El triunfo de 3-2 del Barcelona ante el Real Madrid
en un espectacular partido amistoso de verano en Miami se convirtió en pura
anécdota cuando debió ser tema de análisis de esta columna y tantas otras, pero
el brasileño Neymar da Silva Santos Junior,
más conocido simplemente como Neymar Jr, ha logrado opacarlo todo con su
ya decidido pase al Paris Saint Germain (PSG) francés.
Desde ya que el pase no se concreta sólo por
cuestiones futbolísticas porque desde este punto de vista (el que hasta último
momento sostuvieron los jugadores del Barcelona, sus compañeros) es claro que
el brasileño debió haberse quedado y si hubo algún atisbo de duda en él, fue
durante la última semana en los Estados Unidos, cuando las estrellas de la
plantilla utilizaron ese argumento.
El PSG no sólo está dispuesto a pagar la cláusula de
rescisión de Neymar, de 222 millones de euros, sino que ha conseguido armar una
ingeniería financiera por la que el propio jugador cobrará 30 millones de euros
por temporada, en un contrato de cinco años (es decir, unos 150 millones de
euros más), otros 60 millones de euros de prima, y por si fuera poco, su padre,
también llamado Neymar, se llevará otros 50 millones por la comisión en su participación
en las tratativas representando a su hijo.
Si la familia Neymar se lleva de golpe 260 millones
de euros por uno de los traspasos más impactantes de los últimos años, también
hay que tener en cuenta que el PSG cederá absolutamente los derechos de imagen al jugador, que entonces podrá
cerrar por su cuenta una importantísima suma con sponsors avalados por el
propio club parisino, y más que todo eso y acaso uno de los motivos
principales, que será el hecho de ser la cara publicitaria y futbolística del
Mundial de Qatar en 2022 porque los petrodólares de este país patrocinan al
PSG, que de este modo elude buena parte de la presión que bien podría meterle
la UEFA con los cumplimientos del llamado “Fair Play Financiero”.
Sumado a todo esto, aún queda que el padre de Neymar
se lleve en estas horas, aunque pueda parecer insólito, 26 millones más de las
arcas del Barcelona, como resultado de la renovación de contrato hasta junio de
2021 por lo que más de un lector desprevenido podría preguntarse cómo el delantero
brasileño va a cobrar semejante cifra si se irá…pero es lo que legalmente
corresponde porque todo esto es previo al depósito de la cláusula, que
igualmente se concretará a principios de agosto.
Es que Neymar, que en el Barcelona estaba cobrando
15 millones de euros anuales y ahora oficialmente pasa a percibir el doble en
el PSG, parece que se irá con el mismo humo con el que llegó a Cataluña. Se
informó en 2013, cuando el pase se concretó desde el Santos de Brasil, que
había costado 57,1 millones de euros (hoy sería un chollo, en vista de las
cifras obscenas que se manejan en el mercado), pero por la denuncia de un socio
del club, se dio a conocer que en verdad, la cifra real fue de 70 millones, aun
que luego, el presidente del Barcelona, Josep María Bartomeu tasó en 86,2
millones y ya en enero de 2015, el juez Pablo Ruz lo acabó definiendo en 96,37.
Es cierto que por más que el vicepresidente
económico del Barcelona, Jordi Mestre, llegó a afirmar en lo que parece una
gran patinada del verano que Neymar “no se irá del club en un 200 por ciento”,
si viene un club poderoso como el PSG con 222 millones hay poco por hacer, pero
los catalanes azulgranas deberán hacerse un gran replanteo en lo que gastan y
especialmente en cómo gastan su dinero en fichajes desde hace ya bastante
tiempo.
Si sólo nos vamos al verano pasado, al finalizar la
temporada 2016/17, el Barcelona gastó30 millones de euros en paco Alcácerm 3,25
en la recompra del pase de Denis Suárez, 25 en Samuel Umtiti, 16,5 en Lucas
Digné, 35 en André Gomes y 13 en el portero Jesper Cillessen, lo que da un
total de 122,75 millones de euros y la mayoría de esos fichajes quedó en deuda
futbolística.
¿Qué hará el Barcelona ante esta situación? Ya se
habla de apuntar a grandes estrellas que puedan suplir a Neymar, cuando en la
temporada pasada, nadie quería venir para ocupar un lugar en el banquillo, en
vista de los cracks que taponaban el ascenso desde su titularidad.
La salida de Neymar abre acaso la puerta para
Phillippe Coutinho, Paulo Dybala, Antoine Griezmann o Eden Hazard, pero el
Barcelona debe ir con mucho cuidado, porque los clubes vendedores saben que los
catalanes vienen con mucho dinero y seguramente exagerarán los precios de sus
estrellas.
Por otro lado, aparece el tema del enorme poder que
van adquiriendo ahora los agentes de los jugadores. Supuestamente vigilados los
clubes europeos por la UEFA con el Fair Play Financiero, sin embargo,
Manchester City o el PSG gastan fortunas desde sus poderosos dueños usando como
excusa a los terceros que merodean a las estrellas que en muchos casos (como
Coutinho) acaban de firmar contratos largos, pero esto parece no importar.
Tampoco, normativas claras de la UEFA acerca de que
ningún club puede negociar y ni siquiera acercarse para esto a un jugador que
tenga contrato con otro club hasta seis meses antes de finalizarlo.
En este sentido, Andrea Traverso, jefe del
departamento de Licencias, de la UEFA, dio a entender en estos días a un medio
italiano que si el PSG o el Manchester City gastan, poco puede hacer la entidad
“si es que tienen el dinero para hacerlo”, una manera de mirar para otro
costado a la hora de las tremendas cifras que se manejan.
Así es que los abrumadores números son la mejor
explicación para la renuncia a mayor gloria deportiva de Neymar en el
Barcelona, para marcharse a los petrodólares qataríes del PSG.
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