El Barcelona, y muy especialmente su gran estrella, el argentino Lionel Messi, autor de los dos goles (especialmente el segundo, una joya), pusieron las cosas en su lugar y acabaron con varios días de declaraciones polémicas, provocaciones y planteos especulativos del Real Madrid y de su entrenador portugués José Mourinho, y dejaron maltrecho a su rival para el partido revancha del próximo martes en el Camp Nou por la Champions League.
El Barcelona se impuso por 2-0 en un Santiago Bernabeu que vivió el partido con mucha tensión, instalada desde hacía varios días por declaraciones de Mourinho, a esta altura, un personaje que ha salpicado el ambiente de los cuatro superclásicos de España (de los que ya se han jugado tres) de sospechas sobre un poder de influencias del Barcelona, ataques a su colega Josep Guardiola y de defensa de su sistema de juego que, según sostiene, no necesita de la posesión de pelota para imponerse al considerado mejor equipo del mundo.
Tan fuerte había sido el clima previo, que por primera vez desde que dirige al Barcelona, el propio Guardiola apareció fuera de sí en la conferencia de prensa del martes, atacando a la prensa de Madrid y a Mourinho, y defendiendo su sistema de juego, tan aplaudido en todo el planeta y del que, dijo, se sentía orgulloso.
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