Se acabó la paz
en el fútbol uruguayo. Las mieles de la buena actuación en el Mundial de Rusia,
la envidiable continuidad del “Maestro” Oscar Tabárez en la selección “celeste”
y la seriedad de sus dirigentes acabaron de derrumbarse el pasado viernes al
final de la tarde en una jornada de lluvias y tormentas en Montevideo, acordes
con el clima viviente, cuando la Asamblea de la Asociación (AUF) determinó por
mayoría acudir al TAS, el máximo tribunal deportivo mundial, en Suiza, y no
aceptar la anunciada intervención de la FIFA.
La votación
final de los 17 miembros de la Asamblea (16 de Primera y uno de Segunda) fue de
9 a favor de recurrir al TAS rechazando la intervención, 6 abstenciones y
apenas 2 votos (Rampla Juniors y Peñarol) por aceptar el procedimiento de la
FIFA o el breve plazo para cambiar el estatuto y amoldarlo a la entidad madre
del fútbol en Zurich, tal como tuvo que admitir la AFA en 2017, luego de
soportar una situación parecida, aunque no idéntica a la uruguaya.
De nada sirvió
entonces la desesperada reunión que mantuvieron durante toda la tarde del
jueves en una cerradísima sede de la Conmebol en Asunción (para ingresar a cada
sala, ahora hay un detector de huellas digitales), el presidente interino de la
AUF, escribano Edgardo Welker (vicepresidente de Peñarol) y el titular de la
entidad sudamericana, Alejandro Domínguez.
A tal punto fue
así, que el desencadenante de esta votación fue, a la mañana siguiente a la
Asamblea de Montevideo, la renuncia oficial de Welker a la presidencia interina
de la AUF, que sumada a la del titular original, Valez, dejó al Comité
Ejecutivo con apenas tres miembros, Alejandro Balbi (Nacional), el economista
Ignacio Alonso (Rampla Juniors, y quien reúne el mayor consenso para llegar en
el futuro a la presidencia), y Roberto Pastoriza, el encargado de las
selecciones nacionales, que representa a El Tanque Sisley y a Sudamérica).
Welker viajó expresamente
a Asunción debido a que Domínguez había recibido una comunicación desde Zurich
del presidente de la FIFA, Gianni Infantino, en la que le advertía que
estudiara bien el pedido de intervención a la AUF que había enviado a Zurich la
Conmebol horas antes al sospechar que la entidad sudamericana se habría apurado
en la solicitud porque el procedimiento eleccionario de la AUF no estaría
incumpliendo los requisitos. El presidente de la FIFA le preguntó al de
Conmebol si “estaba seguro” de la medida que había pedido contra la AUF.
Welker intentó
explicarle a Domínguez que más allá de la intempestiva renuncia a la
presidencia de la AUF de Wilmar Valdez (el que reunía la mayor posibilidad de
ser electo en los comicios del pasado 31 de julio, luego pospuestos al 21 de
agosto y finalmente no llevados a cabo), no había motivos para una intervención
porque todo continuaba su cauce.
En cambio, la
Conmebol (cuyo presidente Domínguez está enfrentado al empresario de medios y
ex todopoderoso agente de jugadores uruguayo Francisco “Paco” Casal, quien
posee los derechos de TV del torneo local), envió a la FIFA, días pasados, un
pedido de intervención a la AUF al considerar que por un lado, los dos
candidatos (opositores a Valdez) que quedaban para la presidencia de la AUF,
Arturo del Campo y Eduardo Abulafia, no habían pasado el test de idoneidad de
la entidad sudamericana, y que por otro, el estatuto que rige en la Asociación
Uruguaya no se ajusta a los cambios que pretende la entidad de Suiza y que
también lo exigió a la AFA en 2016, cuando la intervino.
Algunos
analistas creen que de fondo, lo que está en juego es la salida de Casal de la
televisación del fútbol uruguayo (con contrato hasta 2025), para lo cual
deberían desembolsarle cerca de 100 millones de dólares, dada la enemistad de
Domínguez con el empresario de medios, pero también hay otra guerra interna de
gran calibre, la que sostienen los jugadores, tanto los 700 del fútbol local
como los más reconocidos de la selección y del exterior, que conforman el sindicato
“Más Unidos que Nunca” y que vienen luchando desde 2010 por sus derechos de
imagen y por una mayor representación en la AUF, enfrentados también a Casal y
sostenedores del renunciante Valdez.
