A pocas horas de la elección presidencial por otro
mandato en la FIFA, la ciudad de Zurich se despertó con un escándalo con origen
en los Estados Unidos, debido a que la Justicia de ese país ordenó la
extradición de catorce personas, de mayoría sudamericanos (tres argentinos) por
hechos de corrupción ligados al fútbol.
No puede decirse que los hechos que generaron la
acusación hayan sido desconocidos por casi nadie que de alguna manera haya estado
vinculado al fútbol internacional en estos años, pero sí todo pasaba por
sospechas fundadas, por alguna que otra confesión y hasta por algunas
investigaciones valientes como la del periodista británico Andrew Jennings,
autor del durísimo libro “Tarjeta Roja”, que se refirió a los enormes
negociados de la FIFA y muchísimos de sus dirigentes.
Si bien hay dos causas, una por irregularidades (que
incluyen supuestos sobornos) en la elección en 2010 de las sedes mundialistas
de 2018 en Rusia y 2022 en Qatar, la que generó la extradición de los catorce
imputados está referida a negociados relacionados al marketing, a los derechos
de TV y otros negocios tomando como punto de partida 1990, es decir que son
muchísimos los que podrían caer, en lo que podría ser el derrumbe casi total
del sistema que actualmente rige el fútbol mundial.
Todo esto fue un cimbronazo para la FIFA, que vota
mañana por la relelección de Joseph Blatter, que aspira a seguir en el poder
por quinta vez consecutiva a sus 79 años, y quien tiene como único contrincante
al príncipe jornado Ali Bin al Husein, tras bajarse de la candidatura primero
el actual titular de la UEFA, Michel Platini, y luego el holandés Michel Van
Praag y el ex jugador portugués Luis Figo.
La fiscal general del Estado, Loretta Lynch, dijo
desde Nueva York que los detenidos
“utilizaron sus posiciones de confianza para solicitar sobornos a cambio de
derechos comerciales, y lo hicieron una y otra vez, año tras año, torneo tras
torneo”, fijando claramente su posición.
Todo esto asegura una baja importante para la
Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) ya debilitada primero por la
muerte de Julio Grondona, 35 años presidente de la AFA, y ahora, al ser
detenido quien lo reemplazó (ya sin la misma fuerza porque el argentino era el
número dos de FIFA), el uruguayo Eugenio Figueredo, uno de los más
comprometidos.
Ya desde aquellas votaciones para la organización de
los Mundiales 2018 y 2022, cuando Jornada estuvo presente en Zurich, había
muchas cosas muy oscuras, como la forma en que rápidamente Inglaterra (que
organiza la mejor liga del mundo) quedó fuera de la competencia, o la mano
alzada casi con unción de la dirigencia sudamericana para un Mundial como el de
Qatar que pese a la escasísima tradición del país, los problemas de libertades
y de derechos de la mujer, y la explotación de los trabajadores en las obras,
parecía ser la mejor opción ante otras, diferentes.
Chuck Blazer, estadounidense y ex secretario general
de la Concacaf (la Confederación de Norte y Centroamérica y el Caribe) hasta
mayo de 2013 –fue suspendido por 90 días por recibir una coima de más de 20
millones de dólares- funcionó como uno de los topos tras sus desavenencias con
la dirigencia de la FIFA y apareció como arrepentido ante la Justicia, para lo
cual grabó muchísimas conversaciones para el FBI durante un lapso prolongado,
lo que ahora termina con todo un
entramado de años entre dirigentes, empresarios de los medios de comunicación y
del negocio del fútbol en general, y la propia FIFA, que de manera increíble,
se pronunció a favor de la investigación, como si fuera completamente ajena al
asunto.
Es que la FIFA, como la mayoría de los organismos
internacionales del fútbol, se vino manejando con una lógica que siempre los
protegió: el hecho de no aceptar a la Justicia ordinaria, al punto de sancionar
a aquellos que recurren a ella, como si hubiera en el planeta dos justicias, la
que incluye a todos los seres humanos, y la futbolística por separado, una
aberración que maniató a la mayoría de los protagonistas para que unos pocos,
sin controles, manejaran todo a su antojo.
“Estaba acostumbrado a tratar temas de derechos de
TV y marketing por todo el mundo, pero un día viajé a Buenos Aires, me recibió
un ejecutivo de Telefé, fue para buscar un café y cuando me quedé solo en la
habitación, me puse a observar un cuadro con el entramado de sociedades de
medios y nunca había visto algo igual: unos tenían un porcentaje de otras
empresas que a su vez tenían porcentajes de ésta, en un entrecruzamiento
imposible de seguir con atención. Al regresar el ejecutivo le pregunté cómo
podía ser esto, y me dijo que justamente era para que nadie pudiera
entenderlo”, le contó un protagonista sudamericano que residía en Europa a este
periodista.
Este entramado sin control ni estatal ni jurídico es
lo que aún permite (tal vez comience a acabarse ahora) a muchos seguir con
negocios espurios a los que no hay manera de acceder, y tampoco los Estados
bajo la penalidad de descalificar a la federación que tenga algún tipo de
injerencia que no guste (porque si no molesta, hasta se hace la vista gorda).
Entre los catorce implicados (hay 47 acusados) hay
tres argentinos (además del paraguayo Nicolás Leoz, ex presidente de la
Conmebol, y de su sucesor en el cargo, ahora miembro del Comité Ejecutivo de la
FIFA, el uruguayo Eugenio Figueredo y del presidente de la Federación
venezolana, Rafael Esquivel), que son Alejandro Burzaco (CEO de Torneos ) y
Hugo y Mariano Jinkis, de Full Play Group. Los tres están involucrados en
sobornos por más de 150 millones de dólares.
Los Jinkis tienen una empresa de marketing
deportivo, destacándose por la participación en la explotación de la imagen de
la Copa América y la clasificación sudamericana para los mundiales.
A Burzaco pudo vérsele en el césped durante el
último escandaloso Boca Juniors-River Plate de días pasados por la Copa
Libertadores, negociando con el veedor boliviano de la Conmebol, Roger Bello,
el árbitro Darío herrera y los dos planteles en el momento de la interrupción
del partido tras la agresión sufrida por los jugadores de River al salir de la
manga para el segundo tiempo.
Torneos tiene una enorme incidencia en el fútbol
argentino. Antes, como Torneos y Competencias (TyC) tuvo los derechos de TV del
fútbol argentino por un cuarto de siglo, junto al Grupo Clarín (conformando la
empresa TRISA), hasta que en 2009 la AFA rompió el contrato para otorgar esos
derechos al Estado con el programa Fútbol Para Todos, que pagó mucho más dinero
que en la etapa anterior.
Pese a lo que parecía en un principio, lo que al
Estado le interesaba de fondo era que el Grupo Clarín se quedara fuera del
negocio por lo que Torneos acabó formando parte de la nueva época, aunque
camuflado para el público mientras seguía produciendo fútbol para los canales
privados con el mismo plantel, diseminado en supuestas competencias diferentes.
Es de lo que siempre caen bien parados. Transmite
los partidos de La Ñata, el equipo del precandidato presidencial Daniel Scioli,
pero también mantiene buenas relaciones con Marcelo Tinelli, quien aspira a
presidir la AFA, y siempre ha tenido estrecho vínculo con el macrismo.
El entramado de negocios ahora puede entrar en otra
faceta con más cuestiones que podrían destaparse en Estados Unidos, como el rol
que jugó la empresa Puntogol SA, armada por la AFA para la fachada
internacional, luego subsumida en Santa Mónica, con la llegada de un
accionistas desde Murcia pero con vinculaciones oscuras con la Argentina y con
Chile, como también, en los noventa, la filial local es la empresa ISL, que se
fundió dejando una estela millonaria en dólares.
El propio Grondona, ya fallecido, e indemne en vida,
es acusado post mortem de haber recibido una coima de 15 millones de dólares
según la Fiscalía de los Estados Unidos, que indica que corresponden a 2013, entregado
por Datisa (una firma conformada por Torneos, Traffic –brasileña- y Full Play)
para las Copas América 2015, 2016 (extra, en Estados Unidos), 2019 y 2023,
dentro de los 100 millones que la empresa pagó por distintos sobornos.
Algunos atribuyen todo esto a que el fútbol de los
Estados Unidos busca afanosamente organizar un segundo Mundial (tras el mal
paso del de 1994) y que resultó un duro golpe haberse quedado fuera de los dos
siguientes, a los que acusa ser votados con métodos corruptos.
Lo que antes iba a ser una mala noticia para la
Conmebol, como la quita de media plaza para el Mundial 2018, ahora pasa a ser
casi una anécdota. Quedó en el centro de mira del mundo del fútbol, que ya no
descansará en paz por largo rato, gane o no gane Blatter.
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