viernes, 15 de abril de 2011

Las razones del corazón de la hinchada de San Lorenzo


El pasado miércoles, en pleno centro de Buenos Aires, la hinchada de San Lorenzo volvió a dar muestras de lo que puede conseguir cuando se lo propone, desde la pasión que se inicia en perfectas razones para un reclamo que lleva años de ilusión y meses de creciente concreción: la vuelta al Viejo Gasómetro de la Avenida La Plata, que todo indica que le fue expropiado por la última dictadura militar.
Este escriba, junto a su padre, compañero de tantos acontecimientos futboleros a lo largo de décadas, tuvo la posibilidad de asistir al último partido oficial jugado en aquel estadio, ubicados detrás del arco de Hugo Gatti, a quien le rebotó la pelota que terminó sobre el travesaño en el penal que malogró ese día Hugo Coscia, a finales de 1979, y que finalizó con un triste 0-0 entre el local y Boca Juniors, con la particularidad de Carlos Bilardo sentado en uno de los bancos de suplentes, y Juan Carlos Lorenzo, en el otro, cuando un año antes, disputaban como directores técnicos la final de la Copa Libertadores de América.
Y también quien esto escribe tiene, siempre a su padre, una historia particular con el Viejo Gasómetro, porque los gritos de ese histórico estadio, el último de los grandes que resistió al cemento desde sus tablones de madera, eran arrastrados por el viento hasta generar aquellos rumores de fútbol hacia la calle Salas, en Caballito, donde vivía la abuela, y en cada visita, allá por 1968, se producía el tironeo para poder conocer qué pasaba en aquel lugar misterioso, desde donde provenían aquellos sonidos extraños y atrapantes.

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