Tampoco de nada
sirvieron los intentos del Gobierno nacional de Tabaré Vázquez, desde sus
funcionarios de la Secretaría de Deportes, Fernando Cáceres, y Alfredo
Etchandy, por suavizar el duro discurso de horas antes, el jueves pasado, de la
ministra de Educación y Cultura (MEC), María Julia Muñoz, acerca de que la AUF
podría perder la personería jurídica en el caso de adoptar un estatuto (el
nuevo, que requiere la FIFA) que no se ajuste al que establece el Estado.
El MEC opera como policía
administrativa del Estado al otorgar la personería jurídica al aceptar el estatuto,
y podría retirarle el permiso como asociación civil. Y según advirtió Muñoz,
por más que la FIFA diga que tiene su estatuto, si hay algún artículo que
contraviene normas o leyes uruguayas, la AUF podría quedarse sin estatuto por
suspensión de personería y no podría funcionar (de hecho, el MEC intervino la
Mutual de Futbolistas Profesionales, el sindicato de futbolistas, a cargo de
Enrique Saravia por considerar que no cumplía con los requisitos, reemplazado
por la agrupación “Más Unidos que Nunca”).
Como si fuera un
“dejá vu” para el fútbol argentino, ahora es la AUF la que se debate acerca de
una posible intervención de la FIFA y la Conmebol, y tal como ocurriera en la
AFA en 2016, el capítulo siguiente llegará el próximo lunes, cuando arribarán a
Montevideo los emisarios desde Zurich, encabezados por el suizo Primo Corvaro,
el mismo que en su momento llegara a Buenos Aires para dialogar con todos los
estamentos del fútbol nacional.
A
Corvaro se le agregarán las abogadas paraguayas Fátima González y Montserrat
Jiménez, ligadas a la Conmebol, y Jair Bertoni, el hijo del campeón mundial en
1978 Daniel Bertoni, en representación de la FIFA, para dialogar con las partes
e ir teniendo un panorama más claro de los hechos in situ.
Ellos
se entrevistarán con los posibles integrantes del Comité de Regularización (el
mismo nombre que FIFA y Conmebol utilizaron con la AFA en 2016), Eduardo Ache
(Nacional), Fernando Goldie (Peñarol), que integran comisiones en FIFA y
Conmebol, respectivamente, y Andrés Scotti (jugadores).
La decisión de
la AUF de acudir al TAS contra la Conmebol y la FIFA no tiene antecedentes en
estos niveles. Incluso, el prestigioso jurista Leonardo Goicochea, presidente
de Danubio, acaba de renunciar como vicepresidente de la Cámara de Apelaciones
de la Conmebol por estar en desacuerdo con el intento de intervenir a la
entidad uruguaya y para preparar la descarga judicial tanto ante los
representantes de la FIFA y Conmebol que lleguen el lunes a Montevideo como
para estudiar la apelación al máximo tribunal mundial del deporte.
Según el
reconocido abogado deportivo argentino Ariel Reck, la apelación al TAS de la
AUF “no otorga efectos suspensorios” y el camino que entonces le quedaría a la
entidad uruguaya sería presentar una medida cautelar ante la Justicia, pero se
expone a que si se negara a aceptar lo que dispone la FIFA podrían acarrearle
diferentes sanciones.
El dirigente que
motorizó en la Asamblea del viernes la decisión de acudir al TAS pateando
absolutamente el tablero fue el presidente del Liverpool, José Luis Palma,
quien entendió como “una extorsión” que desde la FIFA obliguen a la AUF a votar
un nuevo estatuto (que otorga lugar a todos los estamentos del fútbol masculino
y femenino, con 31 asambleístas contra los 17 actuales) en los próximos 15 días
y no hasta el 2 de diciembre, como se contemplaba anteriormente.
Palma sostiene
que la AUF no aceptará que haya elecciones con el nuevo estatuto sino con el
vigente “porque no se ha violentado nada” y desafió a Diego Lugano, del
sindicato de futbolistas, a debatir por TV en el fin de semana, aunque cree que
no asistirá.
“Mis
discrepancias con Lugano es que advierto una visión absolutamente apartada de
la realidad. Los futbolistas existen porque hay clubes, que han formado
jugadores brillantes como él pero también han sacado de la calle a muchos
jóvenes en la droga o el alcohol. Él defiende a Valdez y ya vimos cómo
terminó”, embistió Palma.
Algunos
sostienen que el conflicto en la AUF comenzó a fines de julio, cuando unas
escuchas telefónicas que supuestamente hablaban de corrupción ligadas al
entonces presidente de la entidad, Wilmar Valdez, motivaron su renuncia cuando
estaba a semanas de presentarse a la reelección en el cargo, y otros, en
cambio, atribuyen el origen del mayor problema a los tiempos del Mundial de
Sudáfrica 2010, cuando comenzó a tomar fuerza el movimiento “Más Unidos que
Nunca”, que lidera el ex jugador Diego Lugano, aunque lo inició Diego Forlán, y
que lucha por un protagonismo mucho más importante de los futbolistas.
Las elecciones
presidenciales de la AUF iban a celebrarse el pasado 31 de julio y todo parecía
seguir por la senda tradicional, tras la buena participación de la selección
“celeste” en el Mundial de Rusia y la posible continuidad del “Maestro” Oscar
Tabárez por cuatro años más como director técnico, y la idea de una envidiable
estabilidad.
Para estas
elecciones iban a presentarse tres candidatos, el referido Valdez, quien se
proponía para continuar en el cargo, y los opositores Eduardo Abulafia y Arturo
Del Campo, que se habían presentado como alternativa uno al otro y que
representaban a los clubes que querían acabar con Valdez por considerar que se
había dedicado mucho a la política internacional y a la selección uruguaya y
poco a los clubes casi fundidos en un mercado muy pequeño, con problemas
económicos y financieros.
La situación
política en la AUF explotó dos días antes de las elecciones, el domingo 29 de
julio, cuando aparecieron unos audios que comprometían a Valdez al involucrarlo
junto a Javier Vázquez, el hijo del presidente uruguayo Tabaré Vázquez, con
temas relacionados al dinero gastado para la iluminación en el estadio de
Defensor Sporting, y a la seguridad en el los estadios Centenario, Parque
Central (del club Nacional) y Gran Campeón del Siglo (de Peñarol).
Esos audios
estaban en poder de Del Campo y el periodista Julio Ríos, del programa “Las Voces del Fútbol”, que ya
el 12 de julio, aún durante el Mundial,
había publicado un Twitter desde Rusia con un gran poder de
anticipación: “Te digo hoy que Wilmar Valdez no sigue en la AUF”.
En esos audios,
a los que pudo acceder posteriormente el semanario local “Búsqueda”, aparece
una conversación telefónica entre el empresario Walter Alcántara y el director
de obra de la constructora CEI SRL, Fernando Gómez, a cargo de las mejoras en
la seguridad en los estadios en cuestión, y en la que se hace referencia a que
Valdez recibió 3500 dólares mensuales “por la gestión” en la remodelación de la
red lumínica del estadio Luis Franzini de Defensor Sporting y otras, en las que
aparece Javier Vázquez, hijo del presidente uruguayo Tabaré, en otras obras de
“reconocimiento facial” de los espectadores para la seguridad en espectáculos
deportivos.
Hasta donde se conoce, la orden
judicial fue incautar el teléfono de Walter Alcántara. El caso va camino de ser
caratulado como “extorsión” o “intento de extorsión” a Valdez, y podría
definirse a mediados de setiembre.
El caso de las escuchas de Valdez
llegó incluso al Parlamento, donde se debatió en la semana pasada en la Comisión
de Deportes. Allí, su presidente, la
diputada colorada Valentina Rapela, propuso crear una comisión investigadora y
sentenció que “está en juego la credibilidad del Ministerio del Interior".
