La imagen de un Neymar pensativo, emoticón incluído,
colocada por él mismo en las redes sociales, es el mejor ejemplo de la locura
que vive el fútbol europeo con los fichajes que en muchos casos van camino a
definirse en agosto, muy cerca del inicio de la mayoría de las temporadas de
las grandes ligas.
Cada día es más claro que el negocio va tapando a lo
futbolístico y cuando nos quieren hablar de planificación, stages o
cronogramas, en realidad nos esconden que todo queda suspeditado a las
contrataciones y ventas y el resto es absolutamente secundario.
Lo dijo claramente, días pasados, nada menos que el
presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, con una sinceridad que años atrás
(tal vez menos calmo a falta de sucesión de títulos que ahora tiene) no podía
sostener: “más de un gran fichaje llega en agosto, no sería la primera vez”, en
referencia a la posible llegada de la perla europea, el delantero del Mónaco
Kyllian Mbappé, ahora que los blancos han juntado tanto dinero por las ventas
de los pases de James Rodríguez al Bayern Munich, de Alvaro Morata al Chelsea y
muy posiblemente de Danilo al Manchester City.
Es el mismo Pérez que hace poco más de diez años
sostuvo en aquellos veranos el “never, never, never” para referirse al posible
fichaje del inglés David Beckham, y todos saben cómo acabó aquel cuento.
Ahora, tanta preparación, tanto cronograma, quedan
suspeditados a la llegada de un refuerzo que puede cambiar mucho de toda la
preparación porque altera la táctica del equipo, pero todo vale para reforzarse
y ser más poderoso que en la temporada anterior.
Por ejemplo, la llegada de Neymar al PSG cambia
mucho todos los esquemas. El del club francés, porque como bien sostuvo su
entrenador Unai Emery, pasaría a tener dos top-5 como el ahora delantero del
Barcelona y su compatriota Daniel Alves como lateral derecho, y con esos 222
millones de euros que le podrían ingresar al Barcelona, acaso podrían usarse en
los fichajes del tan anhelado Marco Verratti, del mismo PSG, como el argentino
Paulo Dybala de la Juventus, tan elogiado por Lionel Messi, que lo tiene como
compañero en la selección argentina.
Claro que Dybala no es Neymar, ni juega de lo mismo
que el brasileño y acaso podría obligar al Barcelona a cambiar su tradicional
último esquema ofensivo del Tridente sudamericano por un sistema con más gente
en la creación y no tanta en la línea de la definición o acaso acabe apostando
por otro delantero más y que Messi y Dybala se retrasen, algo que tiene pensado
Jorge Sampaoli en la selección argentina.
El caso de Neymar también agrega otros condimentos,
que pasan por cuánto juega hoy lo colectivo y cuánto lo individual en los
jugadores estrella. Porque Neymar está muy cómodo en el Barcelona desde lo
humano y desde lo táctico, y su rendimiento ha sido muy bueno, más allá de
algunos baches que haya podido tener.
Sin embargo, Neymar no alcanza la satisfacción total
porque se sabe con chances de ser en el futuro el mejor jugador del mundo, y ya
ha estado en la terna para el Balón de Oro, pero sabe que a la sombra de Messi
siempre quedará atrás del argentino y tampoco los logros del Barcelona
ampliarán sus chances, por lo que la única forma de intentar conseguir ese
máximo palmarés individual es cambiando de camiseta y qué mejor que hacerlo al
PSG, con tantos compañeros brasileños y en especial su amigo Alves, ganando el
doble de dinero, y encabezando un proyecto que lo puede lanzar al máximo
estrellato.
También lo que ocurre con Neymar y esta indefinición
del propio brasileño sobre qué hacer con su vida está relacionado con una larga
falta de previsión del Barcelona como club, que no se ha dado una política de
protección a sus figuras y por ejemplo, Neymar se fue quedando sin el respaldo
de compatriotas en la plantilla, un detalle que parece menor pero no lo es.
En el caso del Real Madrid, la posibilidad de traer
a Mbappé también puede alterar la competencia de la línea del ataque, aunque la
BBC (Bale, Benzema, Cristiano Ronaldo) parezca fija.
Mbappé generaría una competencia en los primeros
planos del ataque que salvo Marco Asensio en el final de la temporada pasada,
ningún otro jugador consiguió y a futuro, parece una excelente apuesta por su
corta edad (18) y francés como el entrenador, Zinedine Zidane.
Desde ya que nos referimos al mercado de la Liga
Española, pero esto podría extenderse a los otros de las grandes ligas si
tomamos el caso de equipos que han invertido fortunas, como el Manchester City,
el Chelsea o el propio PSG, sin reparar tampoco en que los jugadores llegarán
en agosto y a poco de comenzar los torneos.
Es decir que cada vez es más claro que el negocio
comienza a evidenciarse (no sólo a estar) por encima de lo futbolístico y que
aquello de la declamada “planificación” queda absolutamente de lado cuando
puede llegar una estrella, sea el momento que sea.
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