El holgado triunfo de Daniel Angelici en las
elecciones presidenciales de Boca Juniors es apenas un botón de muestra de un
resultado esperable. Con una oposición dividida entre Amor Ameal yJosé Beraldi,
que no supieron encontrar los caminos para unirse, al oficialismo le resultó un
poco más transitable el camino del éxito.
De todos modos, hay dos elementos fundamentales para
tener en cuenta: que entre las dos listas opositoras hubo más votos que para el
oficialismo, cosa que Angelici deberá atender en su próxima gestión, como que
las tres listas, en un acto de sinceramiento que deberían tener, nacieron en el
mismo riñón: el del macrismo.
No hay que olvidarse de que Beraldi formó parte de
la conducción y que el propio Ameal surgió a la notoriedad tras la muerte de Pedro
Pompilio, aunque luego su camino se bifurcó.
Lo que sorprendentemente ocurrió en Boca, y ya viene
sucediendo desde hace tiempo, es que no ha logrado emerger un movimiento
alternativo real, como el que por ejemplo hubo en tiempos de Antonio Alegre,
Carlos Heller y Pablo Abbatángelo,
aunque bien pudo haber otras ideas distintas.
Raro es que un club con tantos socios como Boca, con
tanto arraigo en todo el país, no presente listas alternativas que propongan
otra relación con los socios, con la comunidad, con la dirigencia política,
otro compromiso para erradicar la violencia o bien para denunciar el accionar
policial y delincuencial de la zona o entablar otro tipo de relación con los
vecinos y hasta con la AFA, tras el desastre de la frustrada elección pasada.
El debate presidencial se redujo a algunos medios,
con periodistas “de la casa” y algunos pocos allegados, y a pocos temas como
quién debe ser el Dt del equipo profesional de fútbol, si la Bombonera debe
seguir o si se debe construir otro estadio, qué jugadores vendrían, y la
relación con “La 12”.
De hecho, en los días previos a las elecciones, las
típicas preguntas de la prensa a los tres candidatos se redujeron a no más de
cinco o seis, prueba de lo que se sostiene.
El triunfo de Angelici, además, genera la inquietud
sobre si el otra vez presidente de Boca podrá culminar su mandato de cuatro
años o si será cooptado por el Gobierno nacional para alguna función, tal como
denunció la aliada macrista en el nivel nacional Elisa Carrió, quien colocó al
dirigente boquense como parte fundamental de la Justicia de la Ciudad de Buenos
Aires, desde su manejo de jueces y fiscales en Comodoro Py.
En un artículo que hemos publicado en el Diario
Perfil el pasado domingo y que puede leerse en este blog, hemos dado un claro
ejemplo del accionar de Angelici en el ámbito judicial, cuando consiguió quitar
de las causas de “La 12” al juez Manuel De Campos, y a pocos días de que
comenzara la serie de los tres Superclásicos de 2015, el del campeonato y los
dos de la Copa Libertadores.
Si sumamos que como planteó Horacio Verbitsky en el
diario Página 12 del mismo domingo, el jefe de Gabinete de Seguridad de la
provincia de Buenos Aires será Marcelo Rochetti, quien supo ser abogado defensor
de conspicuos barras bravas de Boca y de River Plate, es como para estar
atentos a los próximos pases en todos los sentidos.
Se supone que en poco tiempo, Angelici llamará a un
promocionado plebiscito para la construcción de un nuevo estadio que albergue a
muchos miles de espectadores más y que termine con el problema estructural de
los “socios adherentes”, que esperan su oportunidad en una larga lista, y que
sin importar mucho el juego, sino los resultados, continue como entrenador
Rodolfo Arruabarrena.
Son datos que hacen a una parte del todo, porque con
Angelici es muy probable que haya una continuidad al negocio de las
concesiones, las barras “oficial” y “paralela”, los extraños pases de
futbolistas al exterior, en algunos casos siendo muy jóvenes y con gran futuro,
para no decir que hay otras operaciones opacas como el más que promocionado
regreso de Carlos Tévez por un poderoso grupo mediático (que titula con el
Apache en vez de Boca en cada logro del equipo), por el que el club pagó 5
millones de dólares y los pases de jugadores con futuro como Vadalá o la
prioridad por Cubas a la Juventus, cuando un año más tarde, el crack hubiera
llegado gratis por quedar libre al finalizar su contrato con los italianos.
Tampoco hay acceso al documento del acuerdo de Boca
con el Barcelona por el manejo del fútbol juvenil, algo que tampoco quiere
mostrar el club catalán, por lo que nos dan a entender que hay algo, o varias
cosas, que no quieren que sepamos.
Nos dicen que no quieren que Boca juegue como el
Barcelona, pero firman convenios con ese club y quien coordina las divisiones
inferiores, proviene de la estructura azulgrana como “Coqui” Raffo. Sería bueno
tener una versión más coherente del tema.
Angelici parece comulgar con Macri, a quien le
entregó días pasados un carnet de “Socio Honorario”, y sin embargo, es evidente
que en cuanto a la presidencia de la AFA, piensan y votan lo contrario. Macri
pretende que gane Marcelo Tinelli, y el presidente de Boca, Luis Segura, al
punto de pretender que se eligiera a mano alzada en el predio de Ezeiza, por
más que luego no prosperara.
Angelici dice representar el sentir del hincha de
Boca, supuestamente enojado por el accionar de San Lorenzo en aquel partido que
iba a suspenderse por la participación de la selección argentina en dos
amistosos, en el que además perdió sobre la hora, pero estas estimaciones son
más que dudosas. En cada encuesta mediática, los votos de los hinchas de Boca
van mayoritariamente hacia Tinelli.
Angelici representa, por fin, la continuidad de un
Boca “fashion”, de un club con fans, no con “fanas”, con mucho glamour,
blanquitos de clase media en las tribunas, palcos carísimos con mozos sirviendo
champagne, y diálogos de computación en los regresos en colectivo, lejos de
aquellos que golpeaban los techos con el clásico “dale boooo”.
Esos, sólo
acceden a la Bombonera cuando hay entrada gratis, como en festejos de títulos o
la extraña presentación de Tévez, con cámaras de un canal de TV cable casi
asociado al club, en zonas de privilegio y posterior escándalo periodístico más
que conocido.
Todo eso y mucho más es Angelici, representante de
una manera de hacer política de club. Nada menos que un macrismo futbolero que
hizo alianza con un sector radical (el Coti-Nosiglismo) y que maneja el Juego
como pocos.
Para Angelici, es para cantar Bingo. Cuatro años más
del Boca Fashion. Macrismo en la Ciudad, en la provincia, en la Argentina…y en
Boca, por si faltara un polo más de poder.
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