Faltan siete meses para el Mundial. Exactamente
siete para el partido inicial en Rusia 2018 y la selección argentina persiste
en su inexplicable laberinto, que aparece nítido en esta minigira de dos
partidos amistosos en territorio ruso y cuando sólo habrá dos más antes de que
el director técnico Jorge Sampaoli defina la lista de 23 jugadores para la gran
cita.
Es evidente, y lógico, que el ambiente está mucho
más distendido y al propio Sampaoli se lo nota más reflexivo dentro y fuera de
la cancha una vez conseguida la angustiosa clasificación mundialista, pero al
mismo tiempo, tomando en cuenta que el equipo se ha despojado de la mochila que
tanto le pesaba, algunas cuestiones son muy preocupantes.
Por un lado, Sampaoli parece haber cortado camino
ante la falta de tiempo de preparación, con no menos de siete titulares
definidos (Sergio Romero, Gabriel Mercado, Nicolás Otamendi, Lucas Biglia,
Lionel Messi, Angel Di María y Sergio Agüero), y dos más en la puerta (Javier
Mascherano y Enzo Pérez), sumados a tres suplentes que de todos modos estarán
(entre ellos, el arquero Nahuel Guzmán).
Pero por otro, hay algunas cuestiones que no se
entienden, como que por ejemplo en el amistoso ante Nigeria en Krasnodar,
Sampaoli haya optado por desistir de Messi con el objeto de darle descanso y
que no siga sumando minutos para llegar en mejor forma al Mundial cuando justamente
es el jugador más importante del equipo, del que dependen casi todos los
movimientos, y sin él, casi todas las pruebas valen muy poco, porque salvo un
tercer partido de la fase de grupos por haber conseguido temprano la
clasificación, este equipo nunca prescindirá del genio del Barcelona.
Si la selección argentina tiene que hacer pruebas,
éstas necesariamente necesitan de Messi en el campo porque es la mejor forma de
seguir probando el equipo que realmente va a salir en cada partido del Mundial.
Y por esto mismo es que no se entiende, por ejemplo,
cómo un talentoso jugador como Paulo Dybala, siga sin ser probado en distintas
variantes tácticas al lado, por delante, de costado, de atrás de Messi, para
tratar de encontrar el mejor rendimiento posible entre dos de los jugadores más
desequilibrantes del planeta. Está en Sampaoli, en su capacidad, encontrar el
lugar en el que más rindan ambos, pero si no juegan juntos…difícilmente se
podrá sacar una conclusión al respecto.
Desde ya que probar sin Messi y con Dybala como
conductor, es una posibilidad para el caso de que haya momentos de partidos en
los que uno pueda ingresar por el otro, pero en general será escaso el tiempo
en el que esto ocurra y en cambio, se supone que mucho más el que se los
necesite juntos.
Tampoco se entiende el rol de Fernando Belluschi. Es
generalizado el consenso acerca de que en este fútbol argentino no abundan los
creativos y por eso, en una acertada medida, Sampaoli convocó a Giovani Lo
Celso para esa función. Pero si también fue llamado el talentoso volante de San
Lorenzo, ¡no sería esperable que tuviera suficiente tiempo para ser probado, y
esto consiste en que se desplace cerca de Messi para poder tener otra versión?
Un tercer elemento que aparece de manera recurrente
es el problema de los laterales defensivos. Sampaoli suele sostener que no
abundan los del costado derecho y que por eso piensa en utilizar una última
línea de tres jugadores. Sin embargo, fue convocado Emiiano Insúa, para la
izquierda, y también podrían jugar allí Marcos Rojo (ahora lesionado), o
Nicolás Tagliafico, mientras que Mercado bien podría jugar por la derecha y
hasta podría contar con Julio Bufarini, si quisiera. ¿Entonces?
Lo que sí parece claro es que este Javier Mascherano
modelo 2017 no está para ser el tercer defensor del lado derecho. Por velocidad
y porque no está habituado al uno contra uno en todo el partido. Parece más
lógico como líbero para salir jugando desde abajo, si bien la defensa perdería
mucha altura y Federico Fazio actuó bien cuando le tocó y solucionaría este
problema.
Todo indica que insistir con la línea de tres en el
fondo genera problemas por el costado izquierdo de la defensa que queda
desprotegido y hay un hueco en las espaldas de los volantes que no cubre nadie,
porque los adelantados no tienen oficio por las bandas y porque obliga a Di
María por la izquierda a bajar demasiado y lo agotaría y lo mismo sucedería con
Cristian Pavón o Lautaro Acosta por la derecha, si se decidiera a jugar con
extremos, aunque menos si lo hiciera con Emiliano Rigoni o Eduardo Salvio, si
bien éste último no dio la talla cuando tuvo su oportunidad y navegó en la
mediocridad.
Tres partidos amistosos antes de dar a conocer la
lista oficial de 23 jugadores suenan a demasiado poco ante tantos acertijos y
tanto más cuando el propio Sampaoli insiste en que hay potencias como España,
Francia, Alemania o Brasil que le sacaron a la Argentina demasiada ventaja por
el tiempo que llevan trabajando.
¿Podrá salir la selección argentina de su labetinto?
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