domingo, 10 de abril de 2011
Superclásicos: De aquellos polvos de 1981 a estos lodos
Fue un viernes de lluvia torrencial, exactamente hace treinta años y no fue un partido más. Se lo recordará por haber sido el primer superclásico de un fuera de serie como ha sido en el fútbol Diego Armando Maradona, acompañado de grandes estrellas en ambos equipos. Porque si bien Boca Juniors terminó siendo el campeón de ese campeonato Metropolitano, luego de cinco años de sequía local, River plate no tenía un plantel muy alejado y de hecho, ya con el recambio de Alfredo Di Stéfano por Angel Labruna, cuyo largo y triunfante ciclo finalizaría a mitad de temporada, ganaría el otro torneo del año, el Nacional, de la mano de otro de los más grandes del último tiempo, Mario Alberto Kempes, repatriado desde el Valencia y para no ser menos que Maradona.
Si en febrero, el Pibe de Oro llegó a Boca en medio del glamour y del ruido mediático que significaba un pase tan importante como el suyo desde su Argentinos Juniors natal nada menos que a un Boca que también se renovaba institucionalmente tras décadas personalistas con Alberto J. Armando sentado en el sillón presidencial, River no podía ser menos y su también anciano y polémico presidente, Rafael Aragón Cabrera (con vínculos con la dictadura militar), hizo bajar a Kempes de un helicóptero, directamente al Monumental.
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