Acaso si hay un punto que haya tenido alguna
aceptación durante los 35 años de Grondonato, ése sin dudas es el de la
implementación de los promedios para determinar qué equipos descienden de
categoría.
Dentro de toda la locura, el desorden ordenado que
se vivió en la AFA entre 1979 y 2014, durante la presidencia de la AFA por
parte de Julio Grondona, lo más rescatable, aún con muchos puntos discutibles,
es que en vez de tomar a los últimos de cada temporada para el descenso de
categoría, se lo haya hecho tomando tres temporadas completas.
Claro que el gran problema residió en la
contradicción de que para el descenso se tomaran tres años completos y para los
títulos de campeón, a veces solamente medio año, lo cual fue generando que al
mismo tiempo, distintos equipos de la misma categoría jugaran, en verdad, torneos
diferentes, algo que tampoco es privativo del fútbol argentino, porque en la
mayoría de las ligas europeas ocurre lo mismo y hasta a tres velocidades
(título, copas europeas y descenso).
Grondona fue claro al explicar la implementación de
los promedios (algo que tampoco fue nuevo en la AFA porque ya se habían utilizado
anteriormente): el que desciende es el club, no el equipo. Es decir que la que
desciende es una mala administración, que al momento de bajar de categoría,
habrá tenido seis mercados para fichar o vender jugadores, seis espacios para
cambiar lo que hubiera que cambiar, por lo que no puede haber excusas a la hora
del final.
Creemos que este punto resulta impecable pero que
entra en contradicción con otros como el de los títulos o el del lapso que
medió muchas veces entre los clubes que ascendieron desde el Nacional B y su
llegada a la Primera A pero ese, en todo caso, es otro tema completamente
distinto y pasa por un reordenamiento de los calendarios y no por cambiar el
sistema de los promedios.
Hemos comprobado, con los datos de todos los
descensos por promedios desde su re-implementación en 1983, que hay escasísimas
injusticias entre los 45 clubes distintos que bajaron de categoría en todos
estos años., 19 lo hicieron en la misma cantidad de veces que lo habrían hecho
de no haber existido el sistema y apenas cinco casos, de los cuarenta y cinco,
sacan dos oportunidades de diferencia entre descender y evitarlo en un ciclo en
34 años, lo cual demuestra que el sistema es bastante justo y equilibrado.
Newell’s Old Boys debió descender dos veces por
puntos y lo evitó en ambas ocasiones por el promedio, Olimpo de Bahía Blanca
descendió dos veces más de las que mereció (3-1), Deportivo Español se salvó
dos veces más de lo que le correspondía (1-3), al igual que Platense (1-3), y
el peor caso, el más injusto, es claramente el de Nueva Chicago, que descendió
cuatro veces y hubiera bajado en uno, sin promedios, aunque uno de los cuatro
fue por repechaje,
Esto demuestra que la mayoría de los equipos que
descendió por promedios, habría
descendido de todos modos sin ellos a lo largo del tiempo, justamente por lo
que Grondona apuntaba: que la que desciende es la administración y no el
equipo.
Que los equipos que ascendían a la Primera A
preferían cambiar todos sus planteles cuando los anteriores habían tenido el
mérito de llegar a la máxima división y eso seguramente los hacía candidatos a
continuar y probar suerte en ella, no es culpa de la AFA ni del sistema, sino
de una mentalidad y de una desacertada decisión política, máxime cuando se sabe
de antemano que el calendario y el escaso tiempo para armar otro plantel, así
lo indicaban.
La declaración del nuevo presidente de la AFA,
Claudio “Chiqui” Tapia, acerca de que si fuera por él, quitaría los promedios
del descenso, es un grave error, a nuestro entender, porque es una de las
escasísimas cosas rescatables del Grondonato, y eso que encontrar una es buscar
una aguja en un pajar.
Es probable que el promedio se haya implementado
para salvar a los clubes grandes (nadie duda de que el grondonismo se movió
básicamente por intereses) pero el paso del tiempo se encargó de demostrar que
salvo Boca Juniors, todos los clubes grandes descendieron, incluso muchos de
clase media, por lo mismo que se sostuvo líneas arriba: porque los promedios acabaron
apuntando a las administraciones y no a una buena o una mala campaña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario