A los 63
minutos, en la Bombonera de Cornellá, en Barcelona, se determinó como válido el
gol de Esteban Granero, del Espanyol, ante el Valencia. El árbitro Del Cerro
Grande convalidó el gol porque, ayudado por el VAR, dio como acertada la
decisión de que el balón, producto de un libre directo, ingresó en la portería
rival.
Fue, entonces,
el primer gol de los llamados “fantasma” convalidados en la historia de la Liga
desde el advenimiento de la tecnología, aplicada desde esta temporada y por la
segunda jornada, aunque con algunas limitaciones que ayudan a poner en debate
muchos aspectos que la conducción del fútbol español deberá estudiar a fondo
para que haya una evolución real y que no genere mayores polémicas a futuro.
En verdad, para
determinar si el balón ingresó o no a la portería contraria, la mejor
tecnología existente hoy en el fútbol es el llamado “Ojo de Halcón”, un sistema
que verifica exactamente esto, y no el VAR, que es el que utiliza el fútbol
español para todas las jugadas dudosas de alcance reglamentario para el uso de
estas herramientas.
Tampoco, en la
Liga, se está sancionando, con el uso del VAR, utilizando todos los pasos que
aconsejó la FIFA durante el pasado Mundial de Rusia. En dos conferencias de
prensa, al inicio y cerca del final del máximo torneo de selecciones
nacionales, los dos encargados del Comité de Árbitros de la entidad, el
italiano Pierluiggi Collina y el suizo Massimo Busacca fueron claros y contundentes
en cuanto a que es el juez del partido el que debe tomar a cargo la decisión en
cada jugada polémica y no guiarse por lo que le digan por la cucaracha en el oído
desde los controles.
En otras
palabras, cuando aparece una jugada como la del libre directo de Granero ante
el Valencia, o cuando hay un penalti o un fuera de juego en un gol polémico, es
el árbitro del partido el que debe cobrar o no para validar la jugada por una
cuestión psicológica: en la FIFA no quieren que la decisión llegue, en forma definitiva
desde la tecnología, sino que cuando desde el VAR se le avisa al juez que hubo
una situación determinada, éste se acerque a la pantalla y con esa ayuda,
decida por sí mismo, algo que de momento no parece ser tendencia en la Liga.
“Y pensar que se
decía que con el VAR, al Madrid le pitarían menos penaltis”, se mofó en estos
días un diario deportivo de la capital española, en referencia a los dos que le
señalaron a favor durante el partido ante el Girona, y que ganara 1-4. Sin
embargo, en ese mismo partido, subió al marcador un gol de Karim Benzema en
leve posición adelantada. Todo sigue formando parte de la interpretación, pero
como indica la FIFA, el árbitro debe ser el que tome la última decisión.
Pero no todo
pasa por mejorar la tecnología, algo con lo que está en deuda la propia UEFA
para sus prestigiosos torneos continentales (aunque ahora parece ser proclive a
estudiarlo y analizarlo), o la Premier League inglesa. También la Liga debe
velar por estadios en perfectas condiciones.
Si por un lado
la Liga de Fútbol Profesional (LFP) está enfocada en ampliar sus horizontes a
otros continentes, y en especial el asiático, y aumenta entonces su exigencia
para que no haya flancos en las tribunas y que en las transmisiones televisivas
no aparezcan planos en los que haya demasiados espacios vacíos en los estadios,
para lo cual se multa a los clubes que no los llenen en esos sitios
estratégicos, no se concibe que pueda jugarse en algunos casos, sobre un césped
tan poceado o poco cuidado como el del José Zorrilla del Valladolid, al que
visitó el Barcelona en el fin de semana pasado.
Son esos
detalles los que alejan a la Liga Española de la Premier League, aunque luego
sus dirigentes se encuentren horas y horas pergeñando formas de llegar más a
fondo al nuevo continente en disputa: desde horarios estrambóticos para que se
sintonicen los partidos por TV o hasta buscar disputar partidos lejos de casa
para recaudar fondos.
En este punto,
ya estaba avanzado el acuerdo para jugar partidos oficiales en suelo estadounidense
(máxime, luego de que los clubes más grandes de la Liga hayan conocido las
mieles de los dólares en el verano en un soccer en constante crecimiento y con
una industria en expansión, con un envidiable promedio de asistencia en la
Major League), pero los dirigentes españoles se encontraron con tal cerrada
negativa de los jugadores, que incluso se planteó una huelga en caso de que se
tomara la inédita medida.
Con el Real
Madrid y el Barcelona como líderes en solitario al cabo de dos jornadas, y con
el Atlético Madrid a dos puntos, la tendencia vuelve a ser la misma de los
últimos años, algo que, a esta altura, también es para rever aunque sea muy
complicado por la enorme diferencia de presupuestos existente entre los de la
élite y el resto.
El otro punto de
debate pasa por las estrellas. La salida de Cristiano Ronaldo del Real Madrid
al calcio italiano no parece, de momento, haber generado un grave problema ni
al club ni a la competición, aunque le falte ese punto de altas temperaturas en
aquellas competencias establecidas durante una década entre los dos mejores
jugadores del mundo, el referido portugués y Lionel Messi.
La LFP deberá
estudiar también el sentido de continuar con las cláusulas de rescisión, porque
tal como ocurriera con Neymar y su salida escandalosa al PSG, el hecho de que
algunos magnates se hayan hecho de clubes y les hayan insuflado tanto dinero,
los tornan muy peligrosos en el acecho de las figuras que, de momento,
permanecen porque siguen privilegiando la gloria deportiva.
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