domingo, 7 de marzo de 2010
España y el triunfalismo en la recta final al Mundial (Yahoo)
La selección española de fútbol se impuso, por fin, en París a su vecina francesa en un terreno que siempre le fue inexpugnable, y ese 0-2 ha desatado la euforia total en los medios de comunicación y en la afición, que ya se ven campeones del mundo en Sudáfrica, alimentados también porque las casas de apuestas colocan al equipo en el primer lugar.
Sin embargo, y muchos equipos tienen experiencia en esto de ser claros candidatos a ganar un Mundial, una cosa es ser el equipo en el que todos los focos están colocados, y otra cosa es que realmente el resultado final sea tal como todos lo imaginaron y la presión ejerce una fuerza que puede terminar siendo decisiva.
Vicente Del Bosque, un experimentado entrenador que ya ha ganado Champions Leagues con el Real Madrid, y que ha vivido también la amargura de abandonar un puesto con todo a su favor cuando el club cambió de política, sabe bien que no debe dejarse llevar por la marea triunfalista, así como su antecesor en el cargo, otro veterano como Luis Aragonés, tampoco se permitió unirse al desánimo antes de la Eurocopa 2008, cuando el ambiente pronosticaba el desastre pese a que el equipo venía jugando aceptablemente.
¿Tiene la selección española motivos reales y valederos para soñar, por fin, con un título mundial que hasta ahora siempre estuvo muy lejos? Desde ya que sí. Es el mejor momento de la historia de la selección española, que además de ser la vigente campeona de Europa, y con absoluta justicia, ha hecho una eliminatoria mundialista excepcional, sin ceder un solo punto, y es el conjunto que mejor juega desde lo estético y le ha ganado a todas las potencias mundiales desde 2006 a esta parte, con la única excepción de Brasil (potencialmente uno de los finalistas del Mundial de Sudáfrica), por el mero hecho de no haberse enfrentado.
Desde 2006 a esta parte, España ha jugado dos veces contra Argentina, otras dos contra Inglaterra, otras dos ante Francia, otras dos contra Italia y otras dos contra Rusia y una vez ante Alemania. De esos once partidos, ha ganado diez y solamente ha empatado uno (ante Italia en cuartos de final de la Eurocopa, cuando venció luego por penales), marcando diecinueve goles y tan solo recibiendo tres.
Pero el asunto no termina allí, porque la selección española es, además, la que mejor fútbol despliega, tomando como base el toque del mejor equipo del mundo del momento, el Barcelona, que aporta varios jugadores como Puyol, Piqué, Iniesta, Xavi o Busquets, y que cuenta además con otros cracks que a diferencia de otros tiempos, han probado su valía y han triunfado decididamente en el exterior y en una liga tan complicada y diferente a la propia como es la inglesa.
Así es que en la Premier League han tenido éxito jugadores como Pepe Reina o Fernando Torres (Liverpool) o Cesc (Arsenal), o anteriormente Xabi Alonso (Liverpool, hoy en el Real Madrid) y no parece haber ningún complejo ante ningún rival, ni siquiera entre los tradicionales.
Sin embargo, la derrota en semifinales ante Estados Unidos en la reciente Copa Confederaciones de 2009 es un toque de atención del ue muchos jugadores dicen haber aprendido y seguramente Del Bosque debería recordarles mucho lo ocurrido días antes del partido de octavos de final del Mundial 2006 ante Francia.
En esos días, algún diario deportivo español tituló que el equipo se había consagrado “campeón mundial de la primera fase” porque de toda la fase de grupos, España era la selección que mejor performance había tenido, ganando los nueve puntos en disputa. No sólo eso: el día del partido ante los vecinos galos, que al revés que España provenían de una mala clasificación y de manera angustiosa y con su entrenador, Raymon Doménech cuestionado, otro diario deportivo tituló que había que jubilar a Zinedine Zidane.
Todos saben ya cómo terminó ese capítulo, con Zidane como uno de los héroes y con el equipo español con el billete de regreso, de manera pronta e inesperada. El exceso de triunfalismo había jugado un papel preponderante y había cegado a jugadores, entrenador, periodistas y aficionados.
En menor medida, por tener menos repercusión, le ocurrió lo mismo al equipo sub-20 español que participó del Mundial de la categoría en Holanda en 2005. Para muchos, el equipo que en aquel entonces dirigía Iñaki Sáez era el mejor, y de hecho, era el que mejor fútbol desplegaba, con la base de jugadores como Cesc, Fernando Llorente, Juanfran, Molinero, Robusté o Zapater (hoy en el Genoa italiano). En la primera fase, también había obtenido los nueve puntos, había avanzado a octavos de final, y en cuartos, inesperadamente, se encontró con el experimentado equipo argentino, que tenía a varios de sus jugadores ya en primera división, y magistralmente conducidos por un jovencito Lionel Messi, eliminaron a los españoles del torneo.
Todo indica que puede ser el Mundial de España, pero también es cierto ue desde que los mundiales se juegan desde 1930, jamás un equipo europeo ha ganado una copa del mundo fuera del viejo continente.
¿Tendrán los epañoles Estévez el suficiente equilibrio como para no ir delante de su rendimiento futbolístico y mantener la calma hasta el final? Queda ya muy poco tiempo para saberlo.
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