Por lo general, se observa que en las federaciones
europeas, la representatividad y el criterio democrático son más amplios que en
Sudamérica.
Al presidente de la FIGC (Federación Italiana de
Gioco Calcio) se lo elige a través de una Asamblea compuesta por delegados de
clubes profesionales y amateurs (Dilettanti) con no menos de un año de
inscripción y participación en los torneos de la institución, y que tiene cada
uno un mandato por cuatro años. El reparto es del 34 por cuento para las ligas
profesionales, 34 por ciento para las amateurs, 20 por ciento para los
futbolistas, 10 por ciento para los directores técnicos y 2 por ciento para los
árbitros, cuya única condición es que no estén en actividad.
De esa Asamblea
también participan, aunque sin derecho a voto, el presidente de honor de la
FIGC, el presidente y el vice salientes, presidentes de Comités Regionales
amateurs, el presidente de la Corte de Justicia Federal, el de la COVISOC
(comisión de control financiero de los clubes) y componentes del Colegio de
Revisores de Cuentas. La elección debe respetar los estatutos del CONI (Comité
Olímpico Italiano) y los clubes que no estén al día con su pago de afiliación
no tienen derecho a voto. Los comicios son fiscalizados por la Corte de
Justicia Federal.
En España, aunque también hay una gran amplitud de
votos como en Italia, hubo varias controversias con el actual presidente de la
Real Federación ( RFEF), Angel María Villar, quien está en el cargo desde el 29
de julio de 1988 y es quien convoca a la
Asamblea General. Los mandatos de los presidentes son por cuatro años y la
Asamblea tiene 180 miembros, entre ellos el propio presidente de la RFEF, los
titulares de las 19 federaciones autonómicas y representantes de clubes,
futbolistas ( profesionales y amateurs), árbitros ( profesionales y amateurs) y
directores técnicos ( profesionales y amateurs), clubes, deportistas y
entrenadores de fútbol sala, el
secretario general, el administrador general y el director del área jurídica.
Los comicios deben llevarse a cabo en los años de
los Juegos Olímpicos de verano (es decir que habrá en 2016) por sufragio
“libre, directo, igual y secreto”, según el estatuto. Debe tenerse en cuenta
que en España, además existe la Liga de
Fútbol profesional (LFP), que depende de la RFEF, pero que tiene los derechos
de televisión de la Liga y que en los últimos años se ha mantenido en conflicto
con la RFEF y actualmente está más cerca de la Secretaría de Estado para el
deporte que depende del presidente de Gobierno, Mariano Rajoy.
En el caso de la Federación Alemana (DFB), los
delegados que eligen presidente son 259, de los cuales el 33 por ciento
proviene del fútbol profesional y el resto, del amateur. Se vota por mayoría
simple y en una urna. El voto es secreto.
En Sudamérica, las votaciones para presidente en las
federaciones difieren mucho. En Chile, el sistema tiene un parecido mínimo con
España porque además de la Federación, aparece con fuerza la Asociación Nacional
de Fútbol Profesional (ANFP). En ésta sólo votan clubes profesionales en listas
completas y se elige un presidente y 6 directores. En total, son 32 votos, 16
de clubes de Primera A y 16 de la B, aunque los de la A valen doble. A su vez,
la ANFP controla la Federación al designar a la mayoría de sus miembros (4
sobre 7), y los 3 restantes provienen de la Asociación Nacional del Fútbol
Amateur y también al presidente.
Para presidente de la Asociación Uruguaya (AUF)
votan los 16 clubes de Primera División, y toda la Segunda tiene un voto más,
es decir que son 17 los electores y con el sistema de mano alzada, salvo que
algún club pida que sea secreto.
Para presidente de la Confederación Brasileña (CBF),
hay 67 votos (40 de clubes, de Primera A y B –éstos se agregaron hace pocos
meses-, y 27 de federaciones estaduales). El requisito para ser candidato es
tener al menos el apoyo de 8 federaciones estaduales y 5 clubes de la A.
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