martes, 19 de abril de 2011

Si Boca no cambia, puede descender al Nacional B


Las palabras del dirigente José Beraldi acerca de lo que sucede en Boca Juniors, una especie de “Que se vayan todos”, aunque apuntando mucho más a los jugadores y, de manera implícita, a compañeros suyos de la comisión directiva en un año electoral, no tienen desperdicio.

Beraldi, ligado estrechamente a la barra brava, y al mismo tiempo a Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA), en donde tiene amplios cuestionamientos éticos, aspira, como tantos otros, a acceder a fin de año al cargo de presidente que heredó casi como maná del cielo Jorge Amor Ameal, tercero en la fila detrás del actual jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, y del fallecido Pedro Pompilio.

Como viejo accioma del mediocre ambiente que rodea al fútbol argentino, donde cualquier declaración relativamente fuerte (aunque no incluya ningún apellido concreto) así como cualquier golpe de puño en una mesa de algún programa de TV por parte de algún periodista “jugado” terminan generando un escándalo del que se suele sacar rédito político, como que el nombre circule de manera constante sin que haya chances de aclarar nada. De hecho, el protagonista dijo lo que dijo (aunque no es en contra de nadie en particular) y se fue de viaje.

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