domingo, 12 de junio de 2016

La personalidad de Messi (Yahoo)



Al margen de la intencionalidad (si sabía o no que el micrófono que tenía puesto estaba abierto), Diego Maradona volvió a abrir un frente de polémica sobre su compatriota Lionel Messi, cuando desde Francia, y dialogando con Pelé, antes de un acto que compartieron, señaló que el crack de la selección argentina y del Barcelona “es una buena persona pero no tiene personalidad de líder”.

Las declaraciones de Maradona, que fue su entrenador en el Mundial de Sudáfrica 2010 y justamente allí le dio la cinta de capitán en uno de los partidos, recorrieron el mundo y al día siguiente las ratificó pero aclaró que “hay que dejarlo jugar y no presionarlo para que sea líder”.

Messi no había jugado en el primer partido de la Copa América Extra de los Estados Unidos porque arrastraba una lesión en su espalda desde el último partido amistoso de preparación ante Honduras, y tuvo mucho desgaste físico al tener que recorrer muchos kilómetros hasta Barcelona para estar presente en el juicio por supuesta evasión fiscal.

La duda era si entraría o no en el segundo partido ante Panamá, un rival que parecía mucho más accesible que el primero, Chile, el anterior campeón de América 2015, al que Argentina, sin jugar bien, acabó ganando 2-1.

Gerardo Martino, el entrenador de la selección argentina, había generado alguna duda cuando afirmó en la conferencia de prensa previa que Messi jugaría ante Panamá, pero nunca dijo en qué momento lo haría, si desde el principio o más adelante, como para ir readaptándose al juego de su equipo, porque, confirmó, ya tenía el alta médica.

La selección argentina había comenzado con un rápido gol de Nicolás Otamendi, de cabeza, y todo parecía más fácil porque obligaba a Panamá a salir, aparecerían los espacios y las chances de una goleada eran claras. Pero no fue así. Los centroamericanos plantearon un partido casi de baloncesto, con infracciones permanentes, la pelota estuvo detenida mucho tiempo, y aún con un jugador de más desde la misma primera parte, el equipo albiceleste no pudo aumentar el marcador.

Fue así que Martino, complaciendo a todo el estadio Soldier Field que pedía por Messi, hizo ingresar al genio del Barcelona a falta de treinta minutos. Y allí se produjo la gran explosión.  Tres goles, todos de distinta factura, uno de ellos de un libre directo angulado y los otros, más cerca del portero rival y aprovechando errores defensivos, marcaron exactamente la dimensión del diez argentino, y la distancia que existe no sólo con sus rivales sino incluso con sus propios compañeros.

Hasta tuvo tiempo de un gran cambio de frente para Rojo, para que llegara el quinto gol, por parte de Sergio Agüero para un 5-0 final que parece que las distancias fueran mucho más grandes de lo que realmente fueron, pero Messi puede hacerlo posible siempre.

Y entonces surgió el tema de la frase de Maradona. ¿Messi no tiene personalidad de líder o es que el ex jugador del Nápoli se refiere a que para serlo hay que tener una opinión propia fuera de las canchas y una exposición mediática importante, o responder duramente a las infracciones rivales, o discutir frecuentemente con los árbitros?

El liderazgo no es de una única manera, ni en el fútbol ni en la vida. Maradona reunió determinadas características que generaron que fuera admirado y seguido por muchísimos aficionados al fútbol porque gustaba de tener posiciones fuertes en muchos temas (entre ellos sobre el Papa, Fidel Castro, la política argentina o George Bush), y era de los que discutía con los árbitros los diferentes fallos en el campo de juego.

Messi es más introvertido, prefiere dedicarse a jugar al fútbol, y mantiene un bajísimo perfil sobre su vida privada y sus opiniones fuera del fútbol, al punto de responder sobre el juego colectivo cuando la prensa alaba sus actuaciones (como ante Panamá) y califica de “locura” que lo comparen en los Estados Unidos con el ex basquetbolista Michael Jordan.

Son personalidades distintas: Messi responde siempre en el campo de juego, como con simpleza ocurrió con Panamá. Sin él, Argentina trataba de mantener como podía un 1-0 con un jugador de más. Gracias a él, Argentina pasaba a golear 5-0 y todo se simplificaba.

¿No es líder quien cambia el juego, quien pide siempre el balón, quien transforma un sistema, quien revoluciona un partido, quien define cada una de las jugadas en tiempos muy cortos? En todo caso, es otro tipo de liderazgo, el del juego, el que no necesita de palabras altisonantes sino de un talento maravilloso.

A propósito, el mismo Messi que aún sigue siendo criticado por una cantidad de argentinos (aunque sustancialmente menor que hace dos o tres años), se encuentra ahora a un solo gol de Gabriel Batistuta (54 a 53) para convertirse en el máximo goleador de la historia de su selección, por si le falta algún otro récord por batir.

Muchos de sus detractores o críticos siguen estableciendo la raya divisoria en que Maradona ganó un Mundial y Messi aún no. Pero la impresionante carrera de la estrella del Barcelona exime de todo comentario y además, su historia en el fútbol no terminó y tiene para bastante tiempo.


¿Líder? A Messi no parece ni interesarle siquiera la pregunta. Su única respuesta, siempre, pasa por lo que hace en los campos de juego.

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