Si hay algo en
común en todos los frentes que tiene la AFA por estas semanas es que en todos
los casos, siempre patea la pelota afuera y lo más lejos posible, llámese
elección de director técnico de la selección mayor, determinar una estructura
para todos los equipos nacionales, o determinar –como presiona el Gobierno- si
se acepta o no la llegada de los capitales privados a partir de la
incorporación de las sociedades anónimas a los clubes participantes en los
distintos torneos de la entidad.
Cuando la pasada
semana todos esperaban una definición sobre el nuevo director técnico de la
selección mayor, y hasta el propio presidente de la Nación, Mauricio Macri,
manifestó sus deseos de que éste fuera Jorge Almirón (hoy en Atlético Nacional
de Medellín), el presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia ,y el verdadero
Hombre Fuerte del fútbol argentino, Daniel Angelici, pospusieron la decisión
dejando hasta fin de año, como interino, a Lionel Scaloni, secundado por Pablo
Aimar.
La elección de
Scaloni y Aimar para dirigir a la Selección hasta fin de año no es ninguna
casualidad, aunque también rondaba el nombre de Jorge Burruchaga, manager hasta
el Mundial. Scaloni, integrante del cuerpo técnico de Jorge Sampaoli hasta hace
pocos días y surgido en Newell’s Old Boys, era uno de los más allegados a
Lionel Messi durante los días de concentración en Rusia, mientras que Aimar es
nada menos que el ídolo de la infancia del crack del Barcelona.
Esta es una
buena forma, entonces, de mantener intacta la chance de que el diez pueda
evaluar un eventual regreso cuando las aguas se aquieten, ya sea antes o
después de junio de 2019 cuando se dispute el primer torneo de interés real
para la AFA, más allá de que de la boca para afuera se insista en que en la
Copa América de Brasil “no tenemos expectativas porque apuntamos al Mundial de
2026”.
Al mismo tiempo,
y por las dudas, significa matar dos pájaros de un tiro porque, al menos Tapia
y los dirigentes más cercanos, aspiran a que José Pekerman, con contrato con la
Federación Colombiana hasta el 31 de agosto, pueda ingresar como manager
general, aunque todavía no tienen claro si esto abarcará a la selección mayor o
sólo a los juveniles y la mayor se podría manejar en forma separada e
independiente. Y tanto Scaloni como Aimar fueron jugadores de Pekerman, y lo
mismo Diego Placente, en el sub-15, mientras se mantiene como entrenador de
arqueros al hijo de Hugo Tocalli –muy identificado con Pekerman-, Martín.
Tapia sigue con
su idea de que sea Mauricio Pochettino quien dirija a la selección mayor, pero
parece muy difícil que esto suceda en el corto plazo. De hecho, en mayo intentó
contratarlo el Real Madrid y el presidente del Tottenham Hotspur, Danny Levy, pidió
a los blancos españoles 50 millones de euros para soltarlo y no sólo eso, sino
que el ex jugador de Newell’s y Espanyol de Barcelona pidió que para renovar su
contrato por cinco años, el club de Londres también hiciera lo mismo con sus
principales jugadores (Kane, Ali, Eriksen) y en todos los casos, así ocurrió.
Si tomamos los
casos de Diego Simeone en el Atlético Madrid o de Marcelo Gallardo en River
Plate (club disidente de la AFA al punto de no formar parte de su Comité
Ejecutivo), todo indica que sus situaciones son complicadísimas como para
hacerse cargo del equipo nacional, pero además, al comenzar la temporada en
todo el mundo en esta semana, la mayoría de los DT van resolviendo sus
contratos y son pocos los que van quedando libres, al menos hasta junio de 2019.
Pero la AFA
también patea otras pelotas afuera, como la de aceptar tratar (aunque en lo
posible no aprobar) un viejo proyecto de Macri desde que estaba en el llano en
los años noventa: el ingreso de las sociedades anónimas al fútbol argentino,
que siempre fue rechazado en tiempos del grondonato (1979-2014).
Hoy deberían
elegirse los representantes del Nacional B a la Asamblea de la AFA que se
realizará entre el 16 y el 25 de octubre, y en la que entre otros temas del
día, debería evaluar si ingresan o no las SAD aunque todo indica que la
mayoría, como tantas veces, está en contra. Al menos así parece desde el
Ascenso (bajo el mando de Tapia) y varios clubes de peso en Primera, como
Racing Club, Independiente, Huracán, Lanús o Rosario Central, con lo cual, a
primera vista, parece que la suerte estaría echada.
Sin embargo, hay
un elemento de presión importante que juega el Gobierno nacional: la deuda de
casi 50 millones de dólares que los clubes mantienen con el fisco, y que las
entidades, tradicionalmente sin fines de lucro y de los socios, pagan sólo un 7
por ciento de algunos gravámenes gracias al decreto 1212 de 2003 promulgado por
la presidencia interina de Eduardo Duhalde, que establece un régimen especial
para el ámbito futbolero.
El Gobierno
quiere, en lo posible, triplicar este gravamen y entonces esto da pie para que
en algunos casos, se negocie aceptar el debate en Asamblea del ingreso de las
SAD a los clubes de fútbol (¿y sería uno de los motivos de la invitación de
Macri a Marcelo Tinelli a una reunión privada, para que el conocido dirigente
de San Lorenzo trate de convencer al titular del club, Matías Lammens?).
De cualquier
modo, salvo Talleres de Córdoba, Defensa y Justicia, y solapadamente Boca (para
que se aplique en otros, no para sí mismo), podrían aprobar la medida junto a
socios menores, pero el hecho de que al menos se debata podría contribuir al
deshielo entre Tapia y Angelici, dos hinchas de Boca que manejan la AFA y que
representan, respectivamente a Hugo Moyano y a Macri, que no sintonizan para
nada en otros frentes y que pueda hacer peligrar la alianza que mantienen en el
fútbol nacional.
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