Mauricio Macri y la mayoría de los dirigentes del
PRO bailaban entre los globos al compás de Gilda en el Complejo Costa Salguero
cuando el presidente de Boca Daniel Angelici quiso entrar con su familia a la
zona VIP pero al rato, tuvo que regresar solo y ya no con la mejor cara.
Lejos de lo ocurrido diez días más tarde, cuando el
mismo Angelici recibía a Macri para darle el carnet de socio honorario
deshaciéndose en loas por su jefe político, cuando le agradeció “por lo que
hiciste en Boca, por lo que hiciste en la Ciudad, y por lo que vas a hacer como
Presidente de la Nación”, ambos venían de situaciones de enorme tensión.
Macri, apasionado del fútbol al punto de reunirse
con el presidente de Boca a pocas horas del Balotaje, lo presionó para que
cambiara gran parte de los integrantes de peso de la lista oficialista para que
salieran dirigentes como César Martucci, Marcelo London o José Requejo y
colocar a gente más “potable”. Sólo volvió Juan Carlos Crespi, a pedido de Carlos Tévez, y en un extraño
lugar, aunque su hijo es candidato a vocal.
Conocedores del “Mundo Boca” y del PRO sostienen que
el principal hecho que a veces logra distanciar a Macri de Angelici (pese a que
éste forma parte de su tropa y llegó a la presidencia del club bendecido por su
jefe político desde su cargo de tesorero en tiempos de su rechazo a renovar a
Juan Román Riquelme por cuatro años), es que el actual titular xeneize tiene
juego propio en el ámbito judicial.
De hecho, por sus contactos con el Juego, Angelici
no sólo sería el nexo entre Macri y Cristóbal López (de hecho, para unas
elecciones anteriores en el club, consiguió que éste dejara de apoyar a una
lista opositora) sino que lo será con buena parte del aparato judicial, aunque
ahora el presidente electo de los argentinos haya colocado en la AFI (ex SIDE)
a uno de sus viejos amigos y hombre de estrecha confianza, el contador Gustavo
Arribas.
Angelici, por ejemplo, venía quejándose amargamente
del juez Manuel De Campos por las causas que llevaba sobre la relación entre
Boca y “La 12”. “No puede ser que tenga 143 teléfonos tomados para investigar”,
solía decir con conocimiento total de la causa, hasta que en abril de 2015, la
Sala VII de la Cámara de Apelaciones decidió apartar a De Campos de todas las
causas, incluida la de asociación ilícita, casualmente justo a ocho días del
comienzo de la serie de Superclásicos del torneo local y la Copa Libertadores.
La designación de Gustavo Arribas en la AFI tampoco
tiene nada de casual. Ya Macri había tenido un anterior cortocircuito con
Angelici cuando éste dejó de lado a su amigo, integrante del Grupo HAZ Football
World Wide Limited.
HAZ no es otra cosa que las iniciales de los tres
socios: Fernando Hidalgo, Arribas y el ex periodista y multiempresario israelí
Pinjas Zahavi, que llegó a intervenir en la oscura transferencia de Carlos
Tévez al Corinthians de Brasil a fines de 200évez al Corinthians de Brasil a
fines de 2004 al Grupo Media Sports Investmets (MSI), por el que a Boca le habrían
quedado 18 millones de dólares aunque nunca se supo a ciencia cierta cuánto dinero desembolsaron los paulistas, en
ese momento manejados por Kía Joorabchián, ligado al multimillonario ruso Boris
Berezovski.
Hasta el propio presidente brasileño Luiz Inácio da
Silva “Lula”, fanático corinthiano,
llegó a preguntarse “quién es Tévez” porque el Apache no llegó a dar una
sola entrevista a medios locales en su estadía. “Es que había temor de que
dijera algo que alterara el delicado equilibrio entre la vieja dirigencia del
club y los que respondían a los rusos”, le dijo a este colega un importante
editor de una de las revistas de más historia en ese país.
Arribas sería parte del grupo que está a punto de
adquirir al delantero Jonathan Calleri en una cifra cercana a los 10 millones
de dólares para luego ser transferido al fútbol italiano o al inglés, si bien
el futuro funcionario nacional estuvo también congelado un tiempo por Eduardo
Gamarnik y otros empresarios, hasta que una vez más, tuvo que intervenir Macri
para reabrir las puertas de su amigo.
“El Negro” Arribas, de 57 años y residente en
Brasil, ya había formado parte del Fondo
Común de Inversiones armado por Macri apenas llegado a Boca, en 1996, para
poder fichar a Martín Palermo o Walter Samuel, y ahora mismo, tiene el pase de
Lisandro “Licha” López, del Inter de Porto Alegre, y con ganas de retornar a
Racing Club.
“La verdad es que es increíble el dinero que ganan
estos tipos”, solía decir Macri a un dirigente amigo y luego opositor en Boca,
en referencia a los intermediarios que merodean al club desde su llegada en
diciembre de 1995.
Los opositores a Angelici dudan sobre su suerte en
un día sin partido, y como parte de un fin de semana largo. Se quejan de que
hay 700 carnets con el mismo domicilio en Ezeiza, 300, cuyas cuotas se pagan
cada mes con la misma tarjeta de crédito y 1000 con más antigüedad en el club
que la propia edad del asociado.
“Mauricio no tiene formación política ni cultura,
pero sí un uso envidiable del poder”, reconoce un acérrimo opositor en Boca.
Angelici lo tiene muy claro.
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