Ante la
inesperada renuncia de Valdez –además, cuando contaba con todo a favor para la
reelección y al mismo tiempo, representante de la Conmebol ante la FIFA-,
asumió interinamente el cargo el escribano Edgar Welker, vicepresidente de
Peñarol, quien se encontró, el día de las elecciones, el 31 de julio, con una nueva
bomba en sus manos: la amenaza de la nueva Mutual Uruguaya de Futbolistas
Profesionales, alineada con Valdez, acerca de que no aceptaría el resultado al
considerar que no estaban dadas las condiciones y que los jugadores irían al
paro si se celebraban. El sindicato se oponía a la candidatura del candidato
Eduardo Abulafia, a quien se lo vincula con el poderoso empresario mediático y
ex representante de futbolistas Francisco “Paco” Casal.
Casal llegó a
representar a la gran mayoría de jugadores uruguayos que pudieron pasar a
clubes del exterior pero lentamente se fueron alejando por la dedicación cada vez mayor de éste a los
derechos de TV, desde el canal VTV y la productora Tenfield en Uruguay, y
especialmente Gol TV-ahora, además del mercado en Estados Unidos, también
instalado en Lima porque maneja las ligas de Perú y Ecuador- en la pugna por
los derechos de transmisión de copas continentales, por la que entró en grandes
litigios con las grandes cadenas involucradas luego en el FIFA Gate.
Durante el Mundial
de Sudáfrica, Diego Forlán comenzó a motorizar junto a Diego Lugano,y Andrés
Scotti, un movimiento llamado “Más Unidos que Nunca” que comenzó a reclamar
fuertemente por sus derechos de imagen (hasta ese momento, Tenfield reconoció
que otorgaba unos 300.000 dólares al sindicato, considerados muy escasos por la
nueva agrupación, que habían sido negociados con el dirigente Eugenio
Figueredo-luego involucrado en el FIFA-Gate- y cuyo vencimiento de contrato
está previsto para 2019).
Así es que
comenzaron las marchas, los comunicados, las negativas a las entrevistas con
Tenfield, hasta actos rebeldes que aún persisten en los partidos de campeonato,
como posar lejos de los carteles oficiales y hasta esconderse en las
publicidades de bebidas para no salir con claridad en los saludos oficiales en
las pantallas de TV.
El
enfrentamiento con Casal por parte de los jugadores trascendió luego al
siguiente capitán de la selección, Diego Godín, que se desprendió también de la
representación de Casal cuando pasó del Villarreal al Atlético de Madrid y
luego se fueron sumando a la causa el director técnico del equipo nacional,
Oscar Tabárez y el propio presidente saliente de la AUF, Valdez.
Tras la
intervención estatal al sindicato, quedó en manos del movimiento “Más Unidos
que Nunca”, con Diego Lugano –hoy director de Relaciones Institucionales del
San Pablo de Brasil- a la cabeza, que siguió creciendo al ingresar en otro
conflicto con el sistema local al introducir una oferta de la firma Nike para
vestir a la selección nacional que terminó obligando a la empresa Puma, con la
que había contrato, a equiparar los 24,5 millones de dólares ofertados por su
rival para no perder el negocio. El movimiento fue tan fuerte que se fueron
sumando, en los últimos tiempos, los árbitros y los directores técnicos a la
lucha por mejorar sus derechos de imagen.
Lo que ocurrió
cuando renunció Valdez a la AUF es que “Más Unidos que Nunca”, que lo apoyaba,
se opuso terminantemente a que la entidad del fútbol nacional quedara en manos
de Eduardo Abulafia, al que ligaban con Casal (el agente comenzó a funcionar
como tal, al dejar de jugar en Defensor, en el piso de arriba del local
“Abulafia Automotores”, que manejaba su padre, dirigente del mismo club, aunque
luego se fueron distanciando, cuando uno se dedicó a los negocios inmobiliarios
en Punta del Este, y Casal, primero como agente y luego como empresario de
medios).
Esta oposición
del sindicato confluyó con la de la Conmebol, porque su presidente Dominguez
también está enfrentado a Casal y la entidad sudamericana adujo que no había
superado el test de idoneidad para ejercer como titular de la AUF, aunque
también sumó a Del Campo, su rival en las elecciones previstas para el 21 de
agosto
Si a Del Campo
le faltaban papeles requeridos por la Conmebol, el caso de Abulafia –presidente
de la Comisión Uruguay Mundial
2030- fue distinto. Adujo que para ser
titular de la AUF no se necesita ese test, y que en todo caso, sería necesario
presentarlos si pretendiera ingresar en la Conmebol pero que tenía todo en
regla de acuerdo a los requerimientos del estatuto de la entidad uruguaya, en
comunicados que fueron una verdadera guerra dialéctica entre Montevideo y
Asunción.
Sin ningún
candidato de los dos a la AUF aceptados por Conmebol y con Valdez renunciado,
las elecciones no pudieron llevarse a cabo el pasado 21 de agosto, como estaba
previsto, y entonces Edgar Welker sigue en el cargo como presidente interino.
Así se entró en
la turbulencia de los últimos días, en los que la Conmebol, a través de
Domínguez, envió a la FIFA un pedido de intervención a la AUF a partir de dos
premisas: el incumplimiento de la votación del nuevo estatuto, que tal como
ocurre en la AFA, la entidad madre de Zurich intenta imponer en todas las
federaciones, aunque la Asociación Uruguaya disponía de un plazo hasta el 2 de
diciembre, y la presión que fueron ejerciendo distintas fuerzas del fútbol
oriental.
Además de la
Mutual de Futbolistas Profesionales Uruguayos, la Asociación de Arbitros, la
OFI –Organización de Fútbol del Interior-y los futbolistas en el exterior
comenzaron a exigir la reforma del estatuto para poder tener voz y voto en una
Asamblea que de 17 miembros actuales debería pasar a 31 según el esquema madre
de la FIFA, pero al que se oponen los clubes de Primera, que no quieren ninguna
injerencia (tal es así, que votaron en contra de la intervención para recurrir
al TAS antes que aceptar un cambio semejante).
El caso de los
jugadores es aún peor. Lugano viene insistiendo en que los futbolistas tienen,
en algunas federaciones, un alto porcentaje de voz y voto, como en la española
(40%) o la inglesa (35%) y suele sostener que cuando lleguen a manejar a la
AUF, lo primero que harán será auditorías internacionales para ver si
los contratos están ajustados a derecho (en referencia a los contratos de TV
hasta 2025) y hasta insinúa que de una manera u otra acabará con los derechos
actuales de TV ya sea pagando la cancelación (se dice que traería él mismo otra
oferta) o acudiendo a la Justicia.
La guerra entre los jugadores y Casal
ya está declarada y si desde Tenfield los tildan de “golpistas”, Lugano sostuvo
ante FM “Del Sol” que “ya no queremos hablar con nadie del Gobierno porque
piensan que los equivocados somos nosotros y tampoco nadie de la oposición
levanta la voz. Con este sistema no se consigue nada por el diálogo. Hay que
plantear más fuerte las cosas y si no fuera por los 700 jugadores que se
manifestaron, esto no hubiese pasado. No es contra Tenfield sino contra el
sistema, contra la mala gestión” y sentenció que con el nuevo estatuto que
quiere imponer la FIFA “se va a escribir la Constitución del fútbol”.
El lunes próximo, tras un raro fin de
semana con fútbol oficial, comenzará un nuevo capítulo, cuando lleguen a
Montevideo los emisarios de la FIFA. Ya
quedó cerrada la “ventana de esperanza que se abre”, según las
optimistas palabras de Welker al regresar por la noche del jueves desde
Asunción a Montevideo, tras dialogar con Domínguez.
¿Se abrirá otra puerta al diálogo
entre la AUF, la UEFA y la FIFA? La AUF se expone a duras sanciones en el caso
de perder el litigio, incluso en el camino a la resolución del TAS. La
Conmebol, por su parte, puede quedar muy mal parada, si el fallo del máximo
tribunal mundial del deporte le da la razón a los uruguayos.
“¿Preferís morir a palos o a
garrotazos? O gana Domínguez o gana Casal”, sostiene un periodista de la
prestigiosa web paraguaya “Sin Falta”, que sigue muy de cerca los temas de la
Conmebol. ¿Y si ganan los jugadores y llegan al poder? Faltan demasiados
capítulos en esta historia oriental de guerras cruzadas.
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