

Justamente todo lo contrario, pese a tantas denuncias sobre obreros extranjeros explotados para trabajar en la construcción de estadios en condiciones casi miserables y con pasaportes retenidos por el Estado,  la necesidad de pasar el Mundial a diciembre por los intensos calores, que se trata de un país sin tradición futbolera pero especialmente, que cada vez más se va comprobando que la sede se obtuvo con suculentas coimas a los dirigentes que tenían que votar en 2010, todo sigue como si nada, y esto provocó el enojo creciente del mundo del soccer en los Estados Unidos,

Más allá de algunas anécdotas interesantes, y de algunos datos como que por ejemplo los jugadores de la selección argentina cobraban 200.000 dólares por partido por parte de Torneos y Competencias, pero por fuera de lo que la AFA pagaba, o que Boca Juniors y River Plate también cobraron cifras similares por Copa Libertadores “por su relevancia”, en muchos de los demás casos, los medios argentinos parecen descubrir ahora información ya brindada desde hace meses y a veces, años.

Que Julio Grondona tenía aversión por los judíos se sabe hasta el caracú porque ya lo pagó el colega Ramiro Sánchez Ordóñez hace más de una década cuando tuvo que abandonar su programa en TyC Sports (el canal relacionado con la empresa de Burzaco, casualmente) porque como invitado, el inoxidable presidente de la AFA dijo, suelto por encontrarse en el relajo post-almuerzo, cuando le consultaron por qué no había árbitros judíos en la Argentina, que era “porque a los judíos no les gusta trabajar”, lo que generó un escándalo con la comunidad judía local.

Que el fallecido presidente de la AFA cobraba comisiones en efectivo en buena parte, o a través de subcuentas en el Credit Suisse, ya lo había revelado el banquero Jorge Arzuaga (actualmente preso) en su momento. Es más: parte de ese efectivo, Grondona lo cobraba a través de quien fue su secretario privado y chofer, Daniel Pellegrino, quien llegó a ser parte importante de la delegación argentina en Mundiales y en distintos torneos hasta caer en desgracia (ya falleció).

Los medios también fueron rápidos para vincular alguna declaración de Burzaco contra miembros del Fútbol Para Todos, como el coordinador general Pablo Paladino y su segunda línea, Jorge Dehlon (que se suicidó al saberse involucrado) de los que dijo que sobornó con cuatro millones de dólares, pero eso fue casi lo único porque en la Argentina ya existen causas por “defraudación al Estado” en pagos de sobreprecios por los derechos de una cantidad de partidos.

Es decir que si bien es muy grave la acusación que provino de la diputada electa Graciela Ocaña y de la PROCELAC (Procuraduría contra la Criminalidad Económica y Lavado de Activos), las causas existen, ya hay sentencia en muchos casos y hasta la propia Ocaña acaba de pedir la inhibición de la cuenta bancaria de la sucesión de Grondona que se encuentra en un banco de Avellaneda.

Tampoco puede decirse que no se supiera que la mayoría de los dirigentes sudamericanos involucrados en el FIFA Gate recibieron coimas enormes, porque algunos pocos periodistas especializados ya lo habían referido en sus artículos.  ¿Y entonces?

Lo que algunos hicieron fue utilizar políticamente la información, como cuando un matutino tituló que la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner estaba involucrada en el FIFA Gate por mención de Burzaco en Nueva York cuando éste sólo comentó que como jerga entre las partes, a los sobres de las coimas les escribían la palabra “Cristina”.

Si los medios utilizaron para su lado la información recibida desde Nueva York (vergonzosamente cubierta por un solo diario con su corresponsal y el resto brilló por su ausencia o debió contentarse con los estupendos tweets de Ken Bensinger, periodista estadounidense autor del gran libro “Tarjeta Roja” sobre la FIFA-, en buena parte se lo deben a que Burzaco, que tan rápido como logró escabullirse aquella vez en la redada de la Policía en Suiza en mayo de 2015, cuando a los pocos segundos se escurrió para trasladarse a Italia y allí recién negoció su entrega a la Justicia de EEUU, ahora se fue dando cuenta de que el fiscal de la causa, Sam Nitze, “no caza un fulbo” y entonces acabó por contar el cuentito de lo que algunos saben y ya dijeron y muchos otros ya conocían pero callaron.

Lo concreto es que Burzaco calla cosas tan importantes (o acaso más) de las que contó hasta ahora, quizá escondiendo más cartas debajo de su manga para jugarlas en el momento clave, o nunca. Suena extraño, por ejemplo, que el Grupo Clarín aparezca exculpado de todo cuando Burzado y Torneos fueron socios por tantos años en TRISA (Tele Red Imagen SA) y en TSC (Televisión Satelital Codificada). O también que Aníbal Fernández no aparezca nunca, o casi.

La gran pregunta es si es posible que todo lo que ya sabemos siga sin que nadie intervenga (ahora, en tiempos de Mauricio Macri en la presidencia argentina), si no habrá autocrítica de los medios involucrados, si la AFA por fin tomará la medida de deshacerse de los medios y productoras corruptos, y si la gente seguirá creyendo pese a todo en los protagonistas de un deporte hermoso, pero que cada vez es más bastardeado.


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