Todo comenzó, como suele suceder, con un hecho
particular. Fue en 1908, en la final de la Copa Competencia de Tercera entre
Independiente y Ferrocarril Oeste, cuando el árbitro Víctor Morazzini bombeó a
los Rojos, que ya molestaban políticamente.
Los dirigentes de Independiente solían asistir a las
reuniones de la Asamblea y el Consejo Superior de la Argentine Football
Association con la misma ropa con la que trabajaban en las fábricas de la zona
de Avellaneda y eso no gustaba nada a los dirigentes de la élite como Juan Gil
(San Isidro), Mariano Reyna (Alumni) y especialmente Luis Carbone (Racing
Club).
En 1911, Independiente peleaba por el ascenso a
Primera desde la llamada División Extra, pese a tener jugadores
suspendidos como Hospital o Balbino
Ochoa (se decía que el primero por no haber quedido jugar en River y el
segundo, en Bánfield) pero cayó en la última fecha ante Estudiantes de La Plata.
Ëste, entonces, se quedó con el único ascenso del año.
Sin embargo, el glorioso Alumni atravesaba ya épocas
complicadas para mantenerse y tomó la decisión de no jugar el torneo en 1912,
abriéndose entonces un cupo para el otro finalista de la categoría Extra,
Independiente. De hecho, Alumni no se presentó en las primeras tres fechas. Lo
raro fue que decidió rever la situación, regresó a la competencia y de esta
manera. Independiente no pudo subir. Estas maniobras para que Alumni siguiera y
no se retirara se las atribuyeron a
Reyna y Carbone, que jamás hacían prosperar las protestas de
Independiente y en el caso del dirigente de Racing, por los estrechos vínculos
que tenía con el entonces caudillo de Avellaneda, Alberto Barceló.
En ese contexto, en el que Racing no quería por nada
del mundo que su vecino ascendiera a Primera, se produjo el mayor detonante.
Fue el 2 de junio de 1912 en la división Internedia. Independiente debía
enfrentar a Boca y otra vez apareció el árbitro Morazzini, el mismo de 1908.
Expulsó al volante Ernesto Sande, al centrodelantero Enrique Colla (que lo
terminó agrediendo) y luego, el director técnico y a la vez presidente del club
(algo que se estilaba), Juan Ricardo Mogaburu, protestó los fallos y otra vez
rebotó, como de costumbre. No sólo eso: Colla fue descalificado por todo el
torneo y se sumaba al ya suspendido arquero Buruca Laforia y a los jugadores de
campo Garay e Idiarte y el estadio de los Rojos fue clausurado hasta fin de
año.
Ahí fue cuando Independiente, harto ya de estar
harto con aquella AFA, decidió escindirse y lo acompañaron GEBA, Porteño (de
Palermo) y Estudiantes de La Plata (todos de Primera), junto con Kímberley de
Nuñez, Argentino de Quilmes, Atlanta y la Sociedad Sportia Argentina –que no
participaba desde 1910 y que luego renunciaría a seguir participando-, todos
equipos de la división Extra, para conformar desde entonces la Federación
Argentina de Football.
Claro que esta salida dejó a la original AFA con
apenas seis clubes de Primera y por esa razón no hubo descensos justo cuando
River Plate ocuparía el último lugar, y en cambio se determinaron ascensos de
los equipos de la categoría siguiente como Platense, Boca Juniors, Estudiantil
Porteño, Olivos, Comercio. Riachuelo y Ferro (campeón de la divisional), y
hasta se sumó a Bánfield, que era el campeón de Segunda (Tercera real), que
entonces escaló dos categorías para sumar más equipos en la máxima, al punto
que también se cursó una invitación especial a Ferrocarril Sud, para llegar a
los quince equipos.
Es decir que el ascenso de Boca a Primera en 1913
tiene el mismo origen que el hecho de que River haya evitado un primer descenso
en su historia, y ambos hechos están ligados a un tironeo político entre
Racing, Independiente y Alumni.
Mientras tanto, 1912 marcaría el inicio del dominio
de Racing en la antigua AFA, en tiempos aún amateurs.
No hay comentarios:
Publicar un comentario