lunes, 18 de mayo de 2015

Un Barça campeón diferente a otros (Yahoo)



Y al final, el Barcelona resultó campeón de la Liga Española a falta de una jornada, algo impensable apenas unos pocos meses atrás cuando la disputa con el Real Madrid era reñida como casi siempre (la excepción, en parte, fue en la temporada pasada, cuando el Atlético Madrid ganó el título),  y puede ir en camino hacia el triplete si gana las dos finales que le quedan, la de Copa del Rey y la de la Champions League.

Este Barcelona, que acaba ganando merecidamente la Liga, sin embargo, no se parece a los otros equipos que ganaron las seis anteriores de este último tiempo. No puede decirse que haya tenido demasiados pasajes de fútbol lujoso, ni siquiera que se haya tratado de una plantilla unida y sin fisuras, ni que su entrenador, Luis Enrique, genere tanta simpatía desde todos los sectores.

Al contrario, a nadie sorprende que en una de las semanas más felices de los últimos tiempos para los “culés”, Luis Enrique ni siquiera asegura que vaya a continuar en el puesto, debido a algunos distanciamientos con jugadores claves del equipo, como en algún momento fue con el propio Lionel Messi, la gran estrella, que además, tiene el camino casi libre para el Balón de Oro de la FIFA si consigue ganar a la Juventus en Berlín y si luego realiza una buena Copa América en Chile.

Este Barcelona fue campeón pese a no haber desplegado su juego tradicional, aquel que practicó ya con Frank Rikjaard de entrenador hace poco menos que una década, y que luego continuaran Josep Guardiola y Tito Vilanova.

No porque no haya intentado tener el balón todo lo que pudo, sino porque Luis Enrique no confió tanto en el juego de la posesión, dándole mucho más énfasis a la productividad al triplete ofensivo, el punto fuerte del equipo, con atacantes fenomenales como un Neymar ya muy adaptado a la Liga y en una temporada espectacular, y un Luis Suárez que necesitó un par de meses para entender el nuevo juego, distinto al que practicaba en el Liverpool, hasta que la confianza volvió a aparecer y con ella, a definir los partidos cuando hizo falta con su categoría intacta.

El Barcelona, a diferencia de otros equipos anteriores, tuvo entonces un ataque contundente (las siglas MSN ya se imponen como una marca) y una firme defensa, especialmente por parte de los centrales (la regularidad de Javier Mascherano y la categoría de un Gerard Piqué que fue de menor a mayor en su rendimiento), aunque también Daniel Alves fue mejorando desde un arranque con mucha incertidumbre, y acabó pareciéndose mucho más a sí mismo que a lo que parecía al inicio: un lateral que se desprendía pronto del balón a puros centros aéreos sin destinatario.

Con altibajos, especialmente en el medio, puede citarse como destacado en esa zona al croata Iván Rakitic, con algunos buenos pasajes de Sergio Busquets, pero por primera vez, Luis Enrique optó por darle muy pocos minutos a Xavi Hernández, en su última temporada de azulgrana. Demasiado poco para lo que aún Xavi está en condiciones de dar, pero también porque en muchos partidos, especialmente cuando se ponía en ventaja, el veterano volante garantizaba posesión y perfecta distribución del balón y manejo de los tiempos.

Sumado a Xavi, Andrés Iniesta tuvo una temporada opaca, casi para olvidar si no fuera por alguna que otra jugada con su sello, y recién sobre el final, y acaso montado en una actitud optimista del plantel por encadenar buenos resultados, apareció con cuentagotas, pero ni por asomo fue el de otros tiempos.

Es difícil poder establecer con claridad que este Barcelona acabó siendo superior al Real Madrid de Carlo Ancelotti. En los altibajos de ambos en el largo torneo, puede decirse que el Barcelona tuvo algo más de tirón en sus mejores momentos, y en especial, que aprovechó el arreón final para acelerar y no perder puntos, como para mantener la distancia necesaria para ganar en esos detalles, pero como sucedió en otros años, la paridad sigue siendo muy grande entre los dos.

Real Madrid pagó demasiado caro ciertos partidos irregulares promediando la segunda rueda, porque desde que le había ganado al Barcelona en la ida en el Santiago Bernabeu, venía manteniendo bien el liderato, que ya luego de haberlo perdido, no pudo recuperarlo.

Como tantas otras veces, la dirigencia del Real Madrid puso menos atención en la estructura, en lo colectivo, que en lo individual, y fue decididamente a fichar jugadores estrellas del pasado Mundial, como james Rodríguez, Toni Kroos o Keylor Navas, pero dejando en el camino, por distintas razones, a jugadores clave como Xabi Alonso, Angel Di María o antes, a Mesut Özil.

Sumado a la lesión de Luka Modric y a la de Sami Khedira (luego en conflicto), y con escaso uso del fichaje de invierno, Lucas Silva, o de Asier Illarramendi,. Ancelotti acabó colocando a Sergio Ramos como volante central, posición que no siente y que genera que rinda muchísimo menos que lo habitual como central.

Estos cambios tácticos, sumados a malos momentos como los que atravesó Gareth Bale, la lesión de Karim Benzema, aunque acertadamente reemplazado por Javier “Chicharito” Hernández, cuando le tocó ingresar, aunque haya derivado en muchas oportunidades en un 4-2-2-2 (con James e Isco por detrás de Cristiano Ronaldo y Bale), determinaron cierta irregularidad en los tramos finales de temporada, que costaron demasiado, al punto de que con una plantilla riquísima y variada, el Real Madrid acabe 2014/15 sin ningún título oficial.

Tampoco el Atlético pudo repetir la hazaña de la temporada anterior, algo lógico si se tiene en cuenta que lo hecho en 2013/14, ante dos plantillas como las de Real Madrid y Barcelona, es un hecho excepcional.

Aún así, consiguió ganar la Supercopa de España, avanzó en la Copa del Rey dejando de lado al Real Madrid y este equipo acabó eliminándolo de la Champions League recién en el final de la serie.


Cabe recordar que el Atlético se desprendió de jugadores de notable rendimiento como el portero Courtois, el lateral Filipe Luis o el delantero Diego Costa, y aunque llegaron jugadores de buen nivel, no alcanzaron el de sus antecesores, aunque el más que probable tercer puesto en la Liga, sumado a los desempeños en las otras competiciones, le siguen dando vigencia y lo proyectan a continuar en los primeros planos en la próxima temporada.

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