lunes, 25 de octubre de 2010
Fútbol y política: la semana que terminó con las dudas
La situación de hoy es que el oficialismo sostiene que Cristian "El Tatuado" Favale, el principal implicado en el asesinato del trabajador ferroviario Mariano Ferreyra, forma parte de la barra brava de Bánfield, al mismo tiempo que la de Defensa y Justicia (la original), mientras que los medios más poderosos (como Clarín o Perfil) vinculan (o buscan la forma de vincular) al presunto asesino con la barra brava del club de Florencio Varela y publican fotos subidas a facebook por el propio ultra, en las que aparece cerca de dirigentes oficialistas y hasta con algún periodista que simpatiza con el oficialismo.
De una manera u otra, no son más que especulaciones (el tiempo dirá quién tiene razón) sobre algo fundamental y que hace dos décadas o tres, hubiera dado lugar a aquella frase hoy desterrada. Muchos medios hubieran manifestado que "no hay que mezclar al fútbol con la política". Hoy, todo aquello es demodée. El fútbol está ligado, como siempre, a la política, y cuánto. Más que nunca en este caso, porque la ligazón de Favale con una u otra barra (como si fuera común la existencia de las mismas), determinaría quién está definitivamente atrás del brutal asesinato, y ya ha generado riquísimos apuntes y datos que aportan mucho para que miles de personas conozcan aún más del funcionamiento de un sistema perverso, sean del lado que fueran. Un sistema que ingada de qué lado está el violento pero no la razón de ser de esa violencia, el motivo de la existencia de barras bravas, el hecho de que no se logre disolverlas y que, por contrario, cada vez más políticos intenten acercarse a las mismas para disponer de una fuerza de choque propia, lo que significa en la Argentina nada menos que la imagen de la manifestación de poder, y a su vez esto muestra lo enferma que está la propia clase político, provenga del lado que provenga.
Las ramificaciones del caso Ferreyra nos llevan también a otro caso, el de conocer otro modus operandi de la clase política, cuando el periódico "Miradas al Sur" denuncia en su tapa del último número que nada menos que el presidente de Bánfield, Carlos Portel, el ex presidente Eduardo Duhalde (siempre ligado a Bánfield) y su ex subsecretario de Transporte Ferroviario, Alberto Trezza, compraron a principios de los noventa el pase de Javier Zanetti de Talleres de Remedios de Escalada y luego lo vendieron al Inter de Milán.